TAPA NÚMERO 6, Abril 2011


EDITORIAL NÚMERO 6, Abril 2011


Danzando


 Salimos de nuevo. Seguimos creyendo que la respuesta está en crear. Lo intentamos desde aquí, con las herramientas que vamos encontrando. Nos hallamos en una coyuntura favorable: los pueblos de América están danzando sus melodías. No podemos quedarnos quietos cuando esa música nos llama. No todas las notas son negras en nuestras composiciones, como pretenden ciertas voces monocordes. Sabemos que tampoco son todas blancas. Por ello hay que ponerse a hacer.
  La oposición liberal y reaccionaria regional no atina el paso, porque no comprende los nuevos aires. Se tropieza con sus propios pies, sus movimientos cada vez más toscos y torpes evidencian la altura de sus nervios. La historia le va pisando los talones a aquellos que solían tomar decisiones sentados con una copa de whisky o de champagne. Se los ve enfurecidos ante las nuevas melodías de América, porque saben que pueden ser el comienzo de una música más grande. Y los pueblos se dan cuenta, por eso no bailan con ellos. Es que la oposición es puro ruido y no pega una nota. No puede hacer música, porque sus instrumentos van caducando. Han abusado tanto del uso de estribillos que nos han cansado los oídos, sus acordes han perdido la gracia y sus riffs publicitarios cada vez convencen menos.
  La orquesta opositora local es un rejunte sin ensamble. Su director anda enojado, porque tiene músicos mediocres llenos de disonancias. La oposición está fuera de tono y desafina en exceso. No hay que tener mucho oído para notarlo. Pero lo principal es que está fuera de tiempo: sus frases pertenecen a otra época, en la que a las voces populares no se las dejaba cantar ni una estrofa.
  En la historia de las luchas, el pulso lo marcan los pueblos, será su labor que mantengan el tiempo. Cada pueblo tiene sus ritmos, pero vamos todos a un mismo movimiento. Movimiento cuyas cadencias exceden las partituras, mal que les pese a varios. Por eso los pueblos de América avanzan danzando. Pero cuidado: sabemos que la danza necesita organización. Demanda conocernos, para coordinar los pasos. Requiere que acordemos pautas en común para no tropezarnos unos con otros y hay que tener estar atentos, porque todavía andamos con piedritas en los zapatos. Sólo lo lograremos avanzando, por eso queremos que siga el baile en la tierra en que nacimos. Acá estamos porque acá somos, danzando las melodías de los pueblos americanos.

"Intelectuales y políticos" por Mauricio Amiel POR ACÁ NÚMERO 6, Abril 2011


Intelectuales y políticos


Por Mauricio José Amiel
mauricioamiel@elpancholacoca.com.ar

El intelectual es siempre un ser político. Ya Sartre, cuando en los años sesenta tenía que definir al intelectual, decía que éste era aquel profesional del ámbito de la cultura (filosofía, ciencias, artes, etc.) que descubría una contradicción entre su trabajo y el sistema capitalista para el que estaba trabajando y no sólo eso, sino que lo denunciaba para sí y públicamente. La diferencia que agregaba para el intelectual “tercermundista” era que éste debía además dedicarse a trabajar para el desarrollo económico-social de su país. Lo que rescatamos de esta definición es que el intelectual es en sí un ser político. Un filósofo o un historiador no son en sí intelectuales, por más que estudien historia o literatura; lo son en el momento en que, desde su lugar de historiadores (en este caso) manifiestan públicamente su posición política respecto al gobierno de turno o a quienes ostentan el poder. En el momento en que salen de su bibliotecas-laboratorios para denunciar o apoyar lo que está realizando el gobierno de turno. Es decir, el intelectual es un profesional de la cultura comprometido con la situación política de su época de manera pública.
Hay muchos ejemplos en la historia que nos hablan de relaciones de este tipo. En la antigua Grecia Platón quiso alzar su república ideal en Siracusa, de la mano de Dion, pariente de quienes gobernaban el lugar; crearían un gobierno donde, o el rey debía ser filósofo, o un filósofo rey. También se conoce la relación maestro-discípulo entre Aristóteles y Alejandro Magno; según Plutarco, Aristóteles compuso para Alejandro un tratado sobre la monarquía cuya tesis habría sido la de que el monarca debe manejarse entre los suyos como un conductor, y con los demás despóticamente. Al parecer no fue un mal maestro: Alejandro extendería los límites de Grecia hasta el norte de África y hasta la India. Maquiavelo escribe “El príncipe” para Lorenzo II de Medici, aconsejándole (cínicamente, pues él abogaba por una república) cómo debía gobernar. Los Incas tenían a sus Amautas siempre cerca. En el siglo XX el nazismo obligó a los intelectuales europeos en general, alemanes en particular a tomar posición. Por un lado tipos como Heidegger que pagó puntualmente su cuota de afiliación al partido Nazi hasta el 45; por el otro Benjamin, Brecht, H. Arendt que tuvieron que exiliarse y fueron perseguidos aún fuera de Alemania. Ya más cerca nuestro pensemos en Lugones y su discurso “La hora de la espada”, respaldando el golpe de Uriburu. Con palabras parecidas Borges coquetearía con Pinochet en Chile, antes de agradecer personalmente a Videla “por sacarnos de la ignominia”. O pensemos en Perón y los textos que Jauretche le pasó de Scalabrini Ortiz al mismo tiempo que Ezequiel Martínez Estrada padecía durante la década peronista una enfermedad cutánea que él decía era el reflejo de la que vivía el país. Un tiempo más adelante, en el nefasto período 76-83 muchos intelectuales fueron desaparecidos o tuvieron que exiliarse; R. Walsh, H. Conti, Bayer o J. Gelman son algunos ejemplos. Terminada la dictadura resurge el debate entre los intelectuales, pero ya un poco más tímidos en cuanto a los planes revolucionarios. La frescura de la “derrota” de todo proyecto de reforma durante la década anterior había dejado una impronta imborrable. El Club de Cultura Socialista, la revista Ciudad Futura, La revista Unidos que se identificaba con la tradición peronista son algunos ejemplos. Con la presidencia del innombrable riojano se radicalizó la intelectualidad de la derecha, enemiga de todo estado benefactor, novia (o prostituta) de las privatizaciones. Entre ellos, los lúcidos  economistas Domingo C. y Martín Redrado (El país que viene, Sin reservas, Luli Salazar; ¿les suena?). Claro que también había algo contra esto: el Frente Grande (que era el componente más fuerte del FREPASO) aunó en su apoyo a gente de Unidos y de Club de Cultura. Más adelante, terminando el menemato, comenzarían a surgir muchas publicaciones de organizaciones sociales, extrapartidarias la mayoría, y otras de la izquierda, sobre todo en el ámbito universitario, donde también florecieron las cátedras libres. A partir de 1998 comienzan los Encuentros para un Nuevo Pensamiento, organizados por la CTA y organizaciones sociales y por esa época comienza la producción intelectual ligada a la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo. Dada la crítica situación se había vuelto a pensar en muchos de estos ámbitos la posibilidad de un cambio revolucionario.
Hoy día, la coyuntura política generó el surgimiento de nuevos círculos intelectuales. Por un lado, el Espacio Carta Abierta, que a partir de la división que planteó el debate de la Ley 125 le salió al cruce a grupos “que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad”, según dice su primera Carta.. Denuncian también a los “medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan.” Carta Abierta manifiesta públicamente su adhesión al gobierno de Cristina, pero le señala sus limitaciones.
Por otro lado, los eternos defensores del libremercado y el achicamiento del estado, escondidos tras banderas de republicanismo y otras máscaras. Se trata del Grupo (o Gripe) Aurora de una Nueva República, comandado por el geronte Marcos Aguinis, quien ostenta frases célebres como "hoy el mayor monopolio de prensa está en manos de la pareja presidencial" o “El Bicentenario encuentra a la Argentina en decadencia”. Otros integrantes son Atilio Alterini (decano de la Facultad de Derecho), el ex vicepresidente de Alfonsín, Víctor Martínez; la lista sigue e incluía al fallecido Felix Luna. En su presentación sentenciaron: “Es urgente encarar un cambio en Argentina que haga frente al proceso de decadencia nacional”, y también “es preciso promover una lucha frontal verdadera, no cosmética, contra la corrupción, propiciando de inmediato una vuelta a la austeridad pública y a la transparencia”. Se me escapa algo en esto de volver a una época de transparencia. ¿A qué época se referirán? Bah, mejor será no preocuparnos mucho por estos pensadores en pañales extra large.
Otro tanto en esta senda lo constituye el Club Político Argentino, compuesto por algunos reconocidos y otros no tanto intelectuales como Guillermo O’Donnell o Luis Alberto Romero, que no dudan en cuestionar la institucionalidad de las medidas del gobierno, la falta de parlamentarismo o de un proyecto claro a futuro. Más solitario está J. Pablo Feinmann. El filósofo manifiesta su apoyo y su distancia con el gobierno. Él mismo cuenta que le propuso personalmente a Néstor la creación de una nueva fuerza política de centro izquierda, ajena al PJ, en el que convergieran fuerzas de las más variadas banderas políticas. En estos días estrena nuevo libro, uno sobre sus conversaciones con Néstor. El libro todo es una reflexión sobre la relación entre intelectuales y políticos y hay un análisis de una obra de teatro de Sartre, Las manos sucias donde se problematiza justamente esa relación. Al parecer, Néstor (habiendo leído o no la obra de Jean Paul) expone lo mismo que el representante de la política en el drama: la imposibilidad de gobernar inocentemente. En una carta electrónica que Kirchner le escribió le dice: “Los intelectuales como vos buscan la pureza todo el tiempo, los políticos no nos podemos dar ese lujo. Yo, si quiero conservarme en el poder, tengo que apropiarme del aparato del PJ, si no, el aparato del PJ me va a aniquilar. Para apropiarme del aparato del PJ, tengo que entrar en la basura, meterme, ahí, en la mierda, y eso a vos por supuesto, no te a va a gustar”. Toda una lección de pragmatismo político. Entre estos dos tipos hay una relación que es de lo más sana: cada uno cumple su rol. El político tiene que afrontar realidades concretas que en los razonamientos del intelectual probablemente resulten repulsivas; el intelectual no puede dejar de advertir al político los riesgos que corre al meterse en el barro del poder. Por eso Feinmann le respondía a Kirchner, más o menos: “Ojo, porque cuando saques a Duhalde del PJ, corrés el riesgo de convertirte en Duhalde, de que al apoderarte del aparato, el aparato se apodere de vos”.
Otro insoslayable del pensamiento político actual es Norberto Galasso. Hay una diferencia entre Galasso y Feinmann: mientras este último es un “escritor” (él mismo se define como tal; es más, prefiere ser reconocido por su faceta de novelista que por la de ensayista) a Galasso podemos llamarlo “militante”. Relacionado hoy con sindicatos y organizaciones sociales, como el Centro Cultural Discépolo, que lo tiene como fundador, tiene una trayectoria quizá sin par en el revisionismo histórico. Ha publicado más de 40 libros, y hasta el día de hoy sigue escribiendo, dando conferencias, cursos y rescatando del olvido a teóricos y militantes del pensamiento nacional y popular como Hernández Arregui o Manuel Ugarte.
Por último, no quiero dejar sin mencionar la muestra Homenaje al Pensamiento y el Compromiso que se estuvo realizando estas semanas, donde se recordó con justicia a Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Fermín Chávez, Enrique Santos Discépolo, Leopoldo Marechal, Homero Manzi, Carlos Mugica, Julio Troxler, además de contar con un espacio destacado para Juan Domingo Perón, Eva Perón y Néstor Kirchner.
Y así estamos y seguimos: todos pensando la política desde nuestros lugares. Intelectuales, estudiantes, laburantes. Todos queremos aportar al debate serio sobre el país que queremos construir. Por suerte, podemos hacerlo con libertad. Incluso los que dicen que no hay libertad de expresión.

"Nildagarró la federal" por Andrés Cottini POR ACA NÚMERO 6, Abril 2011

NILDAGARRÓ LA FEDERAL
El kirchnerismo demostró una vez más que tiene una capacidad inigualable para imponer agenda. El rol de Garré, Macri, los medios y el habitus del gobierno.


Por Andrés Cottini
andrescottini@elpancholacoca.com.ar

El Ministerio de Seguridad
Luego de los lamentables incidentes ocurridos en el Parque Indoamericano, el gobierno nacional decidió llevar a cabo el Ministerio de Seguridad.
De la mano de Nilda Garré, el kirchnerismo busca atacar uno de los estandartes más sostenidos en el tiempo de la oposición: la inseguridad. Esta inseguridad, que con recurrencia enfermiza aparece en la primera plana de los medios más prestigiosos (?), no refiere al derecho a la salud, la vivienda o a la educación de todo ciudadano. No, habla de los choreos y los asesinatos. ¿Existen? Si. ¿Alguien disfruta de ser robado? No. Ni robar ni ser robado.
Atacar esta construcción discursiva no es un desafío menor. Desde la izquierda siempre se supieron las causas reales de la llamada inseguridad pero nunca se dejó en claro la posible solución para el aquí y ahora. Entonces la derecha pasó a tener la solución: represión, cárcel, etc, etc. Los medios más poderosos parecen contentos orquestando los crímenes una y otra vez, pidiendo implícita y explícitamente bajar la edad de imputabilidad a 1 mes de nacimiento o incluso menos.
Yendo a los inicios de la “era k”, desde que Néstor asumió el control de la batuta, se anunció la decisión de no reprimir la protesta social. Sin embargo, casos como el del pibe de Viejas Locas, Mariano Ferreyra o las muertes del Indoamericano, entre otras, demostraron que no basta con la decisión. Mientras a la policía la controle la misma policía, la decisión última quedaba en manos de la fuerza. Por esto, en consonancia con la progresiva profundización de la democracia, intervenir en la policía desde lo político y civil es seguir reconstruyendo “el espacio de lo público”, como afirmó Garré en la presentación del Plan de Participación Ciudadana.
Todo argentino es testigo de la impunidad policial: ¿Quién no vio un patrullero parando en un bar a media noche a buscar sus birritas? ¿Quién no tuvo que pagar algunos pesos por tener una tuca o para evitar una multa? Todos, absolutamente todos sabemos que el uniformado es protagonista del delito. Bueno, estas medidas que está llevando a cabo la ministra apuntan también a eso: “nos anima la intención de recuperar el sentido más profundo que tiene la profesión policial: servir a la comunidad, recuperar credibilidad y prestigio a partir de la motivación y el profesionalismo”[1].
Desde la tribuna de doctrina, Reymundo Roberts, uno de sus voceros tragicómicos, pone en la boca de un policía ignoto: "Mmmm... Usted sabe lo que pasa cuando los policías nos quedamos sin trabajo, ¿no? Además, ojo, porque te hacemos un mes de inteligencia y ya sabemos tanto de vos que te tenemos en nuestras manos"[2]. Claro, entonces sería más prudente dejar semejante sinvergüenza cumpliendo funciones públicas ¿no?  
Magnetto y CIA tan’ que trinan. Si el gobierno logra quitar el monopolio de la palabra “seguridad” a Clarín y La Nación… a los Guiness de cabeza! 

En la ciudad
El 4 de abril “Garré reforzó la presencia policial en las calles para prevenir delitos”. O, “Dejan sin custodia los edificios públicos”. Como quieras leerlo. Si ocultar es parte de mentir, desde el más adicto, como gusta llamar ahora, o desde el más hostil al gobierno, dejan ver bien clara sus hilachas.
“Estamos a la buena de dios” repetía un Marcelo Bonelli indignado en A dos Voces. En una hora lo dijo alrededor de 15 veces. Cuando hablaba Pino Solanas (…) apareció en el margen superior un comentario en facebook: ¡¡¡Estamos a la buena de Dios!!!, quien nos cuida (o algo por el estilo). Fue tan burdo como Clarín intentaba poner el miedo en tema que surge una pregunta: ¿Quién pensó la medida, no supuso que pasaría esto? Clarín y la oposición son más predecibles que un principiante con el ancho de espada y el de basto viejo, vamos!
Más allá de si es o no justo que la policía federal deje de custodiar los edificios públicos y pase a ocupar la calle, ¿no había otra forma de anunciarlo? De esta forma se da pie para que Macri y su caravana de ineptos se siga victimizando. Podrán decir “que se haga cargo de sus problemas” y todo eso pero el macrismo se cae solo. No hay que ayudarlo. No hace falta tratar que quede mal, ellos mismos se encargan. Es real la necesidad de tener más efectivos en la calle si lo que se busca es desarrollar una nueva ingeniería que contemple al actor civil, es verdad que el gobierno de la ciudad deba más de 20 palos al nacional pero anunciarlo de esa forma genera confusión en un eslabón clave del kirchnerismo: la clase media. 

Entonces
No es de extrañar que este gobierno aborde un tema tan delicado como el de la seguridad desde un punto de vista progresista. Han sido varios los ejemplos que demostraron la capacidad de poner en agenda temas que no admiten grises y que implican una posición determinada. Un ejemplo claro es la ley de Servicios Audiovisuales, podemos estar en contra del “modelo k” pero si tenemos una mínima militancia en la izquierda, no seria consecuente estar en contra y desconocer el significado que tiene el trabajo de la Coalición por una Radiodifusión Democrática.
Con el Ministerio de Seguridad ocurre algo similar, es un intento de poner la inseguridad como consecuencia de la des política y del desgobierno, y comenzar a construir a través de la participación popular. Que esto esté acompañado por políticas de inclusión social, por trabajo, por el derecho a la vivienda, la salud y la educación es el desafío; principal para garantizar una profunda reforma social.

"Nuevos síntomas políticos en América Latina" por Modesto Emilio Guerrero NUESTRA AMÉRICA NÚMERO 6, Abril 2011

NUEVOS SÍNTOMAS POLÍTICOS EN AMÉRICA LATINA


Por Modesto Emilio Guerrero

Tres hechos de tipo electoral y la muerte del expresidente Néstor Kirchner, arrojan algunas señales de interés en las tendencias actuales del continente, y aún en forma indirecta, dan cuenta de algunas de las tendencias más sostenidas del proceso político y la lucha de clases.
Sin duda, como veremos en este escrito, el suceso más sonante en la relación Estado nación vs. imperialismo y en la contradicción revolución vs. contrarrevolución social, la vimos en el escenario conflictivo vivido a mediados del año pasado entre Venezuela y Colombia, tras el montaje que hiciera el gobierno de Alvaro Uribe contra el gobierno de Hugo Chávez, en la Organización de Estados Americanos.
Pero a este acontecimiento de alto voltaje, sucedieron las elecciones legislativas en propia Venezuela, y de seguido, las presidenciales en Brasil en simultáneo con las elecciones regionales en Perú. En los tres casos surgieron señales de lo nuevo, tanto en el sentido de los riesgos, como en el sentido contrario: las posibilidades de aperturas sociales hacia fenómenos revolucionarios.
Los resultados de las legislativas venezolanas, indican un estado declinante del voto chavista, expresión electoral de un malestar creciente en las bases sociales del movimiento bolivariano que sostiene al gobierno de Chávez. Dos millones de chavistas se niegan a acompañar con su voluntad, esta vez en el voto, a un gobierno que consideran suyo, pero cada menos suyo, y más de la nueva burocracia boliburguesa anidada desde 2002, a caballo de la masa de petrodólares, casi 500 mil millones de dólares sumados en unos 7 años, una cifra imponderable para cualquier gobierno latinoamericano, en términos proporcionales a la población.
Hay claros mensajes de cansancio y desasosiego de la amplísima y activa vanguardia venezolana. Esto no anula el otro hecho central: ella misma, o una parte de ella, está protagonizando la más avanzada transformación social y política de los trabajadores del continente: el desafío al poder de propiedad capitalista e imperialista en el terreno de la economía y el poder social sobre la producción y la distribución.
Entre 2005 y 2010, la economía venezolana ha presenciado más de 720 expropiaciones, nacionalizaciones y estatizaciones de empresas capitalistas, nacionales e imperialistas. De ese total, unas 200, o sea, alrededor del 25% se realizaron durante este año. En medio de ese proceso, una parte de los trabajadores, sobre todo en dos ciudades, viven por primera en su historia, una experiencia de control obrero de grandes usinas metalúrgicas, mineras, eléctricas y de otras ramas. Esto es lo nuevo dentro de lo nuevo, quizá lo más avanzado, por lo que contiene de promisorio en la perspectiva de la desviada conciencia socialista.
El punto débil del proceso de expropiaciones y estatizaciones, no está en su base social, sino en la institución que las ejecuta. Los protagonistas centrales, los ejecutores principales de la mayoría de las expropiaciones, no son los organismos sindicales, o de los trabajadores, es el ejército junto con un órgano administrativo estatal llamado Indepabis, encargado de controlar la especulación, el saboteo y la estafa económica. En todos los casos, las expropiaciones son sostenidas por la base laboral en forma activa, o entusiasta, pero solo en un buen 30% de los casos, el sindicato ha sido el organismo ejecutor sobre el que se erige la administración nueva de la producción.
Este punto débil no anula, de ninguna manera, el poderoso avance que significan las nacionalizaciones y expropiaciones de la “revolución bolivariana”. Constituyen actos revolucionarios al interior, al mismo tiempo que lecciones para los explotados latinoamericanos y europeos en estado de lucha, claro, a condición de que se conozcan y puedan convertirse en ejemplo o lecciones. Allí radica la importancia de superar el sectarismo estéril de una parte de la izquierda latinoamericana, mareada por el peso del personaje del proceso, o por sus inevitables perversiones, descuidando el primer deber de un revolucionario serio: reproducir y potenciar los pasos de avance material del proceso.
En Venezuela tenemos, entonces, dos señales distintas, las electorales hablan de riesgos políticos, las sociales señalan el camino de la revolución social.
Brasil y Perú fueron dos sorpresas opuestas. Todo el potente influjo y buena imagen de Lula, no fue capaz de resolver el malestar de una parte del electorado brasileño, que no ve mucha diferencia entre la candidata Rousseuf y el candidato Serra, sobre todo un segmento compuesto por millones de profesionales y trabajadores de clase media urbana. Marina es una expresión transitoria de la duda de una parte de la población.
El mismo fenómeno se manifestó en Perú, pero como dato positivo. Se expresó en dos hechos. La nueva alcaldesa de Lima, no siendo un portaestandarte de ideas revolucionarias, representa, a pesar de ella misma, un acto de ruptura con lo existente, es decir, la espantosa desmoralización de los oprimidos de ese país, luego de las derrotas producidas por la represión fujimorista y de Alan García, pero al mismo complementadas por las locuras políticas y morales cometidas por Sendero Luminoso.
Más importante aún, aunque subterráneo como proceso, es que el partido APRA, gobernante, quedó hundido bajo una masa de votos regionales que favorecieron a opciones nuevas, locales, rupestres pero renovadoras de la moral de los explotados. Esa es la principal novedad alentadora.
Y finalmente, la muerte súbita de Néstor Kirchner, en Argentina, que por su peso, y por el fenómeno político que generó, hablan de dos cosas distintas en la misma perspectiva, a pesar de su complejidad.
Su muerte contuvo de una manera particular y difusa, lo nuevo de la América latina. Ese fenómeno de la última década que tiende a desembarazarla del control imperial. Este hecho es altamente progresivo, a pesar de sus límites, y de las posiciones políticas del difunto. La convocatoria de masas que despertó sobre todo de jóvenes y mujeres, y la presencia de todos los mandatarios progresistas del sur del continente, de los cuales tres decretaron duelo en sus países como si se tratara de un muerto propio, hablan de una nueva realidad sudamericana o continental. Una realidad signada por una relación de fuerzas a favor de políticas más autónomas del EEUU. Es una nueva relación de Estados que manifiesta una resistencia al dominio imperial, como no se veía desde hace medio siglo en este hemisferio, aún tratándose de Estados burgueses.
La muerte de Néstor Kirchner develó, simbólicamente, buena parte de lo nuevo del continente, a su pesar ideológico porque no invoca un fenómeno revolucionario.
Colombia-Venezuela, un conflicto de alta intensidad
La superación diplomática del conflicto provocado por el ex gobierno de Álvaro Uribe, de Colombia, que llevó las tensiones entre ambos países al máximo en tensión de los últimos 8 años, convirtiéndose en un foco de grave preocupación subregional, no significa el fin de las condiciones y causas que lo provocaron en agosto de 2010.
La principal causa radica en la absoluta incompatibilidad entre sus dos regímenes. Por un lado está el bolivariano, dedicado a desafiar el control imperialista en el hemisferio, desarraigarlo completamente de su territorio y proclamar la necesidad de abrir un camino al socialismo en Venezuela.
Al lado, con más de 1.200 kilómetros de frontera, existe otro régimen de opuestas características: ocupado militarmente por las siete bases militares de Estados Unidos, 7 mil expertos y tropas de guerra de ese imperio, además de varias empresas de asesores (léase, mercenarios) de Francia, Inglaterra, EE.UU. e Israel. Colombia recibe la cuarta ayuda militar más importante que Estados Unidos dispone en el planeta para el control/contención de zonas geopolíticas, sólo superado por Irak en Medio Oriente y Afganistán y Pakistán en la extrema Asia.
Los últimos cinco o seis gobiernos de Colombia han atado casi todas las decisiones económicas, políticas y militares al sistema de mando de Estados Unidos, a su Departamento de Estado y a los organismos internacionales. Sin alguna duda, es el país más abiertamente proyanqui del continente, el que ha ido más lejos en una relación de dependencia en el último cuarto de siglo.
Para lograr ese estado de postración nacional, acudieron a métodos y recursos de guerra civil y a la más avanzada tecnología de ataque y destrucción, imponiendo el terror en amplios sectores de la población pobre y media del campo y la ciudad, ganando de hecho, legitimidad en vastos sectores sociales. La paradoja grotesca que nos presenta la particular “democracia” colombiana es sorprendente. Hemos vivido ante nuestras narices un genocidio y ellos han logrado suavizarlo con las plumas de la democracia. Algo similar a lo de Honduras en menor escala. Si algo lo evidencia es el alto porcentaje de “buena imagen” con el que se fue Uribe y la alta votación con la que ganó Santos.
Esta condición, digamos binacional, de incompatibilidad, contiene la otra causa, cuya significación es más trascendente: Estados Unidos no está dispuesto a soportar por mucho tiempo más un régimen como el de Venezuela. No es que lo haya descuidado hasta ahora, al contrario, desde diciembre de 2001 lo mantiene a raya de conspiraciones, campañas demonizadoras y asedios varios, es que, ahora el Departamento de Estado ha comenzado a dar otras señales de avance sobre la Venezuela bolivariana, sobre la Bolivia de Evo Morales y la Ecuador de Correa.
Esto se expresa en una estrategia general de remilitarización de partes del continente, desde El Caribe Oriental hasta el Cono sur. Pero esto lo está combinando con recursos distintos, como los electorales y las campañas mediáticas de fragilización gubernamental, sin dejar de apostar a la cooptación de altos funcionarios y gobiernos de la región. Cuando puede, como en Honduras, desplaza gobiernos acudiendo al golpe, y cuando las condiciones son propicias, como en Haití, toma posesión militar del territorio.
Se trata de una combinación desigual muy compleja de métodos y recursos guiados por la misma necesidad absoluta: frenar, desviar, pervertir o derrotar físicamente los nuevos procesos políticos liberadores y movimientos sociales de resistencia y transformación, aparecidos en la región sur del continente desde hace una década. Ha ido avanzando según se lo ha ido permitiendo la relación de fuerzas y las debilidades internas dentro de cada país. Colombia es el caso más extremo de relación de fuerzas a favor de esa estrategia, Chile, Honduras, Panamá, Costa Rica, Perú y México, también, en otra medida y circunstancias.
Aún no logra pisar fuerte en países centrales, decisivos, como Brasil y Argentina, ubicados en la zona de mayor resistencia y autonomía, ni derrotar los procesos más avanzados –Venezuela, Bolivia y Ecuador–, lo cual hace relativo y parcial el avance. Sin embargo, una visión de conjunto sugiere que estamos presenciando una tendencia a la modificación negativa de las relaciones de fuerza continentales.
Las propias elecciones a la Asamblea Nacional del próximo 26 de septiembre en Venezuela, mostrará señales de esos avances parciales del imperialismo: la derecha ganará entre el 30 y el 35 por ciento del cuerpo legislativo, modificando la relación interna del poder institucional y social, pues un voto no es más que una persona con una opinión determinada.
Como suele ocurrir en la historia social, la mejor manera de buscar un pronóstico, es averiguar la tendencia probable del factor más avanzado. Venezuela es el síntoma.

"La escasez en la abundancia" por Gastón Florio GLOBO NÚMERO 6, Abril 2011


La escasez en la abundancia
Alimentos presos del libre mercado, petrodependencia y un nuevo acertijo.


Por Gastón Florio
gastonflorio@elpancholacoca.com.ar

Hace tres años ha estallado en el mundo la crisis más grande del sistema capitalista, arrojando al desastre su economía y condenando a los mismos de siempre a la miseria: los pobres del planeta. Bancarrota, explosión de la maldita burbuja financiera, en fin… Todo al carajo. El remedio que eligieron sus mismos responsables no fue más que tirar la pelota para adelante y esperar sentados otra explosión. Se calcula que hasta el día actual, los Estados más poderosos han desembolsado aproximadamente 20 billones de dólares para socorrer al capital especulativo internacional, por más que el mundo reclama un cambio de esquema económico. 
En paralelo, este sistema especulador, también formó la estúpida  y prepotente idea de que por sacar producciones y ganancia, los daños colaterales acarreados no son preocupantes. Así se llegó a un mundo más próximo a la destrucción, que a su prosperidad. El cambio climático, representa otra amenaza para el futuro de la humanidad. Crecientes fenómenos climáticos, tornados, tormentas, sequías, recalentamiento de la tierra e incremento de los niveles de los océanos por causa de la depredación del sistema capitalista y su ambición voraz; son los efectos que hoy sufre la Tierra a consecuencias de las “modernas explotaciones” que el hombre le realiza.
Acompañando estos desastres globales, la amenaza de una nueva crisis alimentaria, acecha los nuevos tiempos, cegada por la ambición de unos pocos.
El último febrero, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) denunció una escala ascendente y consecutiva en los precios de los alimentos a nivel mundial. Las carnes, lácteos, azúcar, cereales y oleaginosas, son los alimentos mas volátiles en la actualidad.
Estas subas golpean notablemente a los países menos desarrollados. De los sueldos promedio de la clase trabajadora, se estima que un 60% se destina a la compra de alimentos básicos, como cereales y carnes, y en otros casos la cifra se extiende al 80%. En la actualidad, una de cada seis personas en el mundo padece de “hambre crónica”, mil millones de seres humanos. Pese a los programas protocolares de las Naciones Unidas la hambruna no sólo no se ha detenido, sino que  se ha agravado.
Pero ¿cuál es la verdadera causa de esta nueva crisis alimenticia? Aquí se encierra la verdad, con la cual se puede encontrar una solución. Sin embargo, esa “verdad” arroja fundamentos que no son muy lindos para los ortodoxos analistas del sistema, por eso ellos prefieren hablar frente a las cámaras de “escasez de alimentos”, pese a que no es el verdadero problema. “La presente crisis se da en un contexto de abundancia de alimentos. La producción de comida se ha multiplicado por tres desde los años `60, mientras que la población mundial tan sólo se ha duplicado desde entonces. Por lo tanto, comida hay. No se trata de un problema de producción, sino de un problema de acceso al alimento”, cuenta Esther Vivas, militante y periodista española. Entonces, los alimentos hoy poseen el mismo problema de la riqueza; se encuentran mal distribuidos. Al mismo tiempo que mil millones de personas no tienen garantizado su plato de comida diario, unos cientos cerdos capitalistas, especulan con los granos en las bolsas mundiales, dejándolos presos de la oferta y la demanda.
Junto al toque de gracia que obtuvo el capital especulativo, los precios de los alimentos alzaron vuelos. Aquellos vivos, pillos, chupasangre… que hicieron “saltar la banca” por sus vicios inmobiliarios y crediticios,  y que luego se vieron socorridos por los Estados serviles al capital volador (a costa de ajustes sociales y privatizaciones), encontraron su nuevo negocio. La plata de este salvataje inmediatamente necesitaba invertirse en algo que no represente riesgo. De este modo, los grandes bancos, las transnacionales y los fondos de alto riesgo eligieron a su nueva víctima para travestir su lucro: los alimentos. El comandante en jefe de la revolución de los sueños (la cubana) por más que les pese a muchos gusanos de afuera y a muchos gorilas nativos, nos sigue ilustrando con sus discursos, y el pasado febrero se refirió al tema. Más que nada, a la inversión financista en biocombustible, Fidel denunció: “Las transnacionales han adquirido en un año (2008 - 2009) 40 millones de hectáreas en Latino América… Están invirtiendo. No quieren tener el dinero en los bancos, nadie quiere tener el dinero en los bancos”.

La “Petrodependencia” y la contradicción del Biocombustible

Un condimento que agudiza la suba de los alimentos, es la dependencia de la agricultura moderna y de sus procesos de producción, respecto del petróleo. Desde aquella “revolución verde” de los años `60 cuando se eligió que el petróleo atraviese por completo la producción de alimentos, ellos se convirtieron en “petrodependientes”. “El sistema agrícola y alimentario actual, con alimentos que recorren miles de kilómetros antes de llegar a nuestras mesas, con el uso intensivo de maquinaria agrícolas, de químicos… no subsistirían sin el petróleo” agrega Esther Vivas.
Otro efecto que produjo el crack financiero último, fue el aumento del barril de petróleo, situación tal que se traspasó a los alimentos, dado, como ya dijimos, por su dependencia. El precio del crudo batió récord en el 2008, llegando a más de los 140 dólares por barril. Con la suba y el agotamiento de los pozos petroleros del imperio, los alimentos vuelan por los aires.
En la última década, los países más poderosos, para combatir el cambio climático y la escasez de petróleo en sus aéreas dominadas, fueron encontrando nuevas fuentes de energías, hasta llegar a los biocombustibles; como el biodiesel o el bioetanol, elaborados a base de maíz, soja y azúcar, entre otros cultivos.  Con el descubrimiento de este combustible alternativo, una nueva contradicción sobre la mesa, y sobre todo en medio del secuestro financiero de los alimentos. Una postura, es a favor de incentivar esta industria para abaratar costo y proteger el ecosistema. Sin embargo, su repuesta también trae argumentaciones para atender. En medio de esta crisis alimenticia, algunos no comprenden la desviación de millones de toneladas de granos para la elaboración de biocombustible. Fidel Castro reflexiona: “En los Estados Unidos, donde se cosecharon 416.000.000 de toneladas de granos en 2009, 119.000.000 de toneladas se enviaron a las destilerías de etanol a fin de producir combustible para los automóviles. Eso bastaría para alimentar a 350.000.000 de personas al año”.
Con esto, el desarrollo de la industria de los biocombustibles, a algunos a países le ha ayudado a combatir el efecto arrastre que provocó la suba del petróleo en las bolsas mundiales, logrando así, más autonomía y amortiguando el impacto de la crisis especuladora. El caso de Brasil es un ejemplo.     

Nosotros en medio de todo esto

Es necesario empezar a pensar el rol que ocupa en medio de todo esto nuestra región. Todos sabemos que la naturaleza, por extensión y por biodiversidad, a Latinoamérica la ha dotado de fertilidad, abundancia productiva etc. Quizás también, porque a  estos pagos todavía el hombre no la ha maltratado vorazmente como en otros puntos del planeta. Lo cierto, es que en el ojo de la tormenta, nosotros jugamos un papel fundamental, hoy y mañana, a la hora del abastecimiento de alimentos al mundo. La disputa está, en si dejaremos que nos colonicen o si vamos a poder sumarle ese valor agregado (indispensable para la Liberación Nacional y Regional) al alimento para la exportación; y botar esa práctica en la cual las grandes firmas agropecuarias lleguen al Sur para sacar granos, quemar la tierra y dar trabajo en su países, gracias a los frutos apropiados, y como esto dura poco, vendérnoslo nuevamente con una sobrevaluación estrepitosa. 
En esto hay una disputa de poder bastante ardua. No solamente con las multinacionales, sino con sus lacayos locales. La historia de la tierra en todo el Sur de nuestro continente, le ha regalado gran parte del territorio a pocas familias que nunca han pensado solidariamente, ni se han embarcado en un proyecto de independencia regional. Luego con las mutaciones del capitalismo, los patrones agrícolas se supieron amoldar a las peticiones de las grandes firmas agrícolas internacionales, en pos de brindarles todas “nuestras” materias primas a su beneficio. El problema de la distribución de la tierra, junto a las formas de procesos de cultivos menos nocivos para el medio ambiente y los novedosos combustibles alternativos, hoy nos presenta un acertijo inmediato. El siguiente paso, será liberar a los alimentos del juego de la especulación para garantizarles el plato su comida a toda la humanidad.


Entrevista a Víctor Hugo Morales, por Gastón Florio MEDIOS NÚMERO 6, Abril 2011

Entrevista a Víctor Hugo Morales

“Los grupos periodísticos han salido a ser parte de la vida económica”


Por Gastón Florio
gastonflorio@elpancholacoca.com.ar

Para nosotros, más argentino que muchos. Sin embargo, poco importa. Las aguas del Rio de la Plata nos siguen demostrando que más que separarnos nos unen. Víctor Hugo Morales le brindó una entrevista a El Pancho La Coca haciéndonos realidad un sueño. Él, cada mañana o desde  sus otras producciones, con su labor periodística nos permite pensar que es posible trabajar desde la honestidad intelectual, sin claudicar aún cuando todas las gigantescas puertas se cierran. Como cuando, revelándose contra el poder del Grupo Clarín, emitió desde su matutino televisivo la final Intercontinental entre Boca y el Real Madrid, en ese momento presa de TyC. Inmediatamente todo el poder mediático lo castigó, pero él nunca dio el brazo a torcer, y hoy con el “Fútbol Para Todos”, siente que toda su lucha valió la pena: “Era una utopía y este tiempo hizo posible que ya no sea una utopía, sino una realidad”.
Periodista, conductor, escritor y productor, Víctor Hugo hoy es el periodista que más credibilidad popular atrae, y gentilmente se pone a disposición para comenzar la entrevista.

¿Qué relación encuentra entre los oligopolios mediáticos y las corporaciones políticas – económicas?

Víctor Hugo.- La relación es estrechísima. En realidad siempre la hubo, por una cuestión de asociación ideológica. Es muy difícil que los diarios que nacen con el liberalismo, a veces con el neoliberalismo, no sean partidarios de lo que son los grupos económicos. Porque justamente trabajan dentro de esa libertad de mercado, por la que ellos luchan, por la que ellos adoctrinan y por la que ellos nacieron de alguna forma. Pero en los últimos años sobre todo, han quedado muy evidenciados, porque los grupos periodísticos han salido a ser parte de la vida económica, de la lucha económica, se han asociado con grupos económicos (digamos Techint-Clarín). Entonces, tienen una evidente y estrecha relación. Ya pasaron las fronteras que antes no traspasaban (de lo periodístico es lo periodístico, y lo empresarial es lo empresarial) aunque la empresa periodística viese con simpatía a la empresa económica.

¿Qué siente cuando algunos periodistas, con todos los medios de comunicación a su disposición, argumentan que en la actualidad hay falta de libertad de expresión?

V. H.- Es un tema que quizá necesitase una discusión más profunda. Lo que yo sostengo es que hay libertad de expresión como nunca. Pero también hay que aceptar que hay algunas rémoras, unos datos de la realidad que por lo menos tenemos que aprender a discutir. Un dato es la pauta publicitaria oficial; qué filosofía existe para eso. Otro dato tendría que ser el hecho que el Estado tenga sus propios medios, que el Gobierno ponga el canal del Estado a su disposición. Yo en el desarrollo de los últimos tiempos, que han sido muy formativos, ya soy partidario de que el Estado se haga cargo del Canal Público como elemento periodístico  de defensa de su gestión, porque si no está indefenso frente a los poderes corporativos. Un  gobierno indefenso frente a los intereses de los demás, es un gobierno destinado a fracasar en el momento en que le bajen el pulgar los intereses corporativos. De hecho el gran aprendizaje lo hemos tenido con la Televisión Pública en estos últimos años, en los cuales la defensa que ha hecho del gobierno (naturalmente trabajando para el gobierno) en cuanto a lo que periodísticamente contiene el programa, le ha hecho muchísimo bien al gobierno; pero también a la sociedad, presentando una pata indispensable para componer un punto de vista. Esto tiene que ser parte de una discusión que tendrá que producirse alguna vez, y de la que ya me pronuncio partidario. Lo que asumo como nuevo aprendizaje personal, es que el gobierno pueda defenderse desde los mecanismos del Estado. Es mucho más interesante, desde mi punto de vista, que lo haga a través de fines comerciales que se asocien al Estado, pero que no estén transparentados como el Estado mismo. Que pueda el gobierno mismo hablar de lo que le importa hablar.

¿Que siente cuando muchos colegas suyos, por una opinión de Usted a favor del gobierno Nacional, argumentan que recibe plata a cambio de su opinión?

V. H.- Cuando lo dicen los medios, los dueños de los medios, soy casi comprensivo. Es natural que si  yo me he pasado 15 años de mi vida, un poco menos, tirándole con una gomera a un tanque de guerra (como el de Magneto del oligopolio de Clarín) ahora que hay tantos intereses en juego, me peguen duro. Me duele más en cambio, la participación de algún periodista que con nombre y apellido, y sin ser dueño de medios, ha dicho directamente que yo he recibido algún dinero. Me parece una vileza de la que no siempre me repongo, me cuesta convivir con eso. Porque indudablemente hay gente que le cree, y de vez en cuando hasta recibo agresiones de personas que con ese argumento se sienten con derecho a castigarme, a insultarme. Porque, si fuera simplemente porque pensamos distinto, a cualquiera le tendría que dar vergüenza enojarse por lo que yo pienso. ¿Por qué? Si yo no me enojo con él o con otros. Pero cuando le ponen la cabeza a disposición un argumento tan perverso, como que hay dinero de por medio, yo paso a ser un personaje vulnerable al odio de esa persona. Y esto es lo que en este tiempo han conseguido, porque estamos en tiempo de pelea.

Nosotros, los jóvenes que de algún modo nos aventuramos a esta profesión, lo admiramos profundamente por su labor y su honestidad intelectual, y al mismo tiempo, lo sentimos muy cercano. ¿Se siente un rebelde del periodismo?

V. H.- Me pasan cosas muy gratas. Cuestiones que compensan los enojos que uno se agarra con lo que pasa, de esto que vos me preguntabas anteriormente, por ejemplo. Cada mimo de las personas jóvenes, de las personas en general, de las que están evidentemente muy comprometidas con la discusión política, y de vez en cuando encuentran que lo que digo en los medios se compadece con lo que ellos tendrían ganas de decir, y yo me convierto en la voz de una persona; es algo maravilloso, muy compensatorio de lo que de alguna manera a veces me abruma en los enojos, estos que antes mencionaba cuando soy acusado de ser una persona vendida por dinero.

¿Que balance hace de la etapa de “Fútbol para todos”?

V. H.- Extraordinariamente positiva. Mejorándose en lo estético y desde el punto de vista de la doctrina. Me parece una bendición que algo tan querido, tan caro al sentimiento de la gente, esté a disposición de todo el pueblo, y por consiguiente para mí es el cumplimiento de un sueño. Era una utopía y este tiempo hizo posible que ya no sea una utopía, sino una realidad. El Fútbol Para Todos integra la familia, evita el sentimiento de despojo que antes tenia el ciudadano que ama el fútbol; y hay, creo, una especie de salud mental a través del proyecto de vida que para los más humildes significa saber que tienen un fin de semana por delante para ver cuanto partido de fútbol quieran, los pueden ver en su casa, donde entra directamente Canal 7. Millones de personas que estaban afuera del “privilegio” de ver el fútbol y ahora lo tienen. Me parece lo más extraordinariamente democrático que se ha podido hacer hasta ahora.

¿Qué sensación permanece en usted, después de tantos años, al haber sido la voz del mejor y más recordado gol de Diego Armando Maradona?

V. H.- Una inmensa gratitud a la vida. Porque de alguna forma, aunque ahora lo he dilapidado un poco con la discusión política, ese gol de Diego, ese relato, estableció una relación afectiva, profunda y definitiva con el pueblo de la Argentina que tanto ha hecho por mí.



"El estallido de la crisis sociohabitacional" por Sacha Pujó SOCIAL NÚMERO 6, Abril 2011

El Estallido de la Crisis Sociohabitacional


Por Sacha Pujó
sachapujo@elpancholacoca.com.ar

  En diciembre de 2010 la sociedad argentina fue testigo de la irrupción de un problema que no estaba en la agenda pública, esto es, la crisis en el acceso a una vivienda. Las tomas de tierras públicas o privadas y las ocupaciones de edificios fueron las formas de manifestarse de los que no tienen acceso al derecho a la vivienda. Así se manifestaron los excluidos de ese derecho en las tomas del  Parque Indoamericano y el Bajo Flores, en la reciente toma del Parque Avellaneda o en Lanús y Quilmes. En el Parque Indoamericano y el Bajo Flores hubo una presencia de aproximadamente 700 familias que pusieron a la luz pública una problemática que afecta a casi 500 mil personas en la Ciudad de Buenos Aires (Página 12, 21/03/11) y cerca de un millón de personas en la Provincia de Buenos Aires (Miradas al Sur, 03/04/11).
  Frente a la irrupción de ese problema sociohabitacional, los medios concentrados de comunicación actuaron de una manera muy lamentable, como en la mayoría de los conflictos sociales: alentando a la represión de los excluidos que piden por sus derechos, y en este caso en particular, también fogoneando la xenofobia de los vecinos de los monoblocks que conviven con las villas y los sin techo. El Intendente de la Ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri también se expresó en la misma línea,  al pedir que el Gobierno Nacional reprima con la Policía Federal, y en un gesto demagogia derechista de sentido común,  afirmó que el problema de la falta de vivienda se debía al “fomento de la inmigración descontrolada del gobierno nacional”. Hecho que además de mostrar su pensamiento xenófobo, muestra una ignorancia de la existencia de la ciudadanía del Mercosur, pero lo puede decir porque se basa en la ignorancia que se construye día a día con la realidad que construyen los medios. Luego de ese episodio Macri apareció en conferencia de prensa con “un amigo Paraguayo” dando explicaciones, en forma semejante al nazi que se excusa diciendo que tiene un amigo judío.
  El problema se desató en el caso de la Ciudad como consecuencia de la desinversión social en vivienda del gobierno del Pro. Éste sólo destinó el 2% del presupuesto en 2010 para vivienda del cual ejecutó el 56%, según datos del censo 2010 que extrajeron investigadores de Sidbaires (Página 12, 21/03/11). Según el mismo informe en la Ciudad de Buenos Aires “163.000 personas viven en villas y asentamientos precarios. Estos guarismos muestran que la problemática se ha agravado en los últimos años. Mientras la población total de la Ciudad entre 2001 y 2010 creció un 4,1 por ciento, las personas que residen en villas y asentamientos aumentaron en un 52,3 por ciento (esto implica que uno de cada dos nuevos habitantes se alojó en villas)”.
  Con este panorama de la situación, el Gobierno de la Ciudad prometió los títulos de propiedad a los habitantes de villas, algo que es imposible de realizar sin antes una urbanización de las villas. Esta promesa motivó las tomas. Las familias agotaron su espera, su paciencia y se lanzaron a la acción directa como modo de reclamo para acceder a un derecho al que no tienen acceso. De esta manera lograron hacer visible una problemática social frente al estado y la sociedad. Algunas tomas como las del Indoamericano y el Bajo Flores se levantaron después de negociaciones con el Gobierno Nacional a través de Desarrollo Social. Se realizó un censo a los habitantes de las tomas con la promesa de la construcción de viviendas. 
  El Gobierno de la Ciudad sólo pidió desalojar los espacios tomados. En palabras de su jefe de gabinete Horacio Rodríguez Larreta, prometer una vivienda luego de una toma sería “justificar un delito, (…) mañana van a tomar cualquier plaza, si total no es delito” (Tiempo Argentino, 04/03/11). Esta concepción enmarca una protesta por una necesidad social en el delito. Lo contrario muestra un fallo de la jueza porteña Cristina Nazar que consideró la toma del Indoamericano como una protesta social, por tanto por fuera del derecho penal.
  Lo que surge de las expresiones de los gobernantes de la ciudad es una concepción de ciudadanía restringida sólo a los propietarios. Los que están excluidos no son ciudadanos y peor, no tienen derecho a ejercer protesta para convertirse en ciudadanos. Con la promesa de los títulos de propiedad a los habitantes de villas se pretendía que se conviertan en ciudadanos. Esa ciudadanía restringida a los propietarios se expresa en un sentido clasista en el Gobierno de la Ciudad, ya que las usurpaciones de terrenos públicos de los clubes de campo o countrys, o emprendimientos inmobiliarios al estilo Puerto Madero no se consideran ilegales.
  La problemática sociohabitacional tiene relación con el acceso al suelo urbano. Si bien el Gobierno Nacional desde 2003 viene encarando ambiciosos planes federales de construcción de viviendas sociales y obras de infraestructura, el problema paradójicamente parece agravarse. Como afirma Raul Fernandez Wagner “el problema supera a la vivienda y asume complejidad como cuestión por las condiciones particulares del “habitar” urbano que conjugan un conjunto de bienes y servicios re-mercantilizados, sujetos a una progresiva valorización del suelo y su régimen de posesión y uso exclusivo”. Concretamente la acción del estado al valorizar el suelo aumenta la especulación y las rentas de los agentes inmobiliarios que se aprovechan de la falta de regulación de la distribución espacial. El acceso al suelo está regido por las condiciones de mercado, donde en la anarquía del capital siempre triunfa el más poderoso.

El Derecho a la Ciudad  
  La problemática que irrumpe con las tomas y ocupaciones es la dificultad de una cantidad importante de población de acceder a suelo urbano. De lo que se trata mas concretamente es del derecho a la ciudad. Partimos de la idea de que la ciudad es un valor de uso complejo en el sentido de que provee una organización del espacio para la producción y circulación de personas y mercancías,  y una serie de servicios accesibles a los habitantes de ella (efectos útiles de la aglomeración)[1]. Una ciudad que es el resultado de un modo de urbanización capitalista, esto es, una multitud de procesos privados de apropiación y producción del espacio.
  El déficit habitacional es un problema más complejo que la “falta de viviendas”, es un problema sociohabitacional, pues es necesario considerar no sólo las características físicas o sus condiciones de habitabilidad, sino también los “servicios habitacionales que alude a la satisfacción de otras necesidades humanas tales como albergue, intimidad familiar, espacio de relaciones sociales, seguridad, identidad, medio ambiente sano, accesibilidad a los medios de transporte y al equipamiento social”[2].
  Se expresa entonces un problema que supera a la vivienda en sí misma. Ser poseedor del derecho al uso del espacio urbano hace referencia a la posibilidad de disponer no sólo de la vivienda, si no además de un sinnúmero de otros bienes y servicios (fuente de trabajo, transporte, recreación, educación, salud y servicios públicos) en virtud de la relación espacial entre éstos y el lugar de residencia[3]. Los bienes y servicios que ofrece la ciudad tienen una distribución desigual, lo que implica que las posibilidades de acceso a los mismos dependen del lugar de residencia.
  La “rebelión de los inquilinos”, ya que el 40% de los que viven en las villas son inquilinos[4], es el resultado de un proceso de fuerte exclusión social cristalizado en las políticas del gobierno de Macri. La imposibilidad de acceder a una vivienda en el mercado, que incluso afecta a sectores medios, sumado al desprecio de cualquier política de vivienda social y a los desalojos compulsivos en las situaciones de irregularidad en la propiedad, son hechos que dispararon la acción directa de las tomas, sin olvidar la promesa de títulos de propiedad sin urbanizar las villas.
  En Buenos Aires la segregación residencial da cuenta de la desigualdad que adquiere la distribución espacial de la población. Las villas se concentran en la zona sur, donde la inversión es mucho menor que en las comunas de la zona norte. A esto se suman indicadores como nivel de ingresos y mortalidad infantil que son muy distintos según sea zona norte o sur. Los ingresos que perciben quienes viven en la Comuna 2 son un 250 por ciento más altos que los percibidos por quienes habitan en la Comuna 8; algo similar ocurre con la mortalidad infantil: en el norte es del orden del 5,1 por ciento, mientras que en los barrios del sur se ha incrementado en los últimos años, llegando al 12,8 por ciento” (Pagina 12, 21/03/11).
  Es indudable que se requiere una reforma urbana como se ha señalado desde ambientes académicos y desde organizaciones territoriales. Una ley que regule las condiciones de acceso a suelo urbano. En esto es esencial el papel del Estado para regular los emprendimientos inmobiliarios privados ya que de continuar el acceso a suelo urbano y la vivienda de acuerdo a las leyes del mercado implica seguir profundizando la desigualdad y fragmentación social. Es necesaria una legislación que garantice el acceso y ocupación de suelo urbano para los sectores populares.





[1] Topalov, Christian: “La Urbanización Capitalista, algunos elementos para su análisis”, Edit. Edicol, México
[2] Oscar Yujnovsky: “Claves políticas del problema habitacional argentino”. Grupo Editor Latinoamericano
[3] Oslak, Oscar: “Merecer la ciudad: los pobres y el derecho al espacio urbano”. Buenos Aires, 1991, Centro de estudios de estado y Sociedad.
[4] Cristina Cravino: La Rebelión de los inquilinos. http://www.cafedelasciudades.com.ar/

"Entre la corresponsabilidad y la fragmentación" por Natalia Castrogiovanni SOCIAL NÚMERO 6, Abril 2011

Entre la corresponsabilidad y la fragmentación
La efectivización de derechos de adolescentes que conviven con VIH/SIDA



Por Natalia Castrogiovanni
nataliacastrogiovanni@elpancholacoca.com.ar

  Actualmente (hasta el 30 de Junio de 2009), la Dirección Nacional de SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual, a través del “Boletín sobre el VIH/SIDA en la Argentina”, estima que 120.000 personas conviven con VIH/SIDA en la Argentina. De este total, sólo alrededor del 60% conoce su condición de salud, registrándose 75.009 notificaciones de personas infectadas en el país. Por otro lado, alrededor de 56.000 personas se encuentran realizando un seguimiento en el sistema de salud.
  La vía de transmisión con mayor cantidad de casos relevada, corresponde para ambos sexos a la de relaciones heterosexuales, siendo el porcentaje de ésta en la situación de las mujeres, el 87% y el 48% en la de los varones. Respecto de la vía de transmisión vertical, el Boletín identifica que el 2% de los varones han contraído VIH a través de esta vía, así como el porcentaje asciende al 4% en mujeres.
  Los datos antes arrojados pueden parecer datos conocidos e inmóviles, pero en vistas de repensar las formas en que los sujetos acceden –o no- a efectivizar sus derechos a la salud, es que algunas categorías permiten pensar los pronósticos de aquellas personas que conviven actualmente con el virus. Por otro lado, y centrándonos en el lugar de los adolescentes de los sectores populares, les propongo pensar desde qué lugar podemos repensar nuestro involucramiento con los procesos de salud-enfermedad.
  Estas categorías representativas pueden ser: vínculos significativos y corresponsabilidad.
  Primero, debido a que los adolescentes se encuentran insertos en sus familias, en sus redes de contención y en su comunidad, en contraposición a entenderlos como sujetos-aislados, es que se definen los vínculos significativos de los mismos como centrales para el desarrollo de las vidas de los adolescentes: son aquellos presentes en la vida de los sujetos en su cotidianeidad. Son esenciales a la hora de sostener y dar respuestas a los sujetos, en dotar de significado a la vida de los mismos, de manera recíproca y constante. Se pueden clasificar estos vínculos de la siguiente manera: redes primarias (familias y grupos de pares) y redes secundarias tales como: efectores de salud, educativas, recreativas y religiosas, convivenciales, entre otras que se configuren como significativas para los sujetos. Las redes primarias y secundarias actúan como ámbitos de sostén de los adolescentes. Sin embargo, es a partir de su inserción situacional que se presentan para los sujetos como un todo, mostrando distintos niveles de vinculación o desvinculación, desde la conexión y lazos o desde la fragmentación y desconexión.
  Segundo, es interesante plantear para ilustrar los vínculos significativos de los adolescentes, la categoría de corresponsabilidad. La misma refiere a los compromisos asumidos de los vínculos sociales, familiares, institucionales en relación a cada uno de los sujetos –titulares- de derechos. De esta manera, la corresponsabilidad actúa en la plena efectivización de los derechos de los adolescentes a partir de entender como propios los derechos y obligaciones de cada vínculo materializado por las políticas públicas en instituciones al servicio de la sociedad.
  De esta manera, los procesos de salud-enfermedad de los adolescentes, complejizados por el VIH/SIDA, pueden ser abordados junto a los adolescentes que atraviesan los mismos procesos, a través del enfrentamiento con los conflictos que plantea la existencia. Esto se da no sólo desde la “gestión” de la enfermedad, sino a través de la corresponsabilidad institucional – territorial de los vínculos significativos que participan de la vida de los adolescentes, efectivizando sus Derechos Humanos, buscando –y encontrando- mayores niveles de libertad y autonomía.
  Por eso, desde este pequeño lugar es que proponemos repensar desde nuestros lugares de militancia, trabajo, recreación y cualquier otro, la inserción de personas que conviven con VIH/SIDA y la corresponsabilidad en el tratamiento que aquello implica. Porque la salud y la enfermedad no son sólo procesos biológicos, sino esencialmente, procesos sociales, que nos involucran a todos.


Bibliografía consultada:

BOKSER, Mirta; “Seres humanos – Personas – (su) Personalidad Jurídica (viceversa y recíprocamente)”; Ediciones Colihue, Buenos Aires,  2009.
BOKSER, Mirta; “Derechos de Niñas, Niños y Jóvenes: Políticas de Gestión Territorial”; Buenos Aires; Lumen Hvmanitas; 2005.
CASTEL, Robert; “La Dinámica de los Procesos de Marginalización: de la vulnerabilidad a la exclusión”; En El Espacio Institucional; Lugar Editorial, Buenos Aires, 1991.

"Guía práctica para el explorador cinéfilo" por M. Eugenia Martinez CULTURA NÚMERO 6, Abril 2011

Guía práctica para el explorador cinéfilo
(o cómo asistir al BAFICI y no desencadenar en el intento)


María Eugenia Martinez
eugeniamartinez@elpancholacoca.com.ar

¿Qué decir acerca del BAFICI? ¿Debo hablar sobre el BAFICI? ¿Es realmente necesario hacer un resumen de lo que el festival tiene para ofrecer? Estas y otras tantas preguntas son las que acudieron a mi mente al momento de pensar en escribir acerca del festival de cine independiente más prestigioso de América Latina. Quizás la salida más común (y más simple, por qué no decirlo) podría haber sido detallar una crónica de su historia o de las películas que integran la competencia, pero lo cierto es que para eso está la web. En cambio, resulta mucho más interesante y desafiante intentar dilucidar qué significa la presencia de tamaño festival en nuestras vidas.
Como para todo en este mundo, existen múltiples reacciones a la congregación cinéfila que ocurre cada abril, año tras año. Los hay quienes ni siquiera se enteran de que existe, quienes se enteran y reprograman toda su rutina para poder asistir a la mayor cantidad de películas posibles, quienes van sólo a ver esa película,  y hay otros tantos que se enteran, se entusiasman, se programan los diez días de  festival y nunca van (entre los que me cuento).
En tanto que no puedo decir mucho del mismo (porque no estoy en tema, porque no soy una asistente perfecta, y porque no pretendo hacer una crónica de lo que sucede en el evento), pensé que quizás hay por el mundo otras almas como yo a las que les pueda servir mi experiencia, que intentaré echar en palabras, para convertirlas en algo así como una guía para el novato en este tipo de acontecimientos que poco tiene que ver con la cotidianeidad.
Lo cierto es que sí tuve la oportunidad de asistir al BAFICI y, siendo una completa ajena al mundillo del cinéfilo, hay ciertas curiosidades que puedan resultar interesante tanto para el que siempre quiso ir y nunca lo hizo, como para el aficionado, como para el que nunca se enteró que todos los años se hace un festival de cine independiente de trascendencia internacional y quizás quiera enterarse de qué se trata.
De tanto disfrutar e interesarme por el cine, llegó el día en el cual comencé a pensar que mi gusto por mirar las más variadas piezas del séptimo arte requería de otro status, quiero decir: el cine demandaba que yo le dedicara más espacio en mi vida. Es así que una tarde de abril decidí adentrarme al insólito mundo del festival de cine independiente.
No me gusta el cine pochoclero. O para ser más honesta: detesto el cine pochoclero, de efectos especiales y superproducciones. Y todo su folclore de megabutacas, pseudo bares ambulantes de precios estrambóticos y menúes ridículos. Me gusta el cine por lo que cuenta, por las sensaciones que me genera y las ideas que provoca, no por su circo. Por lo tanto, la idea de comenzar a bucear las aguas “independientes” de la industria cinematográfica me pareció sumamente acertada y  tentadora.
Hecha la aclaración, puedo comenzar con los pequeños detalles que pueden suceder y comparto a modo de advertencia. En principio, la odisea de ver una película. Después de leer hojas y hojas de un libraco muy bien diseñado (el cual –aclaro- hay que comprar aparte) donde exhaustivamente y separadas por categorías (las que corresponden a cada sección de la competencia) se pueden leer las sinopsis de las muchas piezas en exhibición, y pasar a otro más pequeño donde la grilla de los horarios de las películas lucha por hacerse un lugar en las páginas contra las incontables propagandas y avisos de auspiciantes. Hecho esto, por fin encontramos una película que nos interesaría ver en un horario que nos resulta accesible (que no es, claro está, un jueves a las 13:53 del mediodía). De cualquier manera, uno consigue acordar con uno mismo un film deseado en un horario accesible, entonces se dirige al cine en cuestión (hay más de veinte salas de cine habilitadas durante los diez días que dura el festival) realmente contento, porque además de que va a ver una película que de otra manera quizás nunca vería (un porcentaje muy bajo de las películas exhibidas en el BAFICI llegan luego a las salas comerciales), lo va a hacer a un precio más que razonable, lo que resulta ser una verdadera ganga ¿o no? Y así contento, llega al cine y se encuentra con que ya no hay más entradas…pero ¿cómo?  Se agotaron hace dos días, no hace dos minutos, dos días…lo que quiere decir que cuando la película todavía no había sido elegida ya era inaccesible. Lección número uno: apurate porque se agotan!
Pero si tuviste la suerte de poder asistir a la película (y en ese caso te podes considerar un forastero privilegiado) entonces pueden suceder dos cosas: que al terminar la misma sientas que acaba de concluir la tortura más grande de tu vida (si sos como yo, que no puede levantarse de una película a la mitad -¿por qué tendré esa maldita manía de seguir mirando hasta el final algo que ya sé que no me va a gustar?-) y, acto seguido, arrepentirte y acordarte de toda la familia del director , mientras te preguntas quién o qué pudo haberte hecho pensar que esa podía ser una buena película. La regla del novato que no pertenece al círculo de aficionados al submundo del cine independiente indica que si a vos no te gustó, seguro que a todos los entendidos en el tema les pareció una obra maestra…aún si fueron ochenta minutos de un solo plano a –digamos- un edificio abandonado o una manada de rinocerontes, donde la banda de sonido es un ukelele haciendo sonar una melodía monótona. “Es un film conceptual”, dirán los que saben. Lección número dos: desconfiá del saber especializado, que por ser experto no significa que es siempre acertado.
 En fin…la segunda situación que puede pasar es que realmente la película llegue a tocarte el corazón, hacerte llorar de la risa, o romperte la cabeza por las ideas que te dejó. Entonces vas a pensar que hiciste una muy buena elección, que el BAFICI es un gran festival, y que “cómo puede ser que la gente no se cope con estas cosas”. Genial. Pero, el detalle (siempre el detalle): todos, absoluta e inexorablemente todos alrededor tuyo salen de la sala opinando que la filmación fue de una pésima calidad, que la fotografía estuvo muy floja, y que encima eran malos los actores. Lección número tres (y que se relaciona con la número dos): no comentes tus impresiones en un círculo de expertos porque te vas a sentir un ignorante, aún sin serlo. Entonces es ahí donde te das cuenta que ese no es tu lugar, que (al igual que yo) es mejor quedarse en casa a mirar un DVD prestado por un amigo o ir al cine con un cupón de 2x1, tratando de evitar aquellos recintos donde abundan los nachos con queso y las supergaseosas a $70 el vaso.
Y es así como pasa un ajeno por el mundo del festival para entendidos. En el transcurso uno puede llegar a experimentar miles de sensaciones: extrañeza, incomodidad, curiosidad, enojo, aburrimiento, bienestar, es larga la lista. Pero lo importante es no dejar de intentarlo: la experiencia puede tornarse fabulosa o aterradora, pero siempre vale la intención. Porque, definitivamente, sobre gustos no hay nada escrito. Y el cine es, como todo el arte,  un placer tan subjetivo que merece ser admirado como a uno más le guste.