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El Pancho La Coca
Año 1 número 1, noviembre 2010
Por acá:
-"Neoliberalismo go home", por Sacha Pujó
-"Hoy es cuando", por Gastón Florio
Nuestra América:
-"La hora de América Latina", por Norberto Galasso
Globo:
- "El fin de una ilusión", por Mariano Salvatierra
1/2s?:
-"A desconcentrar, a desconcentrar. Que la información es tuya, mía y de aquel", por Eva Stilman
Social:
-"Sí, quiero. Ahora puedo. Pensando al matrimonio igualitario", por María Eugenia Asato
Cultura:
-"La hora de los pueblos", por Carla Wainsztok
Ayer nomás:
-"Breve relato de un prócer latinoamericano", por Gastón Florio
Herramientas:
-"¿Cuál es la idea del socialismo para nuestro siglo?", por Modesto Emilio Guerrero
Colgué!:
-"La sorpresa de un huevo roto", por Eva Stilman
Acordate:
-"Piloteando en la patria contratista: una carrera para recordar", por Gastón Florio
Editorial
Mucho gusto
Ante todo: mucho gusto. En un mundo saturado de información, la pregunta casi inmediata, cuando uno se embarca a formar una nueva publicación es la siguiente ¿Para qué otra más, es realmente necesario y hasta deseable ponerse a navegar a riesgo de ahogarse en este mar de letras?
Entonces, debate y mate mediante, elaboramos un ensayo de respuesta para tratar de dar justificación al, aparentemente, tan innecesario intento. De esta forma, navegamos por esta red de información sin fuentes, de opinión sin firma, en un océano de palabras que muchas veces parece tener la profundidad de la piletita de lona que un vecino copado nos dejó disfrutar un verano hacinador. Nos topamos con contenidos corporativos envasados con etiquetas de objetividad, con voceros de intereses empresariales ocultándose detrás de la bandera del periodismo independiente y con ciertos sospechosos blogueros y comentaristas, neo agitadores políticos escondidos en el anonimato. Chocamos con un sin número de insultos generalizados sin siquiera una argumentación mínima para semejantes escupitajos de bronca. Pero esa es la parte fea de la historia, también nos encontramos con publicaciones militantes, que desde una postura explicitada nos narran su visión de la realidad y su postura en ella. Nos encontramos con artículos que rescatan una mirada crítica de la historia, con análisis cuya fundamentación demuestra una seriedad que hay que reivindicar, con debates que enriquecen la profundidad de los niveles de discusión, con varios comentarios y publicaciones, que aunque no están firmados, brindan al menos argumentaciones coherentes de sus ideas.
Desde El Pancho La Coca venimos a sumarnos a este debate acerca de la construcción y circulación de la comunicación, aportando pensamientos y reflexiones sobre nuestra realidad, siempre vertiginosa. Gracias a las luchas que se establecieron en las últimas décadas, hoy podemos afirmar que las primeras dos batallas están ganadas: el cambio legal de reglamentación de sistema comunicacional y, quizás lo más importante, la toma de conciencia popular de que los mayores medios del país, informan según sus intereses (financieros y políticos) y no en base necesidades sociales. Algunos podrían afirmar que ya estamos saliendo de la “Era de la Desinformación”, pese a que todavía el camino a andar es mucho. Las mayores multiempresas de comunicación de nuestro país, han amasado unos grandes imperios económicos que les permiten formar noticias y apostar en el quehacer político argentino, como otro actor más, pero con una diferencia a su favor: el aparato de comunicación en su poder. El planteo es sencillo, ¿Cómo poder estar informado, si lo medios que uno tiene a su disposición para ello, no lo informan? Flor de cachengue tenemos cuando el supuesto relator del ajedrez político, no sólo apuesta a ciertas fichas en el tablero, sino que además es parte integrante de las partidas que se juegan. El problema entonces, no se encierra en que los encargados de comunicar socialmente no cumplen su rol por ineficacia, sino que por sus propios intereses muchas veces no solo distorsionan información, sino que también desinforman. En las últimas décadas se generó un sistema comunicativo concentrado en pocas manos, haciendo que el derecho de la expresión quede a voluntad de sus dueños. La formación de estos oligopolios fue gracias a apoyar desde sus páginas (mediante editoriales explícitas u ocultamiento de información) al terrorismo de Estado, las privatizaciones y la quiebra del Estado nacional durante los ‘90. Esta complicidad les fue funcional para el aniquilamiento de pequeños medios de comunicación y el manoseo a los periodistas que cuestionaban sus frágiles y falsas editoriales.
La aventura que nos ofrece la Ley de Medios sancionada recientemente, es desafiante. Una oportunidad histórica de volver a pensar la comunicación como derecho y no como mercancía, nos tiene que empujar a todos a ejercer con pasión, compromiso y seriedad este derecho universal, hoy posible de recuperar. Por esto, resaltamos la importancia de publicar, de socializar pensamientos e ideas, de analizar la realidad con compromiso y tomando conciencia de lo importante que resulta esta herramienta para la construcción cotidiana de la Patria justa y soberana. Lejos de creer que se está cayendo el telón, para nosotros la cosa recién empieza. Queremos intervenir en la historia real. Para ello, no hay que desperdiciar fuerzas cuando todavía no resultan suficientes, tampoco es cuestión de que quedarse quietos y dejarse arrastrar por la historia.
El escenario político ha cambiado intensamente en los últimos diez años y esto nos exige un análisis comprometido y serio. En el 2001, el pueblo dijo basta a la estafa que sufríamos bajo la doctrina del Consenso de Washington, manifestándose en las calles bajo la consigna “Que se vayan todos, y no quede ni uno solo”. Esta pueblada estuvo enmarcada en un contexto de crisis de representación de los partidos tradicionales y en una crisis institucional profunda. En ese contexto de crisis de legitimación de los canales tradicionales de expresión política, la activa participación popular no tuvo una dirección política capaz de conducirla. Sin embargo, este renacer de muchos militantes o efervescencia popular, dejó secuelas hondas el los procesos siguientes.
Mientras el duhaldismo intentaba desmovilizar a través de una dura represión, comenzó a verse acorralado. Tras la masacre del Puente Puerreydón, en donde fueron asesinados Darío y Maxi, no tuvo más remedio que llamar a elecciones. Néstor Kirchner asumió con un frágil 23% (producto de la astuta jugada de Carlos Saúl de no presentarse a la segunda vuelta) comenzando una etapa nueva, con contradicciones, desde luego. Pero tanto su gobierno como el de Cristina Fernández tuvieron la voluntad de recomponer el poder institucional bajo otras líneas de desarrollo. La recuperación de ciertos ejes centrales de la economía, la redefinición del el rol del estado, el avance en la política de derechos humanos, la voluntad de forjar un bloque regional y un sistema económico basado en la acumulación de reservas; son algunos aspectos que eran impensables años atrás. A pesar de los movimientos cíclicos de la economía mundial, se forjó un crecimiento económico anual notable, que expresó achicamientos en los índices de pobreza y desempleo. Quizás muchos cambios a nivel de legislación no muestran sus frutos inmediatamente como la Asignación Universal por Hijo. Sin embargo, la ley de expropiación de empresas recuperadas, la nueva ley de medios y los convenios bilaterales con países hermanos son aspectos que permiten pensar en otro horizonte. Para dejar en claro nuestra postura: no creemos que está todo hecho. No podemos ni queremos conformarnos con la realidad existente, pero no somos ningunos panchos: no queremos retroceder en ninguna de las conquistas populares obtenidas hasta el momento. Avanzar dependerá de la capacidad de organización de los sectores populares y creemos que ello se logra a través de la participación y movilización popular, la defensa de las conquistas obtenidas y la demanda de profundización de los aspectos progresivos del actual modelo.
Por eso no nos tragamos el chamuyo de una oposición en donde se entrecruzan actores políticos y oligopolios mediáticos que ya nos dejaron en claro su voluntad de retrotraer los avances nacionales y regionales logrados (de ninguna manera profundizarlos). Eligieron el camino más irresponsable que una fuerza política, que se llena la boca hablando de republicanismo y democracia, puede tomar para volver a ser gobierno: la desestabilización creando situaciones de ingobernabilidad. Nuestra historia cuenta con unos cuantos ejemplos de este tipo, en los cuales los sectores más retrógrados y conservadores se muestran con banderas de democracia, libertad y demás palabras bonitas que esconden detrás de sí proyectos políticos antipopulares. Ya conocemos que lo que le pasó a Yrigoyen y a Perón, y en dónde culmina esa táctica. Hasta hoy esta estrategia no fue eficaz. ¿Por que? Por aciertos del oficialismo, por concientización del pueblo y por torpeza propia de la oposición, también.
Sin embargo, quizás los vientos nuevos nacionales sean rápidamente empujados por el tiempo esperanzador latinoamericano. Como nunca antes, desde el Tratado de Guayaquil, nuestras tierras protagonizan una realidad política similar. Todos los países hermanos sufrimos las heridas del neoliberalismo y así entendimos lo que nuestros pueblos reclamaban: repensar nuestro desarrollo partiendo de nosotros y comprender que en este sistema mundial globalizado, no es posible garantizar la independencia ni el bienestar social sin el fortalecimiento de un bloque regional, en donde madure su integración política y económica.
Pese a los grandes matices que presentan los gobiernos latinoamericanos (sus contradicciones estratégicas y su nivel de profundización de políticas reformistas internas), la mayoría de los gobiernos revolucionarios o progresistas coinciden en la misma política continental: lograr la mayor autonomía política regional posible que nos posicione con más dignidad en el mapa geopolítico. Algunos caminos en esta dirección ya están trazados. El Mercosur y la jovencita Unasur comienzan a diseñar ese bloque fuerte que soñaron Bolívar y San Martín, entre otros. Asimismo, los proyectos del Banco del Sur y el Comité de Defensa Regional representan logros impensados años atrás. Pero así como nuestros gobiernos confluyen en la idea regional, los sectores de la derecha también caminan hacia un horizonte común, acompañado por el histórico mal de los pueblos: el imperialismo. Tenemos que recordar, retomar y repensar ciertos términos que tienen aún una tremenda vigencia en el devenir de nuestra historia, porque cambiarán las formas, pero los contenidos del imperialismo (y sus cómplices internos) siguen siendo los mismos: impedir los avances populares para someter con miseria y colonización cultural a sus pueblos.
Finalmente, ya que la supuesta objetividad no es más que el velo que pretende invisibilizar una postura política, social y cultural, aclaramos que vamos a hablar desde el lugar de estar dispuestos a dar batalla. Contra aquellos que creen que las clases populares sólo se movilizan por un pancho y una coca. Contra aquellos que creen que la cultura popular es sólo pobreza y delincuencia. Contra los que creen que las clases populares son niños a los que se debe cuidar, pero no dar voz y voto en las decisiones importantes. Y para recordarles a aquellos que se olvidaron del “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. Porque parte de la lucha es que nosotros definamos el sentido de las palabras, aquí está la justificación del intento de esta nueva publicación denominada El Pancho La Coca. ¿Por qué El Pancho La Coca? Porque queremos de Nuestra América una Patria Grande desde México hasta Tierra del Fuego, desde el sombrero de Pancho hasta los pies de la Coca…
Entonces, debate y mate mediante, elaboramos un ensayo de respuesta para tratar de dar justificación al, aparentemente, tan innecesario intento. De esta forma, navegamos por esta red de información sin fuentes, de opinión sin firma, en un océano de palabras que muchas veces parece tener la profundidad de la piletita de lona que un vecino copado nos dejó disfrutar un verano hacinador. Nos topamos con contenidos corporativos envasados con etiquetas de objetividad, con voceros de intereses empresariales ocultándose detrás de la bandera del periodismo independiente y con ciertos sospechosos blogueros y comentaristas, neo agitadores políticos escondidos en el anonimato. Chocamos con un sin número de insultos generalizados sin siquiera una argumentación mínima para semejantes escupitajos de bronca. Pero esa es la parte fea de la historia, también nos encontramos con publicaciones militantes, que desde una postura explicitada nos narran su visión de la realidad y su postura en ella. Nos encontramos con artículos que rescatan una mirada crítica de la historia, con análisis cuya fundamentación demuestra una seriedad que hay que reivindicar, con debates que enriquecen la profundidad de los niveles de discusión, con varios comentarios y publicaciones, que aunque no están firmados, brindan al menos argumentaciones coherentes de sus ideas.
Desde El Pancho La Coca venimos a sumarnos a este debate acerca de la construcción y circulación de la comunicación, aportando pensamientos y reflexiones sobre nuestra realidad, siempre vertiginosa. Gracias a las luchas que se establecieron en las últimas décadas, hoy podemos afirmar que las primeras dos batallas están ganadas: el cambio legal de reglamentación de sistema comunicacional y, quizás lo más importante, la toma de conciencia popular de que los mayores medios del país, informan según sus intereses (financieros y políticos) y no en base necesidades sociales. Algunos podrían afirmar que ya estamos saliendo de la “Era de la Desinformación”, pese a que todavía el camino a andar es mucho. Las mayores multiempresas de comunicación de nuestro país, han amasado unos grandes imperios económicos que les permiten formar noticias y apostar en el quehacer político argentino, como otro actor más, pero con una diferencia a su favor: el aparato de comunicación en su poder. El planteo es sencillo, ¿Cómo poder estar informado, si lo medios que uno tiene a su disposición para ello, no lo informan? Flor de cachengue tenemos cuando el supuesto relator del ajedrez político, no sólo apuesta a ciertas fichas en el tablero, sino que además es parte integrante de las partidas que se juegan. El problema entonces, no se encierra en que los encargados de comunicar socialmente no cumplen su rol por ineficacia, sino que por sus propios intereses muchas veces no solo distorsionan información, sino que también desinforman. En las últimas décadas se generó un sistema comunicativo concentrado en pocas manos, haciendo que el derecho de la expresión quede a voluntad de sus dueños. La formación de estos oligopolios fue gracias a apoyar desde sus páginas (mediante editoriales explícitas u ocultamiento de información) al terrorismo de Estado, las privatizaciones y la quiebra del Estado nacional durante los ‘90. Esta complicidad les fue funcional para el aniquilamiento de pequeños medios de comunicación y el manoseo a los periodistas que cuestionaban sus frágiles y falsas editoriales.
