Entre la
corresponsabilidad y la fragmentación
La
efectivización de derechos de adolescentes que conviven con VIH/SIDA
Por Natalia
Castrogiovanni
nataliacastrogiovanni@elpancholacoca.com.ar
Actualmente (hasta el 30 de Junio de 2009), la Dirección Nacional
de SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual, a través del “Boletín sobre el
VIH/SIDA en la Argentina”,
estima que 120.000 personas conviven con VIH/SIDA en la Argentina. De este
total, sólo alrededor del 60% conoce su condición de salud, registrándose
75.009 notificaciones de personas infectadas en el país. Por otro lado,
alrededor de 56.000 personas se encuentran realizando un seguimiento en el
sistema de salud.
La vía de transmisión con mayor cantidad de
casos relevada, corresponde para ambos sexos a la de relaciones heterosexuales,
siendo el porcentaje de ésta en la situación de las mujeres, el 87% y el 48% en
la de los varones. Respecto de la vía de transmisión vertical, el Boletín
identifica que el 2% de los varones han contraído VIH a través de esta vía, así
como el porcentaje asciende al 4% en mujeres.
Los datos antes arrojados pueden parecer
datos conocidos e inmóviles, pero en vistas de repensar las formas en que los
sujetos acceden –o no- a efectivizar sus derechos a la salud, es que algunas
categorías permiten pensar los pronósticos de aquellas personas que conviven
actualmente con el virus. Por otro lado, y centrándonos en el lugar de los
adolescentes de los sectores populares, les propongo pensar desde qué lugar
podemos repensar nuestro involucramiento con los procesos de salud-enfermedad.
Estas categorías representativas pueden ser:
vínculos significativos y corresponsabilidad.
Primero, debido a que los adolescentes se encuentran insertos en
sus familias, en sus redes de contención y en su comunidad, en contraposición a
entenderlos como sujetos-aislados, es que se definen los vínculos
significativos de los mismos como centrales para el desarrollo de las vidas de
los adolescentes: son aquellos presentes en la vida de los
sujetos en su cotidianeidad. Son esenciales a la hora de sostener y dar
respuestas a los sujetos, en dotar de significado a la vida de los mismos, de
manera recíproca y constante. Se pueden clasificar estos vínculos de la
siguiente manera: redes primarias (familias y grupos de pares) y redes
secundarias tales como: efectores de salud, educativas, recreativas y
religiosas, convivenciales, entre otras que se configuren como significativas
para los sujetos. Las redes primarias y secundarias actúan como ámbitos de sostén
de los adolescentes. Sin embargo, es a partir de su inserción situacional que
se presentan para los sujetos como un todo, mostrando distintos niveles de
vinculación o desvinculación, desde la conexión y lazos o desde la
fragmentación y desconexión.
Segundo,
es interesante plantear para ilustrar los vínculos significativos de los
adolescentes, la categoría de corresponsabilidad. La misma refiere a los
compromisos asumidos de los vínculos sociales, familiares, institucionales en
relación a cada uno de los sujetos –titulares- de derechos. De esta manera, la
corresponsabilidad actúa en la plena efectivización de los derechos de los
adolescentes a partir de entender como propios los derechos y obligaciones de
cada vínculo materializado por las políticas públicas en instituciones al
servicio de la sociedad.
De esta
manera, los procesos de salud-enfermedad de los adolescentes, complejizados por
el VIH/SIDA, pueden ser abordados junto a los adolescentes que atraviesan los
mismos procesos, a través del enfrentamiento con los conflictos que plantea la
existencia. Esto se da no sólo desde la “gestión” de la enfermedad, sino a
través de la corresponsabilidad institucional – territorial de los vínculos
significativos que participan de la vida de los adolescentes, efectivizando sus
Derechos Humanos, buscando –y encontrando- mayores niveles de libertad y
autonomía.
Por
eso, desde este pequeño lugar es que proponemos repensar desde nuestros lugares
de militancia, trabajo, recreación y cualquier otro, la inserción de personas
que conviven con VIH/SIDA y la corresponsabilidad en el tratamiento que aquello
implica. Porque la salud y la enfermedad no son sólo procesos biológicos, sino
esencialmente, procesos sociales, que nos involucran a todos.
Bibliografía consultada:
BOKSER,
Mirta; “Seres humanos – Personas – (su)
Personalidad Jurídica (viceversa y recíprocamente)”; Ediciones Colihue,
Buenos Aires, 2009.
BOKSER,
Mirta; “Derechos de Niñas, Niños y
Jóvenes: Políticas de Gestión Territorial”; Buenos Aires; Lumen Hvmanitas;
2005.
CASTEL, Robert; “La
Dinámica de los
Procesos de Marginalización: de la vulnerabilidad a la exclusión”; En El Espacio Institucional; Lugar
Editorial, Buenos Aires, 1991.