THE WAR IS NOT OVER
Notas
sobre el discurso de Obama
Por Eva Stilman
evastilman@elpancholacoca.com.ar
1 de mayo, día internacional del trabajador.
Este año tuvo lugar una gran jornada de movilización con numerosos actos, reivindicaciones
y protestas en países centrales y periféricos. Cuando estaba terminando el día
símbolo de la lucha de los trabajadores en el mundo, habló el presidente de los
EEUU, Barack Obama. Casualidad o causalidad, cada cual juzgará.
Resulta evidente que un discurso del presidente
de la principal potencia militar tiene cobertura mundial, pero teniendo en
cuenta además de que se trata de un feriado internacional, podemos afirmar que
existen pocas probabilidades de evadir la noticia. El discurso de Obama tiene
como interlocutores al pueblo
estadounidense y al mundo, plantea
dar un mensaje (o varios, en realidad) no sólo a los habitantes de EEUU sino a todos los habitantes del planeta.
Dejando en claro esto, veamos cuáles son algunos de los mensajes que el
presidente Nobel de la Paz
emitió al mundo.
La
familia (norte) americana
Con lo que respecta al mensaje especialmente
destinado al pueblo norteamericano, el énfasis estuvo puesto en la apelación a
la cohesión interna bajo la imagen de “famila
americana” que se reúne a partir de un atentado proveniente de un enemigo
externo, pero que puede estar en cualquier lado. El relato de Obama sobre el 11
de septiembre utiliza frases como “un
luminoso día”, “un cielo sin nubes”,
donde se puede entrever la idea de que todo funcionaba de maravillas en la vida
cotidiana estadounidense, hasta que alguien interrumpió el sueño
(norte)americano. Interrupción que al mismo tiempo unió a la familia
(norte)americana: “El 11 de septiembre de
2001, en nuestro tiempo de dolor, el
pueblo estadounidense se unió. Ofrecimos una mano a nuestros vecinos, y a
los heridos, nuestra sangre. Reafirmamos nuestros lazos en común, y nuestro
amor por la comunidad y el país. Ese día, sin importar de dónde veníamos, a qué
dios orábamos, o de qué raza o grupo étnico éramos, nos unimos como una familia americana.”
Es bien sabido que las guerras son una
herramienta de cohesión interna. Los Estados-Nación capitalistas (en especial
los expansionistas) han utilizado este tipo de recursos a lo largo de su
historia. La guerra constituye no solamente un negocio, sino que es una
herramienta fundamental para sostener y/o consolidar órdenes sociales
(políticos y económicos) tambaleantes. El imaginario colectivo se crea a partir
de la construcción de un enemigo amenazante, frente al cual hay que unirse para
combatirlo y en donde no cabe hacer críticas hacia el interior.
El
relato de una guerra global
Obama sostiene que “pronto supieron” que los ataques fueron perpetrados por Al Qaeda,
organización que “había declarado
abiertamente la guerra a Estados Unidos y se había comprometido a matar
inocentes en nuestro país y en todo el
mundo. Y así fuimos a la guerra contra Al Qaeda, para proteger a nuestros ciudadanos, nuestros amigos y nuestros aliados.” El
compromiso de matanza de inocentes era supuestamente “en todo el mundo”, sin embargo EEUU fue a la guerra para proteger a
sus “ciudadanos, amigos y aliados”.
He aquí una cuestión fundamental que se desprende en dicha frase, porque en
todo caso, los que estarían en riesgo serían los “ciudadanos, amigos y aliados” de los EEUU y no “todo el mundo”, por lo que hacer eco de
“el mundo bajo amenaza” resultaría una verdadera falacia. Otra posibilidad es
que EEUU esté intentando poner en situación de alerta a todo el mundo para
crear la necesidad de convertirse en amigos o aliados a los países que todavía
no lo han hecho. Si fuera así estaríamos frente a la tradicional lógica
mafiosa: yo creo y te meto en una situación de peligro, para ofrecerte luego
protección.
En el relato alarmista se incluye a sujetos
que no tienen porqué preocuparse de posibles represalias. Esto ha sido
reforzado por los medios hegemónicos del mundo y sus equivalentes locales bajo
el lema: “El mundo bajo amenaza” que
han repetido incansablemente. Los canales de noticias dieron una cobertura
triunfalista, seguida de un curioso complemento: el miedo. Merece nuestra
atención cómo se puede llegar a conjugar triunfo con miedo. Si algo caracteriza
a un discurso triunfalista es precisamente una especie de omnipotencia, propia
del recién vencedor. No resulta muy creíble que alguien que acaba de triunfar
sienta miedo, a excepción de que considere que su triunfo no es muy justo que
digamos. Sin embargo, Obama repite la palabra justicia, así que, al menos en lo
que concierne a este discurso, no sería el caso. Otra de las opciones es que el
triunfo pertenezca a unos y el miedo deba pertenecer a otros. En este caso, sí
es posible conjugar en un mismo discurso triunfo y miedo: el triunfo le pertenece
a un aparato militar y el miedo le pertenece a todos los ciudadanos y
ciudadanas de todas las partes del mundo.
Yo,
el Comandante en Jefe
Obama deja en claro que se ha puesto a la
cabeza de la lucha antiterrorista: “ordené
a Leon Panetta, director de la CIA”,
“decidí”,
“bajo mi dirección”, “como Comandante en Jefe”. Obama nos dice: Sí, yo,
Obama, el que recibió el Nobel de la
Paz, soy ante todo el Comandante en Jefe de la potencia
militar imperial más poderosa del mundo.
Es ante todo el presidente de los EEUU, país
que “puede hacer lo que se proponga”.
No sólo eso, sino que establece una línea de continuidad al citar
explícitamente al ex presidente Bush: “He
dejado claro, al igual que el presidente
Bush lo hizo poco después del 11-S, que nuestra guerra no es contra el
Islam”. Obama establece una continuidad con la política intervencionista, aclarando
a sus “amigos y aliados” islámicos que con ellos no hay problema mientras,
claro está, continúen colaborando con la lucha antiterrorista.
Obama construye (o más bien, retoma) un
relato acerca de cuándo comenzó la guerra: “El
pueblo estadounidense no eligió esta
lucha. Llegó a nuestras costas, y comenzó con la masacre sin sentido de
nuestros ciudadanos”. Obama omite las intervenciones norteamericanas en
Medio Oriente y sostiene el mito de que todo comenzó un 11 de septiembre. La
guerra “les llegó”, las labores de su aparato militar en el mundo nada tuvieron
que ver. No hay un antes que explique o intente explicar un 11 de septiembre,
porque las causas que podrían motivar atentados a EEUU (o a sus amigos o aliados) son definidas como “sin
sentido”. Otra de las omisiones que hace Obama con respecto a la “guerra
antiterrorista” es precisamente la invasión estadounidense a Irak.
Cuando Obama hace referencias al aparato
militar estadounidense y sus respectivas colaboraciones de inteligencia no hay
más que halagos y agradecimientos: “incansable y heroico trabajo de
nuestro ejército y nuestros expertos en contraterrorismo”, “tras años de duro trabajo de nuestros
servicios de inteligencia”, “Un pequeño grupo de estadounidenses llevó a cabo
la operación con extraordinaria valentía
y capacidad”, “damos gracias a
la inteligencia y a un sinnúmero de profesionales de la lucha contra el
terrorismo que han trabajado incansablemente
para lograr este resultado”, “Damos
gracias por los hombres que llevaron a cabo esta operación, ya que
ejemplifican el profesionalismo, el
patriotismo y la valentía sin igual
de los que sirven a nuestro país”. Constantemente se revindica la efectividad
del aparato militar, remarcando así la necesidad de sostenerlo.
El
deber ser y el deber hacer
Cuando Obama le habla al mundo
aparece el famoso deber ser, claramente
imperativo: aquellos que creen en la paz y en la dignidad humana, deben saludar este asesinato. Obama
sostiene que “su desaparición debe ser bienvenida por todos los que
creen en la paz y la dignidad humana”. El término utilizado es
desaparición, palabra nefasta en la Argentina, al igual que la imagen de arrojar un
cadáver al mar.
Obama nos muestra además qué se debe hacer. La clave está en la
cooperación: “Con los años, he
manifestado en repetidas ocasiones que tomaríamos
medidas en Pakistán si tuviéramos la certeza de que Bin Laden se encontraba
allí. Eso es lo que hemos hecho. Pero es importante señalar que nuestra cooperación antiterrorista con Pakistán
nos ayudó a llegar hasta Bin Laden y el recinto donde se escondía”. El
mensaje es claro: esta es la forma en la cual queremos que se comporten las
naciones del mundo. Si nosotros decidimos que vamos a intervenir en su
territorio, ustedes deben cooperar en la lucha antiterrorista. Deberán
cooperar, porque la guerra no ha terminado: “Esta noche he llamado al presidente Zardari, y mi equipo también ha
hablado con sus homólogos paquistaníes. Están de acuerdo en que éste es un buen
e histórico día para nuestras naciones. Y en el futuro, es esencial que
Pakistán continúe unido a nosotros
en la lucha contra Al Qaeda y sus afiliados”. Pakistán es el ejemplo a
seguir. Obama sostiene que “en todo el
mundo, trabajamos con nuestros amigos y aliados para capturar o matar a decenas
de terroristas de Al Qaeda”. Es decir, EEUU no trabaja solo y es mejor que
todos colaboren.
Estados
Unidos puede hacer lo que se proponga
El mensaje final remarca que EEUU es y
seguirá siendo fuerte: “Seremos implacables en la defensa de nuestros ciudadanos y de
nuestros amigos y aliados. Seremos
fieles a los valores que nos hacen quienes somos”, “el logro de hoy es
testimonio de la grandeza de nuestro
país y la determinación del pueblo
estadounidense”, “La causa para asegurar a nuestro país no se ha completado. Pero esta noche, volvemos a recordar que Estados Unidos puede hacer lo que se
proponga. Esa es la historia de nuestra historia, ya sea la búsqueda de la
prosperidad de nuestro pueblo, o la lucha por la igualdad para todos nuestros
ciudadanos; nuestro compromiso de defender nuestros valores en el extranjero, y nuestros
sacrificios para hacer del mundo un lugar más seguro.” La “historia de su
historia” es que Estados Unidos puede hacer lo que se proponga porque es una
potencia imperial.
Al pueblo norteamericano le dice: si nos
unimos podemos hacer lo que queramos. No es momento de críticas, porque me he
puesto a la cabeza de la lucha antiterrorista. Esta es una demostración de la
efectividad de nuestro aparato militar. La guerra no ha terminado, debemos
temer represalias por ello necesitamos sostener a nuestro aparato militar.
Al mundo le dice: nuestro aparato militar
puede hacer lo que queramos, es mejor que cooperen. No nos importan los
juicios. No nos importan las leyes internacionales. EEUU sigue teniendo
vocación imperial más allá del Nobel otorgado. EEUU seguirá interviniendo (bajo
distintas formas) y atropellando las soberanías nacionales cuando lo considere
necesario, porque EEUU declara su “compromiso
de defender nuestros valores en el extranjero”.
Las potencias imperialistas necesitan
construir un enemigo para poner en marcha a sus aparatos militares y lograr
redistribuciones del mundo. Después de la caída soviética, han ido construyendo
al terrorismo como enemigo internacional para justificar intervenciones
militares, políticas y económicas a lo largo y ancho del mundo. Osama ha sido
siempre una excusa. Es cierto que a partir de este suceso el mundo tiene que
estar alerta porque se encuentra bajo una real y concreta amenaza: los Estados
Unidos de Norteamérica.
Nota: Para evitar que se acuse a
la traducción de malintencionada, he tomado la versión que publicó el diario
español El mundo, referente liberal
de derecha. Disponible en: http://www.elmundo.es/america/2011/05/02/estados_unidos/1304331032.html
También puede verse el discurso en: http://www.youtube.com/watch?v=qnGbPFltG18