La aventura que nos ofrece la Ley de Medios sancionada recientemente, es desafiante. Una oportunidad histórica de volver a pensar la comunicación como derecho y no como mercancía, nos tiene que empujar a todos a ejercer con pasión, compromiso y seriedad este derecho universal, hoy posible de recuperar. Por esto, resaltamos la importancia de publicar, de socializar pensamientos e ideas, de analizar la realidad con compromiso y tomando conciencia de lo importante que resulta esta herramienta para la construcción cotidiana de la Patria justa y soberana. Lejos de creer que se está cayendo el telón, para nosotros la cosa recién empieza. Queremos intervenir en la historia real. Para ello, no hay que desperdiciar fuerzas cuando todavía no resultan suficientes, tampoco es cuestión de que quedarse quietos y dejarse arrastrar por la historia.
El escenario político ha cambiado intensamente en los últimos diez años y esto nos exige un análisis comprometido y serio. En el 2001, el pueblo dijo basta a la estafa que sufríamos bajo la doctrina del Consenso de Washington, manifestándose en las calles bajo la consigna “Que se vayan todos, y no quede ni uno solo”. Esta pueblada estuvo enmarcada en un contexto de crisis de representación de los partidos tradicionales y en una crisis institucional profunda. En ese contexto de crisis de legitimación de los canales tradicionales de expresión política, la activa participación popular no tuvo una dirección política capaz de conducirla. Sin embargo, este renacer de muchos militantes o efervescencia popular, dejó secuelas hondas el los procesos siguientes.
Mientras el duhaldismo intentaba desmovilizar a través de una dura represión, comenzó a verse acorralado. Tras la masacre del Puente Puerreydón, en donde fueron asesinados Darío y Maxi, no tuvo más remedio que llamar a elecciones. Néstor Kirchner asumió con un frágil 23% (producto de la astuta jugada de Carlos Saúl de no presentarse a la segunda vuelta) comenzando una etapa nueva, con contradicciones, desde luego. Pero tanto su gobierno como el de Cristina Fernández tuvieron la voluntad de recomponer el poder institucional bajo otras líneas de desarrollo. La recuperación de ciertos ejes centrales de la economía, la redefinición del el rol del estado, el avance en la política de derechos humanos, la voluntad de forjar un bloque regional y un sistema económico basado en la acumulación de reservas; son algunos aspectos que eran impensables años atrás. A pesar de los movimientos cíclicos de la economía mundial, se forjó un crecimiento económico anual notable, que expresó achicamientos en los índices de pobreza y desempleo. Quizás muchos cambios a nivel de legislación no muestran sus frutos inmediatamente como la Asignación Universal por Hijo. Sin embargo, la ley de expropiación de empresas recuperadas, la nueva ley de medios y los convenios bilaterales con países hermanos son aspectos que permiten pensar en otro horizonte. Para dejar en claro nuestra postura: no creemos que está todo hecho. No podemos ni queremos conformarnos con la realidad existente, pero no somos ningunos panchos: no queremos retroceder en ninguna de las conquistas populares obtenidas hasta el momento. Avanzar dependerá de la capacidad de organización de los sectores populares y creemos que ello se logra a través de la participación y movilización popular, la defensa de las conquistas obtenidas y la demanda de profundización de los aspectos progresivos del actual modelo.
Por eso no nos tragamos el chamuyo de una oposición en donde se entrecruzan actores políticos y oligopolios mediáticos que ya nos dejaron en claro su voluntad de retrotraer los avances nacionales y regionales logrados (de ninguna manera profundizarlos). Eligieron el camino más irresponsable que una fuerza política, que se llena la boca hablando de republicanismo y democracia, puede tomar para volver a ser gobierno: la desestabilización creando situaciones de ingobernabilidad. Nuestra historia cuenta con unos cuantos ejemplos de este tipo, en los cuales los sectores más retrógrados y conservadores se muestran con banderas de democracia, libertad y demás palabras bonitas que esconden detrás de sí proyectos políticos antipopulares. Ya conocemos que lo que le pasó a Yrigoyen y a Perón, y en dónde culmina esa táctica. Hasta hoy esta estrategia no fue eficaz. ¿Por que? Por aciertos del oficialismo, por concientización del pueblo y por torpeza propia de la oposición, también.
Sin embargo, quizás los vientos nuevos nacionales sean rápidamente empujados por el tiempo esperanzador latinoamericano. Como nunca antes, desde el Tratado de Guayaquil, nuestras tierras protagonizan una realidad política similar. Todos los países hermanos sufrimos las heridas del neoliberalismo y así entendimos lo que nuestros pueblos reclamaban: repensar nuestro desarrollo partiendo de nosotros y comprender que en este sistema mundial globalizado, no es posible garantizar la independencia ni el bienestar social sin el fortalecimiento de un bloque regional, en donde madure su integración política y económica.
Pese a los grandes matices que presentan los gobiernos latinoamericanos (sus contradicciones estratégicas y su nivel de profundización de políticas reformistas internas), la mayoría de los gobiernos revolucionarios o progresistas coinciden en la misma política continental: lograr la mayor autonomía política regional posible que nos posicione con más dignidad en el mapa geopolítico. Algunos caminos en esta dirección ya están trazados. El Mercosur y la jovencita Unasur comienzan a diseñar ese bloque fuerte que soñaron Bolívar y San Martín, entre otros. Asimismo, los proyectos del Banco del Sur y el Comité de Defensa Regional representan logros impensados años atrás. Pero así como nuestros gobiernos confluyen en la idea regional, los sectores de la derecha también caminan hacia un horizonte común, acompañado por el histórico mal de los pueblos: el imperialismo. Tenemos que recordar, retomar y repensar ciertos términos que tienen aún una tremenda vigencia en el devenir de nuestra historia, porque cambiarán las formas, pero los contenidos del imperialismo (y sus cómplices internos) siguen siendo los mismos: impedir los avances populares para someter con miseria y colonización cultural a sus pueblos.
Finalmente, ya que la supuesta objetividad no es más que el velo que pretende invisibilizar una postura política, social y cultural, aclaramos que vamos a hablar desde el lugar de estar dispuestos a dar batalla. Contra aquellos que creen que las clases populares sólo se movilizan por un pancho y una coca. Contra aquellos que creen que la cultura popular es sólo pobreza y delincuencia. Contra los que creen que las clases populares son niños a los que se debe cuidar, pero no dar voz y voto en las decisiones importantes. Y para recordarles a aquellos que se olvidaron del “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. Porque parte de la lucha es que nosotros definamos el sentido de las palabras, aquí está la justificación del intento de esta nueva publicación denominada El Pancho La Coca. ¿Por qué El Pancho La Coca? Porque queremos de Nuestra América una Patria Grande desde México hasta Tierra del Fuego, desde el sombrero de Pancho hasta los pies de la Coca…
Por acá
NEOLIBERALISMO GO HOME
sachapujo@elpancholacoca.com.ar
Actualmente
estamos presenciando un proceso de crisis de hegemonía del
neoliberalismo y el imperialismo norteamericano en Latinoamérica. Los
levantamientos populares que se inician con el “Caracazo” en el ´89 en
Venezuela inician el camino de ruptura con el modelo de mercantilización
extrema que representa el neoliberalismo. En Argentina las jornadas del
19 y 20 de diciembre de 2001 son la expresión de ese fenómeno. Aunque
sin estrategia política ni dirección, esas masas expropiadas por el
capital de los derechos mínimos se rebelaron a un estado insoportable.
Esa falta de estrategia es producto de las secuelas de la dictadura y
los años ´90 que hicieron cuerpo en la sociedad las ideas de la
antipolítica: que la política es corrupción y que no es posible a través
de ella generar cambios. En la misma resistencia de los movimientos
sociales se pensó que había que alojarse en una sociedad civil
incontaminada para crear nuevas relaciones sociales. Es decir, las
ideas del neoliberalismo calaron hondo en la sociedad ya que se pensaba
al Estado como fuente de corrupción y lo público desvalorizado. Así
surgieron las asambleas populares basadas en el horizontalismo, pero sin
ninguna vocación de poder popular que se expresó en su fracaso por
generar alternativas a la ilegitimidad de los partidos tradicionales.
Tan pronto como se recuperó la economía los movimientos sociales y las
asambleas dejaron de ser alternativas reales de poder.
Desde
que asume Néstor Kirchner en 2003 se inicia un nuevo periodo para el
capitalismo argentino que empieza a recuperarse de la gigantesca
capacidad ociosa de la economía dejada por los ´90. En un comienzo, la
mayoría de las expresiones sociales apoyan la gestión, para poder seguir
en condiciones normales la acumulación de capital. En la primera
gestión del actual modelo no se vislumbraban aún gestos importantes de
ruptura con el neoliberalismo, mas allá de la importancia simbólica de
sacar el cartel del genocida Videla en la ESMA y avanzar en los juicios a
los represores como política de Estado. Será en la segunda gestión, a
partir de que el gobierno de Cristina se ve enfrentado a un lockout
patronal agrario debido a las retenciones a la renta extraordinaria,
cuando se de un vuelco con características nacional y populares del
gobierno. Ese conflicto es un antes y un después ya que en primer lugar
comienzan a salir a la superficie muchos fenómenos que no se hacían
explícitos. Mas allá de la tradicional defensa corporativa de la
Sociedad Rural contra el pueblo como es esencial a su historia, sale a
flote el verdadero poder en las sociedades pos Estados de bienestar,
esto es, el poder mediático. Sobre este nuevo sujeto, dice JP Feimann en
un artículo (Página12 30/08/10) “el sujeto comunicacional es un
sujeto informático, bélico, enmascarador, sometedor de conciencias,
sujetador de conciencias, creador de realidades virtuales, creador de
versiones interesadas de la realidad, de la agenda de lo que hay que
hablar, capaz de voltear gobiernos…” en definitiva creador de la verdad,
su verdad, y por ende de subjetividades. Constructor de hegemonía,
capaz de generar movilizaciones espurias, recordemos el caso del
pseudoingeniero Blumberg o el campestre De Angeli que lo ubicaban en
todas las pantallas al mismo nivel que la presidenta polarizando al
país.
El
conflicto con la patronal agraria entonces, desde nuestra perspectiva,
marca un antes y un después de lo que será la orientación del gobierno
nacional. La certeza de que, para lograr mínimas transformaciones en la
redistribución de la riqueza (ya que ni siquiera se ha intentado tocar
la propiedad) hay que batallar con el poder mediático. Excepto algunos
medios independientes y pequeños, los medios concentrados con intereses
directamente afectados (el grupo Clarín y La Nación son socios en
Expoagro) intentaron reventar toda la legitimidad de un gobierno nacido
de las urnas. Fue una batalla de verdades y por un tiempo triunfó una
verdad particular (la de los empresarios más poderosos con el poder
mediático) como verdad nacional, esto es, hegemonía. La expresión de
ello fue la derrota en 2009 en los comicios legislativos del
oficialismo. Se presentaba entonces el siguiente panorama: negociar una
salida sin conflictos aceptando todo de la derecha política o
radicalizar las políticas en un intento por ganarse la simpatía popular.
Este último camino es el que se adoptó. Ley de servicios de
comunicación audiovisual, estatización de los fondos de los jubilados,
Asignación universal por hijo fueron las principales medidas que le
vienen renovando el consenso al gobierno. Son políticas sociales de
carácter claramente confrontativo con el orden neoliberal. El poder
mediático se radicalizó en su lucha por imponer la agenda (este fenómeno
no es propio de Argentina, sino que también se repite en Venezuela,
Brasil, Ecuador, Bolivia y Paraguay) pero se dio un vuelco y el que
ahora impone mayoritariamente la agenda es el gobierno. La reciente
denuncia del Estado sobre la complicidad del grupo Clarín y La Nación
con la dictadura, expresado en el caso de la apropiación de Papel Prensa
a costa de silenciar lo que sucedía, suma otra certeza en la sociedad
acerca que la dictadura no fue un hecho de locuras militares
simplemente, sino que también fue un proyecto de transformar la economía
y la sociedad acorde a los grandes intereses empresariales
Actualmente
se recupera la imagen presidencial y el candidato oficialista tiene
mayoría de cara a las elecciones de 2011. Néstor Kirchner ha afirmado
que el objetivo de este gobierno a largo plazo, -que los hechos
conflictivos de coyuntura creemos que lo han hecho proyectarse como
nacional y popular – es lograr la sociedad del fifty-fifty en las
proporciones de ingreso nacional entre capital y trabajo. Semejante
objetivo, más la muy lúcida política exterior del gobierno expresado en
las alianzas con Latinoamérica impulsando un mundo multipolar
antiimperialista, le presentan al campo de la izquierda en general sólo
dos posibles estrategias, como bien define el sociólogo brasilero Emir
Sader para los gobiernos progresistas de America Latina. La primera es
la oposición frontal: sus consecuencias son el aislamiento en lógicas
ultraizquierdistas y doctrinarias sin ninguna capacidad de acumular
fuerzas o ser alternativa. Esta estrategia cree que el enemigo a
derrotar es Kirchner y para ello hace alianzas hasta con la derecha más
tradicional. La otra estrategia caracteriza a este gobierno como
contradictorio e híbrido, y considera que hay que hacer alianzas con los
sectores progresistas del gobierno a fin de fortalecer los elementos
que atacan al neoliberalismo como ser la autonomía del Banco Central que
está siendo puesta en cuestión y sería un golpe al capital financiero.
Fortalecer la lucha contra el agronegocio o contra el poder mediático y
seguir avanzando en la distribución del ingreso. Esta estrategia además
promueve la unidad con Latinoamérica.
A
la defensiva, el poder mediático ha instalado la idea de una sociedad
crispada que no soporta más a este gobierno. Por un lado, saludamos esa
crispación ya que es expresión de una vuelta de lo político, de lo
público, después de una sociedad vaciada de sentido como fueron los años
‘90. Por otro lado, se ha derribado la famosa tesis de la política
argentina de los últimos tiempos de que “tres tapas de Clarín en contra
voltea un gobierno”. Hace poco fuimos testigos de la patética
movilización de unas 50 personas en defensa de Fibertel (la compañía sin
licencia del grupo Clarín).
Los
motivos principales por los que este gobierno está creciendo
popularmente entre otras cosas, es porque está poniendo en cuestión el
neoliberalismo, el Estado está volviendo a ser regulador de la economía y
las relaciones sociales, asestándole un golpe a la mercantilización de
todos los aspectos de la vida cotidiana. Hoy la lucha es contra el
modelo de individualismo extremo y exclusión social. Es un punto mínimo
para reestablecer los lazos sociales destruidos desde la dictadura en
adelante y para avanzar en programas de máximas. Se puede establecer una
analogía en la actualidad acerca de lo que está sucediendo en un
importante sector de la juventud con lo que sucedió con la juventud en
los años ´60 y ´70, esto es: la juventud en aquellos años se vinculó a
la militancia en el peronismo porque representaba la lucha por la
justicia social y también y muy importante, la lucha contra el
oscurantismo de la dictadura militar, y en la actualidad, la militancia a
favor de la ley de medios contra el oscurantismo de los medios
concentrados de comunicación hace que un sector importante nos sintamos
identificados con el gobierno que le dio impulso a una demanda de la
sociedad civil de muchos años. Por esta gran avanzada democratizadora
que representa esa ley y todas las políticas sociales y las que aún
faltan por profundizar, es que el proyecto encabezado por Cristina
Fernández se debe profundizar.
Por acá
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HOY ES CUANDO
Por Gastón Florio
gastonflorio@elpancholacoca.com.ar
El
fallecimiento de Néstor Kirchner demostró lo que significó su figura en
los últimos años del país. Lamentablemente nuestra esencia humana lleva
a reconocer a personajes en momento que ya es tarde, cuando su obra
culmina o cuando ya no se puede continuar por su sendero. Pero, en este
caso, no es así. La obra iniciada en el 2003 no ha caducado con la
desaparición física de su líder; sino que hoy, esta más vigente que
nunca. Quizás esa fue la última clave que le ha dejado el ex presidente a
su pueblo, sacudiéndonos a todos y tomando conciencia de que importante
son los cimientos colocados desde su llegada a la presidencia de la
Nación, no solamente para el país, sino también para toda la región.
Un
buen punto para empezar a desmenuzar esta pérdida, sería centrarse en
lo que pasó en la Plaza de Mayo después de la tremenda noticia. Oleadas
de personas llegaban a despedir a Néstor Kichner, buscando consuelo en
el otro, intentando volcar su dolor y convertirlo en apoyo incondicional
a Cristina Fernández. Trabajadores, estudiantes y profesionales
entraban a la Casa Rosada después de interminables cuadras de cola, para
darle el último adiós a su compañero de batalla, al hombre que había
introducido en los últimos años de su vida, una pizca más, de alegría y
dignidad. Sin embargo (a pesar de la congoja), esa Plaza no murió en la
multitudinaria despedida, sino que el pueblo entero reiteró su apoyo a
la presidenta y al modelo. “A Cristina no la van a tocar”, grujían
previniendo a los gorilas de siempre, que ya están especulando y
operando desde la sombras. También Cobos fue muy recordado por el pueblo
y otros hipócritas que tuvieron el tupé de llegar al Salón de los
Patriotas Latinoamericanos, pero en tanto la pantalla gigante de la
plaza los mostraban, los silbidos resonaban.
Ese
pueblo se había encontrado en ese mismo lugar, años atrás. Pero por
razones antagónicas. En los días de 19 y 20 de diciembre del 2001, no se
estaba despidiendo a nadie, no se encontraba entre la muchedumbre el
más sincero respeto a ninguna figura, ni el apoyo a ningún modelo. Sino
todo lo contrario. Y sin embargo era el mismo pueblo. El del 45, el 2001
y el que le dijo “hasta siempre” y gracias a Néstor Kichner. Pero,
¿Cómo puede ser? ¿Estaremos locos? ¿O simplemente será que la etapa
histórica ha cambiado? Aquel 17 de octubre el pueblo fue a buscar a su
caudillo. El 19 y 20 rompió todo, para que lo escuche y no lo castiguen
más; y hoy, ese mismo, el que nunca se equivoca, fue a dar la gracias y
a decir: “de aquí en más, ni un paso atrás”. Menos de nueve años
transcurrieron de ese grito popular “que se vayan todos” al
agradecimiento al ex presidente. Un cambio de sentimiento rotundo vivió
nuestro país, para semejante contraposición, y definitivamente su autor
fue: Néstor Kirchner.
Llegó
a la presidencia de la mano de Duhalde, manteniendo autonomía en sus
decisiones y en cuanto pudo se lo llevó puesto. Pateó ese escalofriante
tablero de gobernabilidad reestructurando la Corte Suprema y derogó las
leyes que castigaron nuevamente a nuestros 30.000 compañeros. “Vengo a
pedirles perdón en nombre de Estado Argentino, luego de 20 años de
ausencia”, les dijo a miles, en la inauguración del Museo de la Memoria.
Nos hizo dar cuenta, que nuestra apolitización, no era una virtud, sino
una derrota más. Por ello, principalmente los jóvenes como nosotros, le
estaremos eternamente agradecidos. Abandonó la política digitada desde
Washington y recuperó la consigna “Unidos o Dominados”. Se enfrentó a
los tradicionales poderes reaccionarios del país y al establishment
económico. Cuando todos lo atacaban para que cedieran, el redoblaba la
apuesta. Supo gobernar sin las tapas de Clarín e inició, (junto a
Cristina) el camino para empezar a investigar a los civiles socios de la
última dictadura genocida.
En
su asunción el 25 de Mayo del 2003, quiso dar el mismo mensaje político
de unión latinoamericana que el ex mandatario Cámpora. Así, Lula,
Chávez y Fidel (entre otros) asistieron al Congreso Nacional, con la
enorme expectativa de conseguir un nuevo aliado en la región. Sin
embargo, encontraron algo más, se toparon a un compañero de la Patria
Grande. En la noche de ese 25 de mayo, Chávez y Fidel permanecieron
dialogando hasta altas horas de la madrugada. En un momento el
Venezolano le afirmó a Fidel, que a su parecer había encontrado a un
aliado, y el sabio cubano respondió: “No Hugo, encontramos mucho más que
eso”. Dos años más tarde, todos juntos (mas Evo), le escupieron la cara
al imperio en Mar del Plata, gritando: “ALCA, al carajo”. Hoy, al igual
que el pueblo argentino, lo recuerda toda Latinoamérica. “Me siento un
huérfano”, decía Evo cuando llegaba a su velatorio. Lula suspendió su
cierre de campaña, para asistir a la Casa Rosada. Chávez, Mujica, Santo,
Lugo, Correa y Piñeyra, también llegaron al país para despedirlo. “Ha
muerto un justo, llorarlo sería poco. Sigamos su ejemplo” decía Hugo
Chávez, parafraseando a José Martí, en referencia a la muerte de su
amigo y compañero. Néstor Kirchner logró un protagonismo principal
también en el plano regional. Más allá de las diferencias tácticas con
el resto de los presidentes Latinoamericanos, su estrategia y sueños por
la unión, la demostró desde las primeras horas. Así, la Unasur lo
designó como el primer Secretario General de ese organismo. Y pese a la
desdicha de muchos gorilas locales, desempeñó con eficacia su rol. Por
esto, en el momento del velorio, el presidente de Colombia quiso
reconocer la mediación de Néstor Kirchner en el conflicto de
Colombia-Venezuela de meses atrás, el cual estuvo al borde de llegar a
una disputa armada en la región. Así, Santos le pidió permiso a Cristina
Fernández de Kirchner para aguardar al presidente Hugo Chávez y
abrazarse en público, y de este modo, hacer homenaje a la obra de su
marido, por la paz y la unión de nuestros pueblos.
Otro
aspecto que la historia le reconocerá al ex presidente, es la
resignificación del discurso político. Recapituló la mejor concepción
del Estado, volcándolo hacia su función de regulador, tirando a un
costado las palabras del neoliberalismo, donde la “mano invisible” es la
garante de la estabilidad. Recuperó también la importancia del trabajo y
el consumo interno del país, como motor de la economía nacional,
contraponiéndolo al capital especulativo rey de la década pasada. Llegar
al Fifty-Fifty en poco tiempo era su anhelo. Recuperó las paritarias
anuales para los trabajadores, después de años. Le impidió a las fuerzas
de seguridad el arma de fuego en escenarios de protestas sociales. Y
volvió a posicionar a la educación, como única solución para la
inseguridad.
Sin
embargo, para muchos extraterrestres, Néstor es igual a Menem. Durante
su vida política fue corrido por derecha y por izquierda. Los primeros,
no asombran su postura. La oligarquía y el “medio pelo” argentino hasta
el día de hoy, se encuentran aglutinados detrás del CEO de Clarín en
busca de torcerle el brazo al oficialismo. Pero gracias a su mediocridad
de acción y su primitivo discurso político, no pueden salir de las
cuerdas. Y por otro lado la izquierda, que en los últimos tiempos, más
que aclarar al pueblo, lo confunde. Así los vemos jocosos a algunos
almorzando con Mirtha Legrand y a otros junto a Biolcati. ¿Qué dirán
ahora? ¿Cómo explicarán la masiva despedida a Néstor Kirchner? ¿Seguirán
haciéndose los distraídos y buscando cámara en TN y líneas en Clarín?
¿Hasta dónde llegará su oportunismo?
Muchos,
se apresuraron a comparar este momento con la muerte de Perón y el
gobierno posterior de Isabel. Los principales diarios del país, salieron
como fieras a aconsejarle a la presidenta de la Nación que se respalde
en los intendentes y termine en “paz” su mandato. Sin embargo, se
equivocan una vez más. La muerte del ex presidente es una pérdida muy
fuerte para el campo popular y el proyecto nacional. Pero de ningún modo
es un cambio de rumbo. Tampoco es pérdida de conducción. Contamos con
una presidenta capaz de gestionar, de conducir y de acompañar a la
profundización del modelo. En paralelo el gobierno y sus bases cuentan
con muchos cuadros valiosísimos, que están dispuestos a seguir
trabajando para la construcción de un país mejor. No es posible frenar
este proceso, el motor está en marcha y todos los militantes a bordo.
Los juicios seguirán en marcha. Ninguna medida cautelar conseguirá
frenar las ideas y los proyectos de los argentinos. La Asignación
Universal por Hijo seguirá mandando a los pibes en las escuelas y
seguiremos trabajando para crear trabajo, en pos de las generaciones
futuras. Los nietos seguirán recuperando su identidad y todos viendo
como los cómplices de la dictadura van perdiendo ese macabro velo de
impunidad. Seguiremos luchando junto al gobierno, para avanzar a nuestra
soberanía económica y hacia la integración Latinoamericana.
Sin
dudas el proyecto político iniciado en el 2003, hoy esta más vivo que
nunca. El Estado volvió a tomar su rol de panificador de las políticas
sociales y regulador de la economía. Las bases sembradas son muchas y
los enemigos, también. La polarización que temían algunos, se demostró
que era una fantasía más, de los formadores de noticias y de la
izquierda funcional a la derecha. El pueblo, todo, tomó la senda de la
unión para bancar el gobierno y ofrecerse para la profundización del
proyecto político. Por esto, es la hora. Es el momento de acompañar, de
militar, de dar la muestra que ya estamos hartos que nos vendan pescado
podrido. Tomemos en nuestras manos este vital proyecto político para
canalizar nuestro deseo por un país más justo, por la distribución del
ingreso, por la aplicación de la ley de medios y por la unión de la
Patria Grande. Hoy es cuando, compañeros…
Globo
Nuestra América
LA HORA DE AMÉRICA LATINA
Por Norberto Galasso
América,
como continente geográfico que va desde Alaska hasta Tierra del Fuego
tiene dos historias contrapuestas: la del Norte y la del Centro y Sur.
La América
del Norte, del río Bravo que limita a Méjico con Estados Unidos, es una
historia de lucha donde una burguesía industrial del nordeste logró
imponerse sobre los latifundios y dueños de esclavos que los explotaban,
en las costas del golfo, y hacían grandes negocios por el puerto de
Nueva Orleáns. Esa guerra de secesión, que terminó en 1865, permitió el
fuerte desarrollo capitalista y el avance hacia el far West. Los
ferrocarriles se cruzaron de costa a costa y el país creció hacia
adentro, con un fuerte desarrollo económico. Los esclavos se tornaron
obreros -y fueron explotados como tales- pero también se convirtieron en
consumidores. El algodón, que se exportaba rumbo a Inglaterra, sirvió
de materia prima a las fábricas textiles del noreste y quebró la
división internacional del trabajo de los yanquis con los ingleses. Con
fuertes aranceles aduaneros creció un capitalismo nacional que luego
pasó a su etapa superior, el imperialismo, engulléndose más de la mitad
del territorio mejicano, y luego dando zarpazos sobre Puerto Rico, Cuba,
desmembrando América Central y avanzando hacia el sur para quedarse
con materia prima y salarios bajos, hasta llegar a ser la primera
potencia mundial.
En
el resto de América, el proceso fue inverso. Triunfaron los
exportadores de materias primas, que no querían industrias, y sólo se
limitaban al negocio comercial en los puertos. Aquello que pudo ser la
Patria Grande de San Martín y Bolívar se despedazó en una veintena de
países dependientes, monoexportadores, semicoloniales, saqueados y
expoliados por el imperialismo yanqui y el imperialismo inglés. Sin
industrias, cundió la desocupación y así también la enfermedad, el
analfabetismo, la deformación económica, el endeudamiento externo. Uno
era el tiburón, como dijo Juan José Arévalo y los otros, las sardinas.
Así nació la OEA, las prerrogativas del FMI y todos los elementos de
dominación y expoliación.
Pero
desde 1998, América Latina empezó a cambiar con la llegada del
comandante Hugo Chávez al poder y la instalación de la República
Bolivariana de Venezuela. En esta última década se fueron sucediéndose
los cambios, ya imparables, en la mayor parte de los países y aquello
que parecía un sueño empezó a concretarse: un hombre de los pueblos
originarios pasó a gobernar Bolivia, un tornero llegó a la presidencia
de Brasil, un sacerdote del pueblo pasó a liderar al Paraguay, el
sandinismo renació de sus cenizas, ex guerrilleros, como Funes en El
Salvador y Mujica en el Uruguay se convirtieron en primeros
magistrados, un economista formado en Harvard asumió en Ecuador para
expulsar a los norteamericanos de la base de Manta. Y en la Argentina,
un presidente imprevisto, se sacó de encima el monitoreo letal del FMI y
recuperó las banderas de Perón.
Al
mismo tiempo, en 2005 fue hundido el ALCA en la cumbre de Mar del
Plata, de donde Busch salió con el rabo entre las piernas y poco tiempo
después fue tomando fuerza el UNASUR, con los consiguientes proyectos
de Banco del Sur, empresa energética latinoamericanaa, comité de defensa
militar sudamericano y otras formas de afianzamiento el ALBA, el
MERCOSUR, etc.
Hoy vivimos una hora excepcional, la hora de la soberanía latinoamericana, de la liberación y de la unión, que no podrá darse en los márgenes estrechos de las viejas relaciones de producción de explotación sino bajo nuevas formas de propiedad donde impere la solidaridad y el hombre sea capaz de gozar de la plena libertad, en camino hacia el Hombre Nuevo de que hablaba el Che. Globo
EL FIN DE UNA ILUSIÓN
Crisis, crisis y más crisis
Era
como la ilusión del uno a uno. Ese elemento inquebrantable de la vida
económica cotidiana que dejaba tranquilo a un sector siempre beneficiado
dentro del sistema neoliberal. Era tal vez, la omnipotencia del llamado
primer mundo, ese conglomerado de países que figuran como centrales:
estabilidad económica, industrialización, un PBI alto, potencial
militar, acceso a muchas pelotudeces. No sé, es distinto; la pasan mejor
y hay menos quilombo. O al menos así parecía, el quilombo solamente
estaba acá, en el Caribe, en la frontera de México y Estados Unidos,
Afganistán, Irak, Sumatra, la isla de Java y por qué no en la nueva
Rusia capitalista y el África. La clase media y los medios, produciendo y
reproduciendo hasta el hartazgo una tendencia de sentido común, han
sabido elaborar el imaginario de que Europa y Yanquilandia es el
exponente máximo de este sistema; la meca del capitalismo, el ejemplo a
seguir. Nuestra vanguardia para superar nuestras crisis. Usted lector,
mentiría si vivió en Argentina y me dijera que nunca escuchó que porque
en España esto no pasa, porque en Estados Unidos lo matan, porque acá
esto, porque allá eso y así. Y así, así, hasta que lo terminamos
creyendo: ellos son mejores, nosotros unos pelotudos. Este es el peor
país del mundo, el peor continente, y se nos llena de bolitas,
ignorantes, mequetrefes. Todo es un quilombo.
El día que el imaginario se fue a la mierda
¿Estados
Unidos tiene una crisis? ¿En España hay cuatro millones de desocupados y
también están en crisis? ¿En Francia rompen todo por la edad
jubilatoria? ¿Hay piquetes y piqueteros vagos que rompen todo? ¿Cómo?
¿No era acá el quilombo? ¿Qué pasa? Pero, todo este tiempo… este país es
una mierda, no ellos; somos nosotros los forros que arruinan el mundo.
No, no puede ser…
Primero
Grecia y la resistencia popular contra las medidas de austeridad. Nos
quedamos asombrados al ver en la TV el despelote Socrático símil
Argentina 2001. La cana reprimiendo, gases, muertos, todos en la calle. “Que se vayan todopopulus” Vaya
a saber uno cuál era la consigna callejera. No importa. Nos vimos
reflejados y observamos que el país de mierda de a poco llegaba a
Europa. Sin más, pisaba fuerte la macana de los consejos del FMI, ese
versito que nos humillaba, cuando perdíamos nuestra soberanía, cuando
nos decían qué hacer y cómo y los intereses locales accedían
arrodillándose sin un mínimo pudor. Advirtieron los economistas
mediáticos: esto llegará a España. Los gallegos están hasta las bolas. Y
sí, el mercado especulativo es así. Entonces, tras una gran
resistencia, los políticos griegos bajaron los salarios de los empleados
públicos, recortaron las jubilaciones y todo lo que implique gasto
público. Palo y a la bolsa. Desocupación, malestar, pancitas que hacen
más ruido que antes. Ahora España sólo debería esperar unos meses para
ver llegar de a poco una tormenta imparable. La crisis cíclica del
capitalismo financiero.
Como la ilusión del uno a uno, el primer mundo llegaba a su fin. No había tantos mundos como parecía.
Uno para todos y todos... ¿para quién?
En
el 2001, mientras acá se dio el grito de guerra contra el
neoliberalismo, en el viejo continente se unificó la moneda Euro. Era el
nacimiento de una E fuerte y a la vez un símbolo de unificación
económica. La UE, exigía algunos requisitos para poder ser parte de este
engranaje; por ejemplo, demostrar tener una política monetaria y fiscal
responsable, que priorizara la estabilidad de precios. Esto se
traducía en un examen de cuentas públicas y Grecia, decía el New York
Times “engañó a la UE sobre sus datos reales de déficit público con
la ayuda de bancos de inversión de Wall Street, como Goldman Sachs o JP
Morgan, que ofrecieron al gobierno griego operaciones similares a las
que causaron la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos. En
concreto, Goldman Sachs habría ayudado al gobierno griego a disimular la
obtención de créditos por miles de millones de euros, en un acuerdo que
fue presentado como si se tratara de un intercambio de divisas en lugar
de un préstamo. El dinero facilitado por los bancos de inversión
nunca quedó registrado en las cuentas públicas de Grecia, que ofreció, a
cambio de esos préstamos, pagos futuros con sus ingresos por tasas
aeroportuarias y sus ganancias de la lotería.” Fueron casi diez
años de engaño que derivaron en lo que derivaron. Sin embargo, la
complejidad de esta crisis no es como decir en un examen del secundario
“en el 29 hubo crisis porque hubo sobreproducción”. No, la cosa acá es
más turbia y el mercado, como señalamos antes, está regido por una
globalización más descarnada y un nuevo ordenamiento del flujo del
capital, un nuevo orden mundial. Con un sistema mundo tan complejo como
innovador. Los grosos de Wall Street estaban detrás de esto, y
claramente, vienen siendo los grandes ganadores de esta crisis.
Para
Grecia, el incremento de las importaciones de divisas, se tradujo en
deuda pública. Siempre y cuando los capitales extranjeros siguieron
penetrando con su capital, hubo un virtual crecimiento. Pero el
problema está cuando esta inyección se retira. Se pierde la
competitividad, la actividad interna se desploma. En España esta
situación se tradujo como financiación del boom inmobiliario. Según analisisdecoyuntura.com.ar “(…) la situación nos resulta muy familiar a los argentinos: “Si
España aún tuviera su antigua moneda, la peseta, podría remediar
rápidamente el problema con una devaluación, digamos, reduciendo el
valor de la peseta un 20% respecto de otras monedas europeas.” Pero, cerrada esa posibilidad –igual que en Argentina mientras se consideró intocable el 1 a 1– España “sólo puede recuperar competitividad por medio de un lento y desgastante proceso de deflación.”
El
quilombo comenzaba a aflorar lentamente. La eurozona salía de la bobera
neoliberal que los había engatusado. Creían que “el fin de la historia”
era realmente que para ellos jamás nada volvería a suceder. El fin de
los fines. Ahora, como un terremoto inesperado ese capital, siempre en
movimiento, y sin frontera, los abandonaba, y por ende, los trabajadores
siempre, al borde del precipicio devorador de hombres: la máquina del
ajuste. Nuestro 2001 (salvando todas las distancias, claro).
El
FMI tomaba su protagonismo tan deseado. Su alimento, la crisis. El PSOE
(¡el socialismo!) se hizo, entonces, la barbarie. Los muertos y los
detenidos griegos, junto al pedido de cooperación ciudadana por parte
del primer ministro Papandreu, ya habían quedado atrás, en las calles
atenienses de nieblas lacrimógenas. Quien ahora cruzaría por el centro
del círculo de fuego, sería Zapatero, un líder progresista. ¿Pero cuál
es en todo esto el objetivo? Claro, tal vez, nuestro sentido común,
señor/a lector/a, diría que es salvar los empleos, el trabajo, la
seguridad social. ¡No! Permítame, con todo respeto, secar las lágrimas
que corrieron por tanto reírme. Para nada, acá había que salvar los
Bancos, hay que salvar al Euro, porque cae. Cae irremediablemente.
Social
Cultura
“Para los latinoamericanos este ‘hoy’

Por Carla Wainsztok
¿Cómo no conmoverse ante la plaza llena de pueblo? Si, de pueblo no gente o de público. Ahí estábamos nosotros, los/las trabajadores, los/las jóvenes, los/las militantes, los/las cumpas, aquellos/as que se sintieron, nos sentimos convocados a despedir a Néstor. A un soñador de la Patria Grande.
Como toda ceremonia popular, se juntan el dolor y la alegría, el exceso, el desborde, quién quiera comprender que comprenda. ¿Cómo no contemplar con los ojos llenos de lágrimas el altar frente a la Casa Rosada? Allí había dibujos, palabras, flores, velas, es decir ofrendas. Ofrendas al compañero que ya no está, pero está. Está en nuestros corazones, en nuestros anhelos.
¿Cómo explicar que había compañeros/as camaradas que esperaban por horas ingresar a la Galería de los Patriotas Latinoamericanos para despedir por última vez a Néstor?
¿Qué sentimientos supone correr al lado del coche fúnebre, tocarlo como quién toca al compañero? Y mientras el furgón comenzaba a circular, escuchar la Marcha de San Lorenzo. La misma marcha que nos emocionó en los festejos del Bicentenario.
¿Cómo no dejarse estremecer por los abrazos de los presidentes latinoamericanos? El abrazo de Lula, un Lula que no podía ocultar sus lágrimas, ¿por qué habría de ocultarlas?, en ese abrazo de Lula a Cristina donde se veía una vez la imagen de la mano de Lula, allí donde la máquina le quito un dedo. Como se ha dicho una y mil veces los presidentes y nuestros pueblos se parecen cada vez más. Recordemos sino a Cardoso, a Collor de Melo.
Y las palabras de Evo, “Me quedé huérfano, siento que perdí a un hermano mayor, a mi padre, a un amigo, a todos juntos. Siento que toda América Latina quedó huérfana del hermano Néstor, que fue el primer presidente de todo el continente, él me enseñó con el ejemplo que los latinoamericanos no somos el patio trasero de ningún imperio” y a quién le falta memoria recordemos que el presidente boliviano, el Goñi no sabía hablar bien el castellano. Eso si, sabía muy bien el inglés.
Como nos enterneció, el discurso de Chávez, en la elegía a Cecilio Acosta. El texto de José Martí, escrito en 1881, tengo el texto junto a mi mano, permítanme citarlo un poco más allá del parafraseo del comandante” Ha muerto un justo (…) Llorarlo fuera poco. Estudiar sus virtudes e imitarlas es el único homenaje grato a las grandes naturalezas digno de ellas. Trabajó en hacer hombres: se le dará con gozo con serlo ¡ Qué desconsuelo, ver morir en lo más recio de la faena a tan gran trabajador! Sus manos, hechas a manejar los tiempos, eran capaces de crearlos (…) Quería hacer la América próspera, y no enteca: dueña de sus destinos”
Y que decir de la compañera Cristina, acompañando a Néstor y recibiendo los aplausos y los vivas a Néstor que se sumaban a los pedidos, las demandas de los/las cumpas. Por mis hijos, por mis hijos le solicitaba un padre. Y ese barítono que mezclaba lo mejor de las culturas entre el Ave María y un hasta la victoria siempre.
Es que el pueblo, nosotros somos así, lloramos y cantamos, morimos y renacemos, pedimos y agradecemos.
¿Cómo no conmoverse frente a la Galería de los Patriotas latinos una vez más, luego de los festejos del Bicentenario? Para que se pudiera crear la Galería fue necesario descolgar con anterioridad el cuadro de los asesinos del pueblo. Y Néstor dio lo orden, proceda. Era imposible que la Galería de los Patriotas latinoamericanos naciera y conviviera con esos otros retratos.
Despedimos a Néstor recordándonos que esta es la hora de los pueblos latinos y caribeños, y que por ello es momento de crear miles y miles de aulas y otras tribunas donde se narren las historias de Nuestra América, las pedagogías latinas y, las sociologías indoamericanas.
Ayer nomás
José Artigas renace en este año de celebración popular y memoria histórica. Su gesta revolucionaria pasará a los tiempos como herencia movimientista de nuestros pueblos.
1/2s?
A DESCONCENTRAR, A DESCONCENTRAR
Que la información es tuya, mía y de aquel
evastilman@elpancholacoca.com.ar
Este mundo, esta empresa
El proceso de debate acerca de la nueva ley de medios ha traído, entre
otras, dos consecuencias importantes para el conjunto de la sociedad.
Por un lado, el consumidor de información ha perdido la inocencia, los
riesgos de ser un espectador pasivo se han puesto a la vista. Por otro
lado, a las empresas de información se les ha caído (y en parte se les
ha arrancado) el velo de objetividad y neutralidad que era costumbre en
sus discursos.
Este artículo se escribe desde una postura que no pretende ocultarse,
sino simplemente ser explicitada y explicada. Así que empezaremos con
una afirmación, que para algunos sonará a sentencia: los autodenominados
medios masivos de comunicación, no son medios ni comunican (creo
haberlo escuchado de un artista lúcido, hago propias sus palabras).
Tratemos de desmenuzar tan arrogante proposición. En principio, son
empresas privadas que producen y distribuyen información. En el mundo
contemporáneo, la información ha devenido mercancía y el mundo de la
información es un mercado controlado (como todo mercado) por las
empresas más concentradas. Ahora bien, ¿qué implica decir que los
“medios” son en realidad empresas privadas? No es ni más ni menos que
afirmar que, si es una empresa privada, actúa como una
empresa privada. ¡Tremenda perogrullada!, dirán. Pero es justamente lo
más obvio, lo que generalmente no nos detenemos a pensar, precisamente
por aparecérsenos como obvio. ¿Qué es lo que una empresa quiere? Las
empresas buscan consumidores para el producto que ofrecen, no actúan
como sociedades de beneficencia propulsoras del bien común, sino como
empresas que quieren que sus productos sean los más consumidos, por lo
que puede esperarse que no anhelen a la diversidad de productos en el
mercado informativo. Es feo, pero así es el capitalismo, y eso es lo que
pasa cuando un derecho social deviene mercancía… pero a no deprimirse y
sigamos, ¿Qué más puede querer una empresa? Probablemente quiera ser
dominante en el mercado y para ello tratará de eliminar a la mayor
cantidad de competidores posible, tendiendo a la concentración y
centralización (monopolización). Es feo, pero así es el capitalismo, y
eso es lo que pasa cuando se deja a la información en las manos
invisibilizadas del mercado. Pero a no angustiarse y sigamos…
El proceso de concentración de empresas de información no ha sido un
fenómeno exclusivamente local, pero la particularidad de nuestro caso es
que tuvo su origen en la dictadura genocida que se hizo gobierno en
1976 y durante los gobiernos neoliberales que le sucedieron. El proceso
de formación de oligopolios mediáticos en Argentina estuvo enmarcado en
un contexto de sangre y hambre para el pueblo argentino. De esta
manera, el control del mercado informativo quedó en unas pocas manos
que imponen qué es una noticia y qué no lo es. El poder de circulación
masiva de la información producida por los “multimedios” (que pueden
producir información en todos los formatos vigentes: radio, televisión,
prensa gráfica, web, etc.) genera una posición hegemónica en el control
de la información. Este poder se evidencia no sólo en su capacidad
directa de circulación masiva de sus contenidos, sino también en el
efecto “rebote” que producen en otras empresas más pequeñas que
reproducen la información o los temas impuestos por las empresas
hegemónicas.
Es una línea, y otra línea, y otra línea más
El mundo “mediático” que vemos es un mundo simbólico (no por ello
menos real) que construyen empresas privadas: producen y nos muestran
un relato de lo real construido a partir de edición, musicalización,
titularización, zócalos, editoriales, publicidades e intereses. Ahora
bien, la información siempre contiene un sesgo ideológico, esto en sí
mismo no es un problema; porque la historia siempre es contada por
alguien y ese alguien tiene objetivos, deseos, posturas ideológicas,
roles sociales, etc. El problema está en saber a quién representa y
favorece ese relato de lo real (relato que a su vez, forma parte de lo
real). En este sentido, los autodenominados “medios”, ocultan sus
intereses detrás de un velo de supuesta objetividad y neutralidad, que
es lo que supuestamente legitima su pretensión de postularse como
“independientes”. Nadie es objetivo ni neutral, lo que sí existe es una
forma discursiva que por su retórica y gramática característica, simula
y aparenta ser distante de los hechos que suceden y se narran.
Defender intereses no es en sí mismo un problema, el problema reside en
ocultarlo intencionalmente y presentarse como un narrador neutral y
objetivo.
Los oligopolios “mediáticos” tienen poder de construcción del sentido.
Los grupos dominantes, la burguesía, la oligarquía, como quiera que se
lo llame al poder hegemónico, dispone de la propiedad de los medios
materiales de producción, pero también de los medios intelectuales.
Tiene el poder de monopolizar el sentido de ciertas expresiones,
hacerlas propias y postularse como el único legítimo propietario. Un
ejemplo bien claro es la insignia de la libertad de prensa: las empresas
“mediáticas” se presentan como sus únicos legítimos propietarios y la
convierten en un slogan publicitario para vender sus intereses. He aquí
el problema, porque cuando repetimos un discurso mediático y
hegemónico, muchas veces compramos intereses ajenos que defendemos sin
darnos cuenta de lo que estamos haciendo. Hacer eco de la ley de medios
como una ley K o ley mordaza, es un ejemplo claro: ¿Cuántos habrán
repetido esas adjetivaciones? Esa adjetivación es peyorativa, además de
falsa. No es justa con las organizaciones sociales que participaron en
su construcción. Pero acá está el poder de los oligopolios, el lograr
que vastos sectores de la población se sientan más cerca de esos
monstruos mediáticos que de los medios sociales y alternativos.
Todos
los “medios” bajan línea todo el tiempo, pero no en todos los casos
esto está claro. Cuando miramos la TV pública sabemos que es un canal
oficial y podemos tomar postura con respecto a los contenidos y formas
de la información que re-presentan, el tema es que en el resto no
tenemos esa chance de saber quién y qué re-presenta. Sin embargo, es
cierto que los oligopolios mediáticos han perdido últimamente “las
buenas formas” y cada vez son más visibles sus intereses corporativos.
Pero
hay otra cuestión también, cuando consumimos información, aprendemos y
aprehendemos ciertas visiones de la realidad. El mero consumo de
información es un acto pasivo de aprendizaje, es decir, repetición
mecánica del sentido incorporado pasivamente. No sólo los programas
políticos, periodísticos, noticieros y canales informativos expresan
ideología. También muchos programas “de entretenimiento” bajan sus
líneas constantemente: pedir la pena de muerte, expresar indiferencia
por el golpe de Honduras, presentar a las mujeres como meras portadoras
de idiotez y curvas vendibles, son algunas de las otras formas que los
“medios” tienen para bajar línea, y el tema es que esos contenidos son
consumidos cuando el espectador tiene “las defensas bajas” o “bajó la
guardia” porque precisamente, tiene ganas de entretenerse un rato y
despejarse un poco después de la jornada laboral. ¿Quién va a sospechar
que está siendo educado dos horas antes de irse a dormir?
Yo trabajo acá
Muchos llamados periodistas se han transformado en meros presentadores
de noticias, sin analizar la información que muestran. Los temas que
cubren esos periodistas son los que el medio les impone, pero además
muchas notas y secciones se han convertido en editoriales no
explicitadas como tales. Se cubren sólo las noticias que deben ser
consideradas según intereses publicitarios, corporativos y/o políticos.
Pero la cosa no termina ahí porque en los últimos tiempos, muchos de
los llamados periodistas parecieran ser verdaderos voceros de intereses
corporativos de las empresas “mediáticas”. Supongamos que ese es su
deseo, tienen total derecho a hacerlo, pero entonces que no nos corran
después con la de “somos trabajadores defendiendo nuestros puestos de
trabajo”. Con el mayor de los respetos: vamos muchachos, no nos tomen
por boludos. Una cosa son aquellos que recién inician su carrera, se ven
limitados por cuestiones de supervivencia propia o familiar, en fin,
de todos aquellos que se ven forzados a vender su fuerza de
trabajo para garantizar su existencia. Otra cosa son aquellos que ya
tienen bien garantizado su pasar y por motivos de confluencia
ideológica o jugosas pagas deciden adherir y ponerles la cara a
los intereses del patrón. No todos deben considerarse proletarios
porque, a juzgar por sus salarios, están bastante lejos del promedio de
los trabajadores. Más bien podríamos pensar que están mucho más cerca
de los gerentes y bien se sabe que el gerente (al igual que el capataz)
tiende a pensar como el dueño, porque le es necesario para cumplir
exitosamente su labor. Por tanto, el gerente tiene una conciencia mucho
más parecida a la del patrón que a la de un compañero trabajador.
Digamos que hay figuras que parecen ser endemoniadamente caras, como
para tratarlas como simples trabajadores...
Yo me bajo acá
A
estas alturas podemos afirmar que la información no es cualquier tipo
de mercancía, ya que produce sentido común, opinión y predispone a
ciertas prácticas. Los “medios de comunicación” son formadores de
conciencia. Claro que la conciencia que les sirve a sus intereses no es
una conciencia crítica y activa, sino una conciencia alienada,
colonizada y pasiva. Quizás la palabra medio no estaría tan mal
utilizada si, en lugar de definirlos como medios de comunicación, los
llamáramos medios de colonización, pero bueno, no es hora de ponerse tan
rigurosos con las etiquetas.
Durante
mucho tiempo, parecía que nada ni nadie los iba a parar, hasta que se
lograron consolidar las demandas de organizaciones sociales, vastos
sectores de la población y dirigencia política que pintó el debate sobre
la ley de medios sancionada durante la última dictadura. La nueva ley
de medios es un paso para decir: la información es un derecho, no una
mercancía; un derecho social para la construcción de nuestra conciencia.
De
aquí la importancia del rol de medios alternativos o sociales ya que
no se trata sólo de desmontar un aparato de dominación ideológica y
reemplazarlo por un aparato diversificado de “PYMES” que garanticen un
libre mercado de mercancías informativas (al estilo yanqui de libre
competencia). No es cuestión de hacer un zapping más colorido y
atractivo para espectadores pasivos, sino de comprender la importancia
de recuperar espacios para la construcción de sentido para que puedan
ser expresadas las demandas de los sectores populares desde sus propias
bocas.
Disculpas por la extensión del artículo, pero
hay que darse un debate profundo, porque lejos de haberse agotado en la
sanción de una ley, nos demanda una participación activa para que su
implementación efectiva sea realmente un triunfo para los sectores
populares. Si llegaste hasta este párrafo, realmente gracias por las
ganas y el tiempo dedicado a leer una nota de una nueva publicación.
Para terminar, muchas fueron las declaraciones alrededor de la ley de
medios, nos quedamos con la de un manifestante que en la marcha para
exigir la implementación efectiva de la nueva ley dijo algo así como:
“quiero ver y que me vean, quiero escuchar y que me escuchen”. Creemos
que por ahí viene la mano, y por ahí vamos nosotros.Social
Sí, quiero. Ahora puedo
Pensando al matrimonio igualitario
eugeniaasato@elpancholacoca.com.ar
Quiero
compartir con ustedes algunas reflexiones acerca de la histórica ley
sancionada recientemente que permite casarse a las parejas del mismo
sexo.
La
ley de matrimonio igualitario se consiguió tras 15 horas de debate en
el Senado, 3 meses de discusión en comisión, 3 años de campaña de la
comunidad lésbica, gay y trans; y muchísimos años de lucha histórica.
Todo un proceso que requirió de tiempo, paciencia, energía,
perseverancia. Como la maduración de las frutas, las sociedades maduran y
llegan a conquistar estos logros.
La
votación fue peleada, dándose en este caso una votación no por bloque
sino personal. Sin embargo, el espíritu optimista y esperanzado no
cedía. Finalmente, la votación concluyó con 33 votos a favor, 27 en
contra y 3 abstenciones. A último momento se fueron del recinto, tres
referentes del Peronismo disidente: Carlos Reutemann, Adolfo Rodríguez
Saá y Juan Carlos Romero.
A
primera vista en las notas de Clarín, encontramos en el encabezado de
las notas acerca de la nueva ley, la denominación “matrimonio
homosexual”. Toda denominación expresa una visión. Esta expresión,
muestra que ganó derechos “ese grupo” y no va más allá: plantear que se
avanzó en materia de igualdad de derechos, y por lo tanto, es un avance
para el conjunto de toda la sociedad.
Con
respecto al mal sentido común, no es raro que se caracterice al
homosexual como promiscuo y abusador, como si algunos heterosexuales no
fueran promiscuos y abusadores. Elena Corregido del Frente Just. Chaco
Merece más, dijo que “se ha metido a niños en medio del debate con
intención de meter miedo, como si las personas homosexuales fueran
anormales, perversas”. Lucía Corpacci del FpV de Catamarca manifestó la
“supuesta normalidad heterosexual”. Desde mi punto de vista, la
perversidad no es una característica propia de los homosexuales. Lo
perverso no discrimina por sexo sino que también existe en los
heterosexuales.
En el recorrido de los argumentos del debate, encontramos a la
senadora Negre de Alonso del PJ disidente de San Luis, quien votó en
contra de la ley y expuso un video-propaganda, para nada informativo y
sin solidez en su postura. Además dijo estar preocupada por la educación
sexual que recibirían niños y niñas: “Me
preocupa qué va a hacer la ley de educación sexual. Vamos a tener que
enseñar qué es ser gay, lesbiana, travesti, transexual... Eso”. Y, sí
señora, esta es la compleja y diversa realidad. “Ya no vamos a poder
decir que solamente hay hombre y mujer. Les vamos a enseñar que es una
construcción cultural”. Desde ya, ¡la sexualidad es una construcción!
Entre
una de las alternativas que se plantearon, podemos hallar a la unión
civil, la cual intentó enmascarar la discriminación. La unión civil,
dijo Liliana Negre de Alonso, es otorgar derechos (Oh oh oh
discriminación! diría la banda reggae local Resistencia Suburbana)
Claramente la unión civil estigmatiza y discrimina. Me pregunto ¿de
dónde viene esta señora? Y encuentro que milita con Rodríguez Saá, y
milita también, nada más y nada menos que en el Opus Dei (institución
perteneciente a la Iglesia católica que se caracteriza por su
sectarismo y por ser ultraconservadora). Por su parte, Clarín criticó la
eliminación del tratamiento de la unión civil. ¿Qué te pasa Clarinete,
mejor enmascarar una “pseudoigualdad” bajo la bandera de la unión
civil?
En relación al matrimonio, para
Josefina Meabe, del Frente de todos de Corrientes, la unión de parejas
es para la procreación. Éste no es necesariamente el fin del
matrimonio, que en último término es un contrato.
Uno
de los temas más polémicos, que trajo aparejado el matrimonio de
personas del mismo sexo, es la adopción. “¿Y además que adopten hijos?”.
Esta es una expresión de indignación, presente en muchos legisladores y
en algunos sectores de la sociedad. Pero debemos ver la realidad: las
familias no se caracterizan por si son biológicas, sino por si son un
lugar de contención, cuidado, educación y afecto. Además, la compleja
realidad muestra nuevas familias. Investigaciones empíricas demuestran
que las parejas homosexuales no tienen menos habilidades en cuanto a la
paternidad y que sus hijos no muestran falencias con respecto a hijos
de padres heterosexuales.
Como
pasó con otros temas, pudimos ver que la discusión se convirtió en un
circo. En la mesa de la Chiqui, días antes de que se votara la ley del
matrimonio igualitario, Mirtha Legrand le preguntaba al diseñador de
moda Roberto Piazza: "Roberto te voy a hacer una pregunta muy delicada:
la pareja de homosexuales, suponte que adoptan a un chico, como tienen
inclinaciones homosexuales, ¿no podría producirse una violación hacia
su hijo?". A lo que Piazza le respondió muy calmadamente (para mi gusto
demasiado calmado) que no, que era una perversión el abuso, que no
tenía que ver con la inclinación sexual. Estas declaraciones de Mirtha
Legrand, a pesar de sus disculpas públicas, son un agravio contra toda
la comunidad homosexual y muestra de una ignorancia que permite una
televisión enmascarada bajo la bandera del “pluralismo” y que no
controla los contenidos que se difunden. Además la televisión forma
opinión y aunque sabemos que algunas personas piensan lo que dijo Mirtha
Legrand, no todo se debe permitir. Otra de las discusiones que se
dieron en esta “bendita” mesa fue la de Pepe Cibrian con la diputada
Cynthia Hotton quien se opone a la ley. En referencia a la alternativa
de adopción de chicos que están expuestos a vivir en la calle de tener
un hogar con padres del mismo sexo, Pepe Cibrian le preguntó ¿Pepe o
calle? Cri… cri… por parte de la diputada. Después respondió que
presentó proyectos de adopción pero claro está, sin incluir a las
parejas homosexuales. De todo tiene este circo. Y, como no podía faltar:
tarán… ¡el payaso!: el diputado Alfredo Olmedo, el empresario sojero
salteño que regalaba coches y motos para que lo voten. En el programa de
Lanata, “Después de Todo” que va por canal 26, esto le preguntaba
Jorge Lanata y esto respondía Alfredo Olmedo: ¿Es cierto que en su
campaña electoral regaló coches y motos para que lo voten?. Así es.
Tenía una forma de llamar a la gente para que vaya a los actos, no
tengo punteros políticos ni la plata ni la estructura del Estado para
mover a los actos entonces sorteamos 4 autos en total y saqué 83 mil
votos. La diferencia es que la plata era nuestra no del Estado. En la
misma entrevista declaraba: “Yo tengo la mente cerrada y la cola
también, para que no le quepa ninguna duda, bien clarito”. Este
personaje con su llamativa campera amarilla, que más que reír nos hace
llorar, se caracteriza por sus declaraciones, que muestran una
discriminación con rasgos retrógrados, ignorancia y desfachatez.
Y,
como no podía faltar, la cúpula de la Iglesia católica expuso su
mirada. Nuevamente la cúpula de la Iglesia salió a la cruzada con
declaraciones retrógradas. ¡Otra vez sopa! Bergoglio manifestó que era
una movida del diablo, que la envidia del demonio era la que estaba
dentro de la ley. Ya en 1994, el obispo Quarracino, dijo que los
homosexuales eran enfermos y había que ponerlos en un gueto. A lo que le
respondo: la homosexualidad no es un trastorno ni una enfermedad sino
una orientación sexual. Según Marcelo Alejandro Guinle del Frente por
la Integración de Chubut, los pastores deberían recibir la diversidad
con los brazos abiertos. Además, la cúpula de la Iglesia católica,
castigó a los que estaban a favor de la ley. Cabe rescatar el coraje de
los cristianos que contrariaron a la cúpula de la Iglesia.
En
la misma vereda de los cristianos a favor de la ley, para Blanca
Osuna, del FpV de Entre Ríos, “los católicos de respuesta positiva ante
la ley, nos ponemos del lado de los humillados”. Jesús hoy estaría del
lado del marginado por la sociedad, ¿acaso no lo son los homosexuales?
Esto entendieron, algunos curas y laicos que se han manifestado a favor
de la ley. Lo que demuestra que no toda la Iglesia es homogénea. Sin
embargo, mal no le vendría a la cúpula católica y a algunos laicos,
revisar prácticas y mensajes de Jesús.
En
cuanto a la manifestación, miles de personas siguieron la sesión por
radio y se manifestaron en la Plaza de los Dos congresos, en donde se
había montado la Carpa de la Diversidad. En la vigilia hubo música,
consignas y disfraces. Estuvieron presentes: el ministro de economía
Amado Boudou, el legislador porteño de Proyecto Sur Fabio Basteiro, la
cantante Patricia Sosa y Kevin Johansen quienes actuaron en el escenario
montado en la plaza, los dirigentes de organizaciones de gays y
lesbianas Maria Rachid y César Cigliutti, la dirigente del MST Vilma
Ripoll, dirigentes de centros de estudiantes, militantes del Movimiento
Evita, La Cámpora, el PO, el Frente Transversal, la CTA, el Movimiento
de desocupados Anibal Verón, la Juventud Radical de la Capital, la
FUA, la FUBA, el movimiento feminista Pan y Rosas y otras
organizaciones sociales y políticas . También se manifestaron en
contra, militantes católicos y de iglesias evangélicas. Entre éstos y
las agrupaciones políticas hubo pequeños incidentes, pero la fiesta se
realizó en paz, y no como planteó Clarín, que hizo hincapié en que hubo
un fuerte cruce.
Los
manifestantes a favor de la ley, se expresaban frente a lo que iba
sucediendo en el recinto. Ante la abstención de María José Bongiorno, la
plaza festejó. Durante toda la jornada se vivió un clima festivo. La
alegría, pareciera que es algo que nos quieren arrebatar. Muchos medios
no la estimulan, sino todo lo contrario, la desalientan, mostrándonos
que son todas “malas noticias”. No perdamos la alegría, y menos ante la
posibilidad de luchar juntos por nuestros derechos.
En
relación a las minorías, Blanca Osuna argumentó: "No son cuestiones
religiosas o morales las que están acá en juego. Estamos planteándonos
la responsabilidad que tiene la democracia con minorías discriminadas".
Las minorías deben ser respetadas, reconocidas en toda Democracia ya
que ésta se enriquece y no ser consideradas como amenazantes.
Se
ha dado, sin duda, un paso importante en materia de igualdad, uno de
los principios de la Revolución Francesa. Entre otros, Filmus manifestó
que el proyecto avanza en la construcción de una sociedad más
igualitaria y democrática.
Para
José Manuel Cano, del Acuerdo Cívico y Social de Tucumán, hubo una
división de la Sociedad. Siguiendo en esa línea, Adolfo Rodríguez Saá,
titular del bloque del PJ Federal, declaró: "Con la unión civil
hubiéramos encontrado un camino de consenso contra los fundamentalistas
que quieren dividir". Desde ya! Eso genera el debate! Voces a favor y
en contra. Lo contrario sería algo idílico. Es importante que se
instale el debate en una sociedad muchas veces indiferente y con
prejuicios.
Claramente, con la ley se ha hecho historia.
Desde luego, con esta ley se ha avanzado en materia de derechos. La
nueva ley es un hecho histórico en América Latina, siendo la primera
ley que permite casarse a personas del mismo sexo. Esto fue posible
gracias a la organización colectiva que se vio en el protagonismo de
organizaciones, legisladores, periodistas, y por supuesto ¡la
participación del pueblo! Todavía queda mucho por andar. Pero, a
festejar, tomar un respiro y seguir andando, rescatando la importancia
de poner el cuerpo, la voz, y el voto.Cultura
LA HORA DE LOS PUEBLOS
“Para los latinoamericanos este ‘hoy’
de la historia es una ruptura, un juicio
un llamado a la solución”
(Justino O´Farrell)

Por Carla Wainsztok
¿Cómo no conmoverse ante la plaza llena de pueblo? Si, de pueblo no gente o de público. Ahí estábamos nosotros, los/las trabajadores, los/las jóvenes, los/las militantes, los/las cumpas, aquellos/as que se sintieron, nos sentimos convocados a despedir a Néstor. A un soñador de la Patria Grande.
Como toda ceremonia popular, se juntan el dolor y la alegría, el exceso, el desborde, quién quiera comprender que comprenda. ¿Cómo no contemplar con los ojos llenos de lágrimas el altar frente a la Casa Rosada? Allí había dibujos, palabras, flores, velas, es decir ofrendas. Ofrendas al compañero que ya no está, pero está. Está en nuestros corazones, en nuestros anhelos.
¿Cómo explicar que había compañeros/as camaradas que esperaban por horas ingresar a la Galería de los Patriotas Latinoamericanos para despedir por última vez a Néstor?
¿Qué sentimientos supone correr al lado del coche fúnebre, tocarlo como quién toca al compañero? Y mientras el furgón comenzaba a circular, escuchar la Marcha de San Lorenzo. La misma marcha que nos emocionó en los festejos del Bicentenario.
¿Cómo no dejarse estremecer por los abrazos de los presidentes latinoamericanos? El abrazo de Lula, un Lula que no podía ocultar sus lágrimas, ¿por qué habría de ocultarlas?, en ese abrazo de Lula a Cristina donde se veía una vez la imagen de la mano de Lula, allí donde la máquina le quito un dedo. Como se ha dicho una y mil veces los presidentes y nuestros pueblos se parecen cada vez más. Recordemos sino a Cardoso, a Collor de Melo.
Y las palabras de Evo, “Me quedé huérfano, siento que perdí a un hermano mayor, a mi padre, a un amigo, a todos juntos. Siento que toda América Latina quedó huérfana del hermano Néstor, que fue el primer presidente de todo el continente, él me enseñó con el ejemplo que los latinoamericanos no somos el patio trasero de ningún imperio” y a quién le falta memoria recordemos que el presidente boliviano, el Goñi no sabía hablar bien el castellano. Eso si, sabía muy bien el inglés.
Como nos enterneció, el discurso de Chávez, en la elegía a Cecilio Acosta. El texto de José Martí, escrito en 1881, tengo el texto junto a mi mano, permítanme citarlo un poco más allá del parafraseo del comandante” Ha muerto un justo (…) Llorarlo fuera poco. Estudiar sus virtudes e imitarlas es el único homenaje grato a las grandes naturalezas digno de ellas. Trabajó en hacer hombres: se le dará con gozo con serlo ¡ Qué desconsuelo, ver morir en lo más recio de la faena a tan gran trabajador! Sus manos, hechas a manejar los tiempos, eran capaces de crearlos (…) Quería hacer la América próspera, y no enteca: dueña de sus destinos”
Y que decir de la compañera Cristina, acompañando a Néstor y recibiendo los aplausos y los vivas a Néstor que se sumaban a los pedidos, las demandas de los/las cumpas. Por mis hijos, por mis hijos le solicitaba un padre. Y ese barítono que mezclaba lo mejor de las culturas entre el Ave María y un hasta la victoria siempre.
Es que el pueblo, nosotros somos así, lloramos y cantamos, morimos y renacemos, pedimos y agradecemos.
¿Cómo no conmoverse frente a la Galería de los Patriotas latinos una vez más, luego de los festejos del Bicentenario? Para que se pudiera crear la Galería fue necesario descolgar con anterioridad el cuadro de los asesinos del pueblo. Y Néstor dio lo orden, proceda. Era imposible que la Galería de los Patriotas latinoamericanos naciera y conviviera con esos otros retratos.
Despedimos a Néstor recordándonos que esta es la hora de los pueblos latinos y caribeños, y que por ello es momento de crear miles y miles de aulas y otras tribunas donde se narren las historias de Nuestra América, las pedagogías latinas y, las sociologías indoamericanas.
Ayer nomás
BREVE RELATO DE UN PRÓCER LATINOAMERICANO
“La libertad de América es y será siempre el objeto de mi anhelo.”
José Artigas.
Por Gastón Florio
gastonflorio@elpancholacoca.com.ar
José Artigas renace en este año de celebración popular y memoria histórica. Su gesta revolucionaria pasará a los tiempos como herencia movimientista de nuestros pueblos.
Las
“intencionadas malas interpretaciones” que la mitología de la
histórica oficial construyó sobre él, embocó una de las tantas derrotas
de nuestra identidad como sudamericanos. Consiguió el maltrato, el
olvido y el racismo de generaciones sumergidas en su enseñanza. Mas
allá de las fronteras que le elevó la oligarquía porteña en su vida
política, la historiografía oficial lo condenó a un entierro histórico;
pero gracias a la búsqueda de nuestra verdadera identidad, está
renaciendo.
“Hemos
tenido las mismas repulsiones contra los bárbaros desorganizadores
como Artigas, a quienes hemos enterrado históricamente” le confesará en
correspondencia Bartolomé Mitre a Vicente Fidel López, padres del
relato oficial.
Coherentemente
Mitre lo califica como “desorganizador”, respecto a la concepción de
la historia y la política que identifica a la elite. Sólo un grupo de
iluminados y gente poderosa conduce los procesos, para ellos. Por ende
los caudillos populares que involucran a los pueblos en sus luchas y se
hacen ecos de ellos, desorganizan el bien común.
Una
de las virtudes históricas del artiguismo es paradójicamente su
condena histórica como bárbaro. Jamás podrán perdonarle las oligarquías
portuarias su anclaje popular, así como un siglo más tarde esta misma
clase repugne que sus obreros y/o peones puedan acceder a lugares
veraniegos al igual que ellos.
El
ejército artiguista no era más que una masa popular que depositaba en
el caudillo los sueños de igualdad y justicia que ni el absolutismo
español, ni el oportunismo oligárquico porteño les ofrecía. Indios,
peones, gauchos y pequeños hacendados son los hombres fieles al proyecto
federalista. El Protector de los Pueblos Libres organiza a sus bases
en asambleas populares para definir sus políticas, ataques y defensas.
Convive en campamentos con ellos, y charla alrededor del fuego con su
pueblo para practicar momento a momento el significado de la igualdad. Y
así ira involucrando a su gente como sujeto protagónico de sus luchas.
Como Güemes y San Martín, Artigas encontrará en su pueblo un ejército
sediento de liberación.
Pero
quizás la mayor derrota de Artigas y de nuestros pueblos fue su
deformación histórica como “libertario del Uruguay”. Cuando la banda
Oriental se convierte en República independiente (luego de la derrota al
artiguismo y ya bajo las garras inglesas) dirá desde su exilio: “Ya
no tengo patria”. Su patria había sido quebrada en pedazos. Nunca pudo
aceptar la fragmentación de América, aun cuando esto podía afirmar sus
triunfos en combates parciales. Comprendía muy bien cual era el único
destino para los pueblos americanos; la unión.
Por
esto resulta imposible referirse a la lucha por la patria grande sin
recordar al Protector de los Pueblos Libres. En tiempos donde la
incógnita de las liberaciones nacionales responden a la misma respuesta
histórica de dos siglos atrás: la unión de los pueblos
latinoamericanos.
“Sólo
la unión puede ponerle el sello a nuestra obra, fijemos la garantía de
esta unión” le dirá una y otra vez a Buenos Aires para que le brinden
apoyo. Sin imaginarse que luego no solamente luchará contra el
absolutismo español, sino también contra la clase comerciante
Rioplatense anclada en el libre comercio, contrarrevolucionaria y
cómplice del imperio británico. Luchó también en simultáneo contra el
imperio portugués que lo acosó asociado con Buenos Aires desde el Norte.
“La singularidad de Artigas reside en que fue el único americano que
libró en el Río de la Plata casi simultáneamente, una lucha incesante
contra el imperio británico, contra el imperio español, contra el
imperio portugués y contra la oligarquía de Buenos Aires”, analiza
Abelardo Ramos, en su ABC para comprender la historia nacional: Revolución y contrarrevolución en la Argentina.
Nosotros
omitimos que hasta 1820 el artiguismo llegará a controlar la mayor
parte del territorio nacional. Santa Fe, Misiones, Corrientes y Entre
Ríos se unirán bajo el Protector de los Pueblos Libres. Los proyectos
antagónicos de centralismo en el puerto de Bs. As. y un naciente
federalismo (con el tinte no solamente nacional; sino de Patria Grande)
van a ir tensando las relaciones entre los gobiernos portuarios y los
caudillos. En similitud de las líneas políticas que el “Plan de
Operaciones” de Moreno ofrece y el plan de gobierno implementado por San
Martín en Cuyo, Artigas proclama como políticas de liberación a la
industria nacional, la reforma agraria, la protección de las
manufacturas y aperturas de nuevos puertos para quebrar el monopolio
porteño.
Lógicamente
dicha política era antiimperial y desfavorecía a la oligarquía de
perspectiva meramente portuaria y probritánica. Entonces comienzan a
inquietarse. A tal punto, que el gobierno de Buenos Aires lo convoca a
San Martín para un ataque porteño a las masas artiguistas. Sin embargo
el General tiene claro el proyecto de Patria que quiere y le responde al
director supremo desde Valparaíso: “No, el Gral. San Martín jamás
derramará la sangre de sus compatriotas y sólo desenvainará su espada
contra sus enemigos de la independencia de Sudamérica”.
En
1816 Manuel García (representante de Bs. As. en Río de Janeiro)
negocia con los ingleses y portugueses la invasión a la Banda Oriental
para sorprender a Artigas. Las fuerzas porteñas se mantendrían
neutrales frente al ataque desde el Brasil. Quizás, este es el primer
suicidio del gobierno porteño al desarrollo de la Patria Grande. Y
lamentablemente, unos de los tantos…
Así
en 1820 las fuerzas artiguistas se ven acorraladas desde el Brasil por
los portugueses y desde el litoral por los porteños. Hasta que
finalmente se sepulta el proyecto de los pueblos libres con el tratado
de Pilar, firmado sin consentimiento de Artigas por dos de sus hombres,
López y Ramírez.
José
Gervasio Artigas muere olvidado en el Paraguay treinta años más tarde,
sufriendo las frustraciones de sus sueños y de sus pueblos. Norberto
Galasso recuerda: “En Octubre de 1850, se halla muy enfermo. Entonces,
dice: `Yo no puedo morir en la cama, sino montando mi caballo´… La
muerte lo sorprende el 23 de septiembre de 1850 sin darle tiempo a
concretar su último deseo. Así desaparece uno de los caudillos
latinoamericanos con más clara posición revolucionaria”
Ya
no tiene patria, dirá como ya citamos. Su patria era y es Sudamérica
unida y libre. Pero la derrota no fue nada más de él, sino de todos. La
lucha por esa Patria Grande se verá interrumpida por algunas décadas.
“Somos
un país porque no pudimos integrar una nación y fuimos Argentinos
porque fracasamos en ser Americanos. Aquí se encierra todo nuestro drama
y la clave de la revolución que vendrá”, analiza Abelardo Ramos. Quien
diría que doscientos años más tarde, la clave sigue siendo la misma y
hoy se visualiza con mucho optimismo y esperanza, cabalgando juntos a
los grandes de nuestra patria.
Por Modesto Emilio Guerrero
La idea del "socialismo del siglo XXI", tiene en principio, tres méritos incuestionables en el contexto histórico concreto en el que apareció.
El primero es que representa un salto, una conquista ideológica en medio de un continente en rebelión, o sea, es una idea que surge desde las entrañas de la lucha de clases.
El segundo mérito se debe a que contiene una reacción ideológica y moral sana, frente a la decadencia de la izquierda matriz de las últimas tres generaciones (la socialdemócrata, la stalinista y la nacionalista). Estas tres corrientes se venían alejando masiva y aceleradamente del objetivo socialista, tras derrotas sucesivas y fuertes presiones imperialistas. Desde comienzos de la década de los 80 hasta finales de la de los 90, suman casi 20 años de capitulaciones y retrocesos de las fuerzas históricas de la izquierda en nuestro continente. Es, y no por casualidad, el mismo período de instalación del neoliberalismo y la expansión capitalista a escala global. Con su retirada también se desdibujaba la lucha y la pasión por el socialismo.
La estrecha, casi orgánica, relación de este hecho con la implosión de los regímenes poscapitalistas de Europa del Este entre 1989 y 1991, junto a la conversión al capitalismo en los de Asia, generaron la ideología reaccionaria de la “muerte del socialismo”, el “fin de la historia” y desvíos ideológicos similares.
El socialismo del siglo XXI fue el asalto intempestivo a esa decadencia y a su contracara: la expansión imperialista sobre el planeta.
El tercer mérito de la fórmula contiene la memoria histórica. Es el balance de la experiencia social y sus resultados, como acumulado de conocimientos de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer.
Tal balance es más trascendente, si recordamos que nos estamos refiriendo a un proyecto, el de una sociedad socialista, que se basa en profundidades subjetivas y racionales. Los revolucionarios somos la expresión consciente del movimiento inconsciente de la historia.
Es un criterio indispensable cuando hablamos de socialismo, pues esto no es más que un movimiento social internacional, apoyado en una o varias clases sociales y sectores explotados u oprimidos, alimentado por una filosofía y una concepción del mundo radicalmente opuesta a la burguesa y la religiosa, y elaborado con una hermenéutica científica de comprobación y previsión, cuyo objetivo es uno solo: la emancipación total humana de toda forma de explotación, opresión, alienación y jerarquización jurídica, social y política; para ello acude a revoluciones sociales, insurrecciones, movilizaciones, huelgas generales y todas las formas de lucha y organización que se apoyen en las masas y movimientos sociales y en el ejercicio democrático de sus organismos.
El socialismo del siglo XXI se llama del siglo veintiuno porque no quiere parecerse a lo practicado en su nombre durante el siglo veinte, caracterizado por perversiones tan graves y resultados tan trágicos como imprevistos, nugatorios de estos principios generales del proyecto socialista elaborado por la generación a la pertenecieron Karl Marx y Friedrich Engels.
Esa es la virtud inicial de la idea del socialismo del siglo XXI. Aún siendo una idea difusa teóricamente, y más difusa en su composición social de clase, pero tiene la virtud de no ser policlasista en su definición. Más aún, contiene en su espíritu, la dialéctica según la cual, ningún retroceso, desvío o derrota, hasta ahora, ha logrado eliminar las bases materiales del socialismo, a pesar de sus perversiones estatalistas, metodológicas y de putrefacciones partidarias.
Su adjetivación temporal (siglo XXI) es mucho más que una valoración relativa, nos sugiere un balance honesto de lo mal hecho en nombre del socialismo, y de lo dejado de hacer, sus causas y consecuencias. En ese acto político de responsabilidad, nace "el desafío y la carga del tiempo histórico", que reclama István Mészáros en su maravillosa obra Más allá del capital, para asumir el nuevo compromiso socialista.
Allí radica el valor mariateguiano, la aventura heroica de la idea de construir un tipo de socialismo que supere en el siglo XXI, todo lo practicado en y desde el siglo anterior.
Su definición sustantiva es esencialmente correcta. Se trata de Socialismo. Eso basta para espantar a cualquiera de sus diversas variantes burguesas o intermedias: “capitalismo con rostro humano”, “socialismos nacionales”, frente populares, capitalismos de Estado, “democracia populares”, nacionalismos populares, Estados benefactores redistribuistas, o la última variante aparecida en Francia hace muy poco: “socialdemócratas del sur”, como definen lo representado por gobiernos tipo Lula, Mujica, Kirchner, el Chile de Bachelet o la Nicaragua del segundo Ortega.
La idea del socialismo de o para el siglo XXI, es la mayor expresión de la nueva relación de fuerzas sociales y nacionales vivida por los explotados del continente. Ese balance es un desafío al dominio imperial, iniciado por el Caracazo en 1989 (la primera rebelión social que derrota al neoliberalismo en un país), seguido por la rebelión de los indígenas ecuatorianos en 1991 y luego potenciado por una cadena de rebeliones sociales, políticas y culturales, en Bolivia, Ecuador, Argentina, Uruguay, Paraguay, Colombia, México, Brasil.
Sus resultados fueron modificando, en medidas desiguales, el mapa político latinoamericano, las relaciones entre sus clases y la de sus Estados nacionales con el dominio imperial.
La llamada “nueva América latina” es un hecho categórico en términos históricos. Se define por su carácter reconstitutivo, como ciclo nuevo de reconstitución o búsqueda de refundación, si acudimos al concepto del teórico boliviano René Zavaleta.
No es un capricho entonces, que la idea haya surgido en medio de los estertores de la Venezuela que enfrentaba al imperialismo entre los años cruciales de 2002 a 2005 y que en su curso social ascendente aprendió dos cosas clave:
Herramientas
¿CUÁL ES LA IDEA DEL SOCIALISMO PARA NUESTRO SIGLO?

La idea del "socialismo del siglo XXI", tiene en principio, tres méritos incuestionables en el contexto histórico concreto en el que apareció.
El primero es que representa un salto, una conquista ideológica en medio de un continente en rebelión, o sea, es una idea que surge desde las entrañas de la lucha de clases.
El segundo mérito se debe a que contiene una reacción ideológica y moral sana, frente a la decadencia de la izquierda matriz de las últimas tres generaciones (la socialdemócrata, la stalinista y la nacionalista). Estas tres corrientes se venían alejando masiva y aceleradamente del objetivo socialista, tras derrotas sucesivas y fuertes presiones imperialistas. Desde comienzos de la década de los 80 hasta finales de la de los 90, suman casi 20 años de capitulaciones y retrocesos de las fuerzas históricas de la izquierda en nuestro continente. Es, y no por casualidad, el mismo período de instalación del neoliberalismo y la expansión capitalista a escala global. Con su retirada también se desdibujaba la lucha y la pasión por el socialismo.
La estrecha, casi orgánica, relación de este hecho con la implosión de los regímenes poscapitalistas de Europa del Este entre 1989 y 1991, junto a la conversión al capitalismo en los de Asia, generaron la ideología reaccionaria de la “muerte del socialismo”, el “fin de la historia” y desvíos ideológicos similares.
El socialismo del siglo XXI fue el asalto intempestivo a esa decadencia y a su contracara: la expansión imperialista sobre el planeta.
El tercer mérito de la fórmula contiene la memoria histórica. Es el balance de la experiencia social y sus resultados, como acumulado de conocimientos de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer.
Tal balance es más trascendente, si recordamos que nos estamos refiriendo a un proyecto, el de una sociedad socialista, que se basa en profundidades subjetivas y racionales. Los revolucionarios somos la expresión consciente del movimiento inconsciente de la historia.
Es un criterio indispensable cuando hablamos de socialismo, pues esto no es más que un movimiento social internacional, apoyado en una o varias clases sociales y sectores explotados u oprimidos, alimentado por una filosofía y una concepción del mundo radicalmente opuesta a la burguesa y la religiosa, y elaborado con una hermenéutica científica de comprobación y previsión, cuyo objetivo es uno solo: la emancipación total humana de toda forma de explotación, opresión, alienación y jerarquización jurídica, social y política; para ello acude a revoluciones sociales, insurrecciones, movilizaciones, huelgas generales y todas las formas de lucha y organización que se apoyen en las masas y movimientos sociales y en el ejercicio democrático de sus organismos.
El socialismo del siglo XXI se llama del siglo veintiuno porque no quiere parecerse a lo practicado en su nombre durante el siglo veinte, caracterizado por perversiones tan graves y resultados tan trágicos como imprevistos, nugatorios de estos principios generales del proyecto socialista elaborado por la generación a la pertenecieron Karl Marx y Friedrich Engels.
Esa es la virtud inicial de la idea del socialismo del siglo XXI. Aún siendo una idea difusa teóricamente, y más difusa en su composición social de clase, pero tiene la virtud de no ser policlasista en su definición. Más aún, contiene en su espíritu, la dialéctica según la cual, ningún retroceso, desvío o derrota, hasta ahora, ha logrado eliminar las bases materiales del socialismo, a pesar de sus perversiones estatalistas, metodológicas y de putrefacciones partidarias.
Su adjetivación temporal (siglo XXI) es mucho más que una valoración relativa, nos sugiere un balance honesto de lo mal hecho en nombre del socialismo, y de lo dejado de hacer, sus causas y consecuencias. En ese acto político de responsabilidad, nace "el desafío y la carga del tiempo histórico", que reclama István Mészáros en su maravillosa obra Más allá del capital, para asumir el nuevo compromiso socialista.
Allí radica el valor mariateguiano, la aventura heroica de la idea de construir un tipo de socialismo que supere en el siglo XXI, todo lo practicado en y desde el siglo anterior.
Su definición sustantiva es esencialmente correcta. Se trata de Socialismo. Eso basta para espantar a cualquiera de sus diversas variantes burguesas o intermedias: “capitalismo con rostro humano”, “socialismos nacionales”, frente populares, capitalismos de Estado, “democracia populares”, nacionalismos populares, Estados benefactores redistribuistas, o la última variante aparecida en Francia hace muy poco: “socialdemócratas del sur”, como definen lo representado por gobiernos tipo Lula, Mujica, Kirchner, el Chile de Bachelet o la Nicaragua del segundo Ortega.
La idea del socialismo de o para el siglo XXI, es la mayor expresión de la nueva relación de fuerzas sociales y nacionales vivida por los explotados del continente. Ese balance es un desafío al dominio imperial, iniciado por el Caracazo en 1989 (la primera rebelión social que derrota al neoliberalismo en un país), seguido por la rebelión de los indígenas ecuatorianos en 1991 y luego potenciado por una cadena de rebeliones sociales, políticas y culturales, en Bolivia, Ecuador, Argentina, Uruguay, Paraguay, Colombia, México, Brasil.
Sus resultados fueron modificando, en medidas desiguales, el mapa político latinoamericano, las relaciones entre sus clases y la de sus Estados nacionales con el dominio imperial.
La llamada “nueva América latina” es un hecho categórico en términos históricos. Se define por su carácter reconstitutivo, como ciclo nuevo de reconstitución o búsqueda de refundación, si acudimos al concepto del teórico boliviano René Zavaleta.
No es un capricho entonces, que la idea haya surgido en medio de los estertores de la Venezuela que enfrentaba al imperialismo entre los años cruciales de 2002 a 2005 y que en su curso social ascendente aprendió dos cosas clave:
A)
Que no hay solución sustentable a ningún problema social dentro del
capitalismo, especialmente cuando lo que está comprometido es mucho más
que la explotación humana, se trata de la destrucción de la naturaleza
(y su relación con los humanos) y el peligro de aniquilación de la base
material del planeta.
B)
Que no hay solución nacional a problemas que tienen raíces y
fecundación en el sistema mundial de Estados y en la economía mundial
del capitalismo. Allí el valor específico de la propuesta
latinoamericanista del proyecto del siglo XXI, expresado en la
construcción del ALBA, especialmente el reciente “ALBA de los
Movimientos”, incluso de mecanismos de relación entre Estados burgueses
como UNASUR, PetroCaribe, BanSur, o la próxima aparición, en julio de
2011, en Caracas, de la proyectada Asociación de Países Latinoamericanos
y del Caribe, con exclusión de Estados Unidos y Canadá, los dos
imperios del hemisferio.
Colgué!
LA SORPRESA DE UN HUEVO ROTO
evastilman@elpancholacoca.com.ar
Hace un tiempo, fui empleada en una agencia de lotería. En uno de esos
diciembres calurosos (como casi todos) una señora que frecuentaba el
espacio lúdico devenido en obsesión para unos muchos, me regaló
amablemente un huevo de chocolate de esos que tienen adentro alguna
sorpresa para niños. Desde luego agradecida por el gesto, lo guardé en
mi morral, no muy convencida de que sea una buena idea degustarlo esa
noche. Esa medianoche al año en que se levantan las copas, en un rito
para dar cierre al ciclo anterior y donde las etílicas proyecciones para
el futuro, rara vez son debidamente cumplidas durante el ciclo que
sigue. Después de esa comilona que uno tiene la suerte de tener a fin de
año, bien sabido es que aparecen ciertos postres que no coinciden ni
un poco con nuestras necesidades térmicas: los turrones, pan dulce
lleno de frutas secas, garrapiñadas, avellanas, maní con chocolate. En
fin, todo un combo calórico que por suerte es remediado (en un arrebato
lúcido de nuestras tierras americanas) con una fresca ensalada de
frutas.
A la tarde estaba casi convencida de que el chocolate regalado no iba a
ser ingerido esa noche. Pero la tarde y la noche no se parecen, mucho
menos después de unas copitas de festejo. Entonces rompo el huevo
(probablemente una constante en mi conducta) ingiero el chocolate y
aparece esa cápsula al estilo píldora que contiene en su interior una
sorpresa de juguete. La abro sin problemas (todavía tenía bastante bien
mis reflejos) y me encuentro con que la sorpresa era un gorilita lila
sonriente, ligeramente panzón, con el puño izquierdo en alto y los ojos
desviados, uno miraba a la derecha y el otro hacia arriba.
Probablemente ese día no reparé en todos esos detalles, sólo me causó
cierta gracia y lo dejé en el escritorio. No hay mucho más para contar
de ese día, no viene al caso para la historia del gorilita. La cuestión
es que, tiempo después, ese gorilita me hizo pensar bastante y lo
conservo visible para acordarme de tener una mirada crítica, no sólo
con los otros sino con uno mismo. Porque sentí jocosa que alguna vez
(quizá más de una) debí haberme parecido a él.
Hoy en día ese gorilita está justo debajo del monitor de mi
computadora. El pequeño espécimen lila está ahí para recordarme varias
cosas. Entre ellas, a que ando con la panza llena y tengo ciertos
deberes al respecto. Para recordarme también no convertirme en una
gorila cuando quiera defender ideas de izquierda. Para que mire siempre
atenta con un ojo y la ceja en alto los movimientos de la derecha. Para
que con el otro ojo, mire al resto de América y no me olvide nunca que
soy parte de ella. Para que luche junto a otros contra aquello que
creamos injusto. Y para recordarme que haga todo ello disfrutándolo, con
una sonrisa en la cara. Que lo haga feliz, porque de lo contrario,
ningún intento valdrá la pena.
Acordate
PILOTEANDO EN LA PATRIA CONTRATISTA:
UNA CARRERA PARA RECORDAR
Nacido
en 1942 en la provincia de Santa Fe, corredor medio pelo de Fórmula 1 y
político clave de la era del menemismo, Carlos Alberto Reutemann sigue
hoy desde sus numerosas tierras representado la política banal y
privatista de la década pasada. Más allá de los diferentes escándalos de
corrupción que los involucró, el “Lole” goza de la protección
mediática, como pocos. Experto en hacerse el sota ante preguntas
incómodas, como cuando se le descubrió una cuenta en el paraíso fiscal
de Suiza: “Se me olvidó, mi contador debería haberse acordado”. Niega la
política pese a que ella ha ocupado casi veinte años de su vida y
admira profundamente a Domingo Cavallo. En total, Reutemann fue dos
veces gobernador y tres veces diputado nacional, su vida política se
extiende de 1991 hasta hoy. En estos 19 años, carga sobre sus hombros
3132 denuncias de corrupción. Tomando sus dos mandatos como gobernador,
cuenta con un promedio interesante: más de una denuncia por día.
En
1991 llegó a gobernador por el PJ, encuadrado en el proyecto político
de Carlos Menem. Aquí comenzó a hacer contratos con el exterior y
concesionar recursos claves de la provincia, como el puerto de Rosario,
que se lo cedió a una multinacional filipina que nunca cumplió su
contrato. Tiempo después privatizó la empresa Dipos (agua) y se la
sedera en cifras ínfimas a capitales franceses. Sin embargo la estadía
de la empresa europea duró menos de una década y le dejó a la provincia
una deuda de 120 millones de dólares y el mayor número de obras
públicas pactadas sin concretar. También regaló el Banco Provincial,
haciéndole perder a Santa fe aproximadamente unos 600 millones de
dólares en su venta.
Reestructuró
la Corte Suprema provincial, sin mucha claridad profesional,
nombrando en esos altos cargo a personas de su riñón. Rafael Gutiérrez,
Eduardo Spuller, María Angélica Gastaldi fueron los privilegiados en
ocupar los sillones más altos de la justicia. Quizás, estos personajes
nos resultan intrascendentes, pero veamos su relación directa con el
Lole: su primo hermano, su abogado personal, y su amiga de toda la vida
respectivamente. A días de asumir su primer mandato nombró como su
secretaria privada a su sobrina, Verónica Reutemann. Hoy su parentesco
de confianza, está procesada por hacer compras millonaria desde la
provincia, a empresas fantasma de su marido, por la suma total de 10
millones de dólares ¡Todo queda en familia! Sin embargo, cuando un
reportero mal intencionado, le preguntó al Lole por este escándalo, él
respondió: “No tengo nada que ver, uno no elije a la familia”.
Al
igual que sus aliados nacionales, Reutemann transito su gobernación
haciendo fabulosos negocios con amigos y dejando al estado como único
perdedor. Junto su amigo Massat como diputado, desviaron 57 millones
hacia la urbanización de la Villa Ocampo, por intermedio del ingeniero
Areno (otro amigo personal). El caso fue que Villa Ocampo nunca gozó de
abultada inversión y el dinero se extravió en el camino. ¡Cosas qué
pasan! ¿No? Así, hoy Massat está condenado por no poder explicar su
patrimonio de 17 millones de dólares.
Además
de armar a su imagen y semejanza la Corte Suprema Provincial,
designando a dedo a 67 jueces, armando así, un sistema judicial adicto y
cómplice a la patria contratista santafesina. Esto le permitió, como
hacen los buenos amigos, encubrir al Obispo Storni acusado de abuso de
menores, impidiendo a través de sus dos mandatos que se lo investigue.
Al
calor de su segundo mandato al frente de la provincia, se vino la
profunda crisis del 2001. Las políticas implementadas de las
privatizaciones y el desempleo llegaban a su punto más álgido, arrojando
los índices de pobreza más altos de la historia moderna Argentina.
Enfrentando dicha crisis, sus responsables en lugar de rever sus
inmensos errores, decidieron profundizarla. Así, el gobernador de Santa
Fe se acopló a la reducción de la inversión social reclamada por el
Fondo Monetario Internacional, condenando a su gente a la miseria. En
este sentido, redujo el gasto en educación, salud y planes sociales,
acompañado de una reducción a las jubilaciones, a los maestros, a la
policía y a los empleados estatales del 13%. Esto condujo a protestas
sociales (en la misma fecha que el Argentinazo), que el Estado
provincial también enfrentó con una cruda represión. “Pocho” Lepratti y
siete personas más fueron asesinadas tras la orden de balacera que
tenían las fuerzas de seguridad. La policía había sido reestructurada
meses atrás, y en las más altas jerarquías se colocaron a represores de
la última dictadura cívico-militar como el Coronel Regie, acusado de
haber participado en torturas y 40 secuestros. Se podría afirmar que lo
único bueno que dejó aquellos días es que, gracias a la protesta
social, se impidió el proyecto del Lole de privatizar dos Aeropuertos:
Sauce Viejo y Fisherton. También, había negociado un nuevo préstamo con
los Estados Unidos de 300 millones, en el que se ofrecía como garantía
al sistema de educación y de salud provincial. Afortunadamente, este
proyecto también se interrumpió.
Tiempo
después se inició la trágica inundación de Santa Fe, donde cientos de
personas perdieron sus casas y su vida. Es sabido que las obrar
realizadas para prevenir la crecida del Paraná no habían sido
terminadas, pero la facturación liquidada. En este caso, los negociados
de la otra patria contratista, dejaron un saldo humano escalofriante.
Estas
líneas son parte del ejercicio de la memoria para revisar la carrera
política de Carlos Alberto Reutemann. Los tiempos cambian, sin embargo
algunos personajes, no. Al igual que Mauricio Macri, los medios masivos
de comunicación (socios de ellos), nos venden al “Lole” como parte de
una nueva política y también encubren a las nuevas generaciones de cómo
algunas figuras remataron el patrimonio nacional. Sin embargo los
hechos históricos y la actualidad de Reutemann hablan por sí mismos. Lo
único que hay que garantizar es que se recuerde quién es quién.
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