Sueños que van creciendo
Agosto empieza celebrando a la Pachamama y camina
homenajeando a las víctimas de Trelew, entrecruzando alegrías y llantos,
victorias y derrotas; que si las sabemos aprovechar, permiten ejercitar la
memoria y recuperar nuestras raíces para así lograr en comunión proyectar el
futuro.
Al día de hoy, mientras el orden
neoliberal en el mundo sigue respondiendo a la crisis con ajustes y a las movilizaciones
con represión, los números locales llegaron para dar su contundente veredicto,
sacando a la luz lo que la mitad más uno viene expresando hace tiempo: ni un
pasó atrás. Lamentablemente, pareciera que los 38 puntos de diferencia no le sirvieron
a varios para hacer una sincera y profunda autocrítica de su fracaso. Resultan
ya graciosos sus intentos de buscarle el pelo al huevo con boberas tales como
que hubo fraude o faltaban boletas y otras más etcéteras que lo único que
logran es desprestigiar el actual sistema democrático. Pero ¿cuál es el
problema para nosotros? Que nunca van a lograr ponerse a la altura de lo que
estos tiempos demandan, y seguirán en la política del chiquitaje, cumpliendo órdenes
de las corporaciones, perseverantes en su esencia antinacional.
Los resultados poco tienen de viento de cola.
La confianza del voto popular reafirma los sueños de seguir transitando por el sendero
de crear trabajo, de incluir a los sectores marginados, de luchar contra los
monopolios económicos y mediáticos, de reencontrarnos con nuestros hermanos
latinoamericanos, y de una vez por todas, ponernos a trabajar todos juntos.
Como decimos desde el primer número: todavía mucho es lo que falta,
pero por este camino andamos más cerca de realizarlo.
Con esta nueva edición de El Pancho La Coca buscamos abonar a los desafíos de
siempre, cada vez más seguros de que compartir ideas y pensamientos con
ustedes, es la fuerza madre de todas estas palabras.