Tapa Número 5 Marzo de 2011

-Presentación de El Pancho La Coca- Miércoles 6 de abril- 19:30 hs- CC. Enrique S. Discépolo- Pje Rivarola 154 CABA-

Gracias, muchas:
  A l@s compañer@s de CC Discépolo por brindarