El
cáncer del régimen de Chávez
Por Modesto Emilio Guerrero*
Una
comunicación oficial más adecuada habría informado que el absceso pélvico es un
daño derivado, aunque evitable, de una enfermedad sexual juvenil mal curada con
síndorme prostático que tuvo efectos cancerígenos por las células muertas. Eso
requirió dos operaciones. Y que la diverticulosis con la que está
"batallando" es un resultado de las crecientes y fuertes tensiones en
el ejercicio del poder, desde que se le acumularon cuatro crisis inadvertidas
en apenas tres años.
La de
infraestructura por las lluvias, la de hidroenergía y agrícola por la sequía,
la económico-financiera llegada desde los centros capitalistas que tiró el PBI
abajo de 1, la de vivienda con más de ciento cincuenta mil damnificados y un
déficit histórico de más de un millón que no fue abordado en los primeros 10
años, la eléctrica y la más importante: una reducción progresiva en la base
electoral desde diciembre de 2007, manifestada en las parlamentarias del 26 de
septiembre del año pasado. Para completar este cuadró de alta delicadeza no
precisamente clínica, una crisis carcelaria hace un mes que provocó decenas de
muertos y heridos, todos evitables si se hubiera abordado una estrategia ´desde
hace 5, 7 0 10 años. Cada una de estas crisis impuestas por la realidad, aunque
algunas de ellas cruzadas con la ausencia de voluntad o la presencia de mala, o
pésima, gestión de varios ministerios, en los que la nueva burocracia y
corrupción, fragilizan la gobernabilidad.
Como me
dijo un cuadro político deCaracas: "El presi se está tomando un
descansito".
Lo que ha
podido ser un simple episodio humano de un hombre en el poder con derecho a
enfermarse, terminó en una misteriosa telenovela de capítulos insaciables.
¿Acaso es más grave que el trance oncológico del presidente paraguayo Fernando
Lugo, o el de Dilma Roussef?
Pero se
trata de Hugo Chávez, y con él, o alrededor de él, las cosas siempre son
complejas y algunas veces herméticas. Entre ambas determinaciones nacieron los
rumores, las incertidumbres y las dudas, a la derecha como a la izquierda. Cada
una alimentada por una estrategia comunicacional pésima, dedica a "ocultar
el sol con un dedo", como si eso fuera posible, o como si la gente,
especialmente los chavistas, les creyera. Una enfermedad presidencial que tuvo
6 voceros habla de que ninguno era "vocero". En realidad, lo eran,
pero de un modo de gobernar errado, esquivando la realidad, enfrentando los
problemas como lo que son. Y nada hay más problemático para la goebrnabilidad
de un régimen que un cáncer. Decirlo desde el principio, habría evitado las
especulaciones de los enemigos y la incertidumbre de los amigos. Ambas
sensaciones le hicieron más daño el gobierno, al régimen político y a la figura
presidencial, que el cáncer mismo al organismo de Chávez. Este fue extirpado,
el otro continúa.
Por un
lado sus enemigos aprovecharon para nunciar el fin de la "era
bolivariana", el "vacío del poder en Miraflores" (como en abril
de 2002), el "poder bicéfalo" con Fidel, o la fábula de un gobierno
dislocado en dos capitales (La
Habana y Caracas). CNN llegó al extremo de cortar cinco
palabras de una declaracion de más de 20 vocablps, dicha por el canciller
Nicolás Maduro, para titular en términos lapidarios: "Chávez batalla por
su vida" .
Y desde
el pueblo trabajador, los chavistas haciendo esfuerzos para comprender mensajes
contradictorios de voceros que no decían la verdad, como si la verdad fuera
inútil. Olvidaron lo que algunos de ellos suelen repetir en fechas patrióticas:
"Con la verdad ni ofendo ni temo" (Gervasio Artigas)
Ambas
ansiedades pudieron ser evitadas si la enfermedad se hubiera tratado como lo
que es: un asunto de Estado, o sea de interés social, es decir: una derecho
informativo.
Loq ue
evidenció el tratamiento dado a la enfermedad de Hugo Chávez es el síntoma de
un síndrome mayor cuya explicación hay que buscarla en el tipo, o
"modelo" de régimen institucional armado en Venezuela. Su estructura
y funcionamiento jerárquico combina lo peor del anterior, y muy poco de lo mejor
de las nuevas instituciones bolivarianas.
Chávez,
que es apenas un resultado de ese régimen, absorbió con cada función
gubernamental en su Despacho, los problemas, las tensiones y presiones
dislocantes del conjunto del Estado, el régimen, la sociedad y las que le
vienen de afuera.
*Escritor
y periodista venezolano. Autor de ¿Quien inventó a Chávez? Y Doce Dilemas de la Revolución Bolivariana.