Los principios del poder corporativo mediático
Por Gastón Florio
gastonflorio@elpancholacoca.com.ar
Mucho
debate trae hoy el rol de las asociaciones internacionales de prensa, las
cuales agrupan a los poderosos multimedios con el objetivo de salvaguardar sus
intereses económicos, frente a movimientos populares o Estados que atentan
contra ellos. En esta misma publicación tuve la oportunidad de escribir sobre la Sociedad Interamericana de Prensa, y su turbia historia; cómplice de los golpes de Estado
latinoamericanos. Sin embargo, esta vinculación -entre la inteligencia de los
países más poderosos y la prensa- viene de mucho antes, incluso antes de la Guerra Fría; pero en
envases de agencias de noticias.
Antes de que los grandes medios tomen carácter de millonarias empresas, y se
sepan aglutinar en la S.I.P,
las agencias Associated Press (AP) Norteamericana
y la United Press
(UP) –por tomar las más incidentes- cumplieron el rol de instalarse en nuestra
región para centralizar nuestras noticias, y asociarse con los medios locales,
en pos de manipular la opinión publica internacional.
Después
del triunfo de la revolución cubana –Enero 1959- sus referentes, junto al
periodista argentino Jorge Masetti, crean la agencia de noticias Prensa Latina, para dar también la lucha
en el campo de la información. “Se
impone la creación de una agencia informativa al servicio de la democracia,
para que defienda a los pueblos americanos en su lucha por la democracia, que
sirva de contrapeso a las campañas confusionistas empeñadas en desfigurar la
verdad”, argumentaba Fidel Castro el 16 de junio de 1959. Dicha
iniciativa tuvo como fundamento romper el monopolio de los cables de noticias
internacionales y crear producciones noticiosas sin el visto bueno del
Departamento de Estado, hasta ese momento en manos de la AP y de la UP.
Pero
en este articulo nos centraremos desde la época en que el peronismo emerge en
la vida Argentina hasta el final de su primer gobierno (1943 - 1951). Al
instante que Juan D. Perón empieza a encontrar su base política y a proyectarse
como futuro gobierno, la vieja y conservadora estructura periodística del país
se pone en pie de guerra; La Nación y La Prensa serán los principales matutinos
opositores al peronismo.
Por
otra parte, los tradicionales diarios en mano de esa oligarquía, socia del
imperialismo yanqui y británico, le habilitarán el funcionamiento en el país a
estas dos agencias de noticias. Así, el peronismo llega al poder frente a un
aparato mediático altamente extranjerizado, maniatado por la prensa local y los
servicios de información extranjeros. “En
la larga etapa que va desde 1914 hasta nuestros días, la táctica militar de la
información pasó de los organismos castrenses a las organizaciones civiles –reflexiona
Juan D. Perón-. Es así que las antiguas
agencias de noticias pasaron a ser verdaderas centrales de información,
convirtiéndose en organismos estatales o subvencionados, generalmente
integrantes de los `servicios de inteligencias´. Por eso también, `disfrazados
de periodistas´, actúan en el mundo un sinnúmero de agentes de espionaje”.
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La
inteligencia de los Estados Unidos había decidido penetrar en la vida política
del país directamente, con la figura de su embajador Braden para impedir la
llegada de Perón al poder. Sin embargo, también había podido acceder fácilmente
a la prensa local con el desembarco en el Cono Sur de las dos agencias de
noticias más poderosas ya mencionadas: Associated
Press Norteamericana y United Press.
La
Segunda Guerra
estaba por finalizar, pariendo en simultaneo la disputa entre dos países por el
mundo. Con esta disputa, las herramientas para homogenizar la información
–sinónimo muchas veces, de desinformar a fin de manipular a la opinión publica
en base a sus respectivos intereses- eran objeto de disputa. Es aquí donde tomó
resignificación estratégica la llegada de estas dos agencias a la región Sur de
nuestro continente, y en especial a la Argentina, donde nuestros sucesos internos,
alteraban los intereses imperiales.
Inmediatamente
al desembarco en nuestro país, la AP y la UP formarán sociedad con La Nación y La Prensa, acordando contratos ventajosos para
ambas partes. Para las agencias les aseguraban el anclaje en el país,
permitiéndole transmitir nuestras noticias –distorsionadas- al extranjero, y
para los medios locales el apadrinamiento de Norteamérica. Rogelio
García Lupo cuenta: “Alex Morris,
gerente general de la
United Press Internacional… recuerda la importancia que tuvo
para la United Press
International el haber llegado a ser socio de La Prensa… Morris comenta la
primera clausura de La Prensa,
que fue en 1944: `La orden de cierre en la Argentina [de La Prensa] fue un golpe
abrumador. La agencia tenía en ese momento 190 diarios clientes en América
latina, pero la Argentina
era su principal fuente de ingresos, y Buenos Aires su centro de operaciones en
Sudamérica”.
Frente a este escenario comunicativo, Perón desde la
cartera de la Secretaria
de Trabajo y Previsión en 1945 tomará una medida decisiva: la creación de una
agencia de noticias Nacional. El 14 de abril nace TELAM (Telenoticiosa
Americana) y precariamente comienza a funcionar con un fundamento específico: “su
objetivo fue generar una nueva era en la vigencia de la Agencia Télam que,
como se sabe, nació para disputar el carácter nacional en la elaboración de las
noticias sobre la Argentina”,
relata Martín García, el actual presidente de TELAM.
De esta manera TELAM será la
primera agencia de noticias latinoamericana, para que luego, dicha iniciativa se
reproduzca por todo el Cono Sur con el mismo objetivo: apaciguar el ataque de
las agencias imperialistas. Al igual que sucede hoy –pero en diferentes
disfraces-, el ataque informativo a la región era continuo. La formación de la
opinión publica, también en disputa. Los intereses de la oligarquía local,
dueña de la estructura mediática, junto al poder de la prensa que se digitaba
desde el Pentágono, daban como resultado el poder corporativo mediático,
enemigo del peronismo y de los otros procesos de liberación Nacional
Latinoamericanos, que comenzaba a nacer.