PEDAGOGÍAS LATINOAMERICANAS
Tierra mía, sin nombre,
sin América
(Pablo Neruda)
Por Carla Wainsztok
- Pedagogía posibles definiciones
¿Cuántas veces utilizamos un concepto sin preguntarnos mucho por
él? ¿Cuántas veces no podemos nombrar nuestras prácticas? ¿Qué relación existe
entre nuestras intuiciones y el desconocimiento de las pedagogías
latinoamericanas? En este primer punto queremos definir de alguna manera el
nombre de las pedagogías latinoamericanas.
Anhelamos
construir unas pedagogías emancipadoras latinoamericanas por ello “no
quisiéramos construir una pedagogía que, como siempre, refleje los avances
ocurridos en otros países, bajo otra historia, otras condiciones sociales,
otras prospectivas. Si pensamos que hay que analizar esos aportes, interpretándolos
en función de nuestra particular historia”
(Silber; 2000: 118)
Y desde nuestras particulares historias retomamos la siguiente
definición de pedagogía “no practicamos esa ciencia (la pedagogía) sólo por el
saber mismo, (…) sino como fundamento y en servicio de una praxis” (Simmel,
2008:12) En esta primera definición nos encontramos con una idea fuerte y es
que nuestras reflexiones están imbricadas con nuestras prácticas.
Las nuevas
categorías, las nuevas palabras no descienden del cielo a la tierra, ni salen
de cavernas oscuras, ellas provienen de las prácticas sociales. De nuestras
prácticas sociales. En este caso de nuestras prácticas pedagógicas. De nuestro
trabajo en el aula.
Continuemos
con otras definiciones que deseamos hacer propias “La pedagogía es un complejo
y cambiante conjunto de intervenciones teóricas y políticas en el interior de
las relaciones entre el conocimiento y la autoridad, y la forma en que estas
últimas se expresan y estudian dentro de los contextos específicos. En parte esto
significa que a los asuntos concernientes a la enseñanza, el aprendizaje, el
deseo y el poder siempre se los debe estudiar como parte de un conjunto de
narrativas directrices a qué clase de futuro uno quiere construir para las
generaciones futuras, lo que significa crear un mundo sin injusticias y demás”
(Giroux, 1997)
Entonces
podemos definir en un primer momento que estamos construyendo una pedagogía que
es un conocimiento reflexivo, que interviene en las prácticas concretas desde y
en este continente laborioso para construir un mundo con justicia social y
cognitiva.
Pero también
sabemos que la comunidad enseña, por ello afirmamos que hay diferentes
proyectos pedagógicos culturales como diferentes proyectos de país. Y si nos
permitimos pensar y nombrar una pedagogía latinoamericana es porque en nuestro
país desde el 2003 y en gran parte del continente existe un contexto de unidad
latinoamericana.
2. Sobre
los nombres de este continente laborioso
A esta bonita región la podemos nombrar como la Patria Grande, la América Morena o Meridional,
Nuestra América, Indo América o, Abya Ayala. Pero de todas estas denominaciones
elegimos América Latina.
En 1856 Francisco Bilbao en una conferencia citó por primera vez
este nombre. Bilbao era un pensador antiimperialista y anticolonial. Por lo
cual el malentendido acerca de la voz francesa en la denominación latina no es
correcta. En todo caso y para hacer más extensivo el nombre podemos decir
América Latina y el Caribe.
Como buenos docentes comencemos con una tarea para el hogar,
querido lector/a intente encontrar en los anaqueles de diferentes librerías,
los libros de pedagogías latinoamericanas, yo lo he procurado en miles de
ocasiones y siempre con el mismo resultado. Pero este no es un tema de las
pedagogías, busque también textos de Filosofía latinoamericana, de Teoría
Latinoamericana.
Deseamos aclarar dos cuestiones en primer lugar que un pensamiento
latinoamericano no lo es por una cuestión geográfica sino política.
En segundo lugar a la expoliación económica debe agregarse la
colonización mental, la colonización pedagógica. De esta manera me permito una
metáfora nos robaron las cuentas y los cuentos; es decir nos privaron de los
relatos de Nuestra América. De los relatos históricos, filosóficos, sociológicos,
pedagógicos.
Si a esto le sumamos una formación docente “colonizada” nuestra
tarea es ardua, construir junto a una pedagogía latina, los sujetos que las
enuncien. Los/as docentes que la puedan nombrar para poder dar sentido a sus
prácticas pedagógicas. Es necesario crear no una sino miles de aulas donde se
enseñen nuestras pedagogías.
3. Nuestra América cabe en un aula
No es casual
que Rodríguez, Martí, Taborda, Arizaga y Freire por sólo nombrar un puñado de
autores reflexionen sobre una pedagogía para la autonomía. Una pedagogía propia
debe pensar en términos autónomos, no debe imitar, debe construir sus marcos
teóricos para comprender sus realidades.
Una docencia
latinoamericana implica alegría, esperanzas de compartir la construcción de la Patria Grande. Con todas y
todas, no para formar ciudadanos/as sino para formar pueblos.
La docencia es una apuesta, no hay obra terminada, no hay proyecto
acabado, hay sueños, hay la construcción de una comunidad de pensamiento. Una
comunidad latinoamericana de pensamiento.
Nuestra
América es un aula, estos son tiempos de ensayos. De ensayos como escritura y
como práctica pedagógica política. América Latina cabe en un aula, en un aula
bonita, profunda y llena de nombres propios.
Bibliografía
- Giroux, Henry (1997) Pedagogías viajeras
- Silber, Julia (2000) Acerca
de la construcción del campo pedagógico desde el paradigma crítico en Análisis
político y propuestas pedagógicas , Buenos Aires, Aique.
- Simmel, Georg (2008) Pedagogía
escolar, Barcelona, Gedisa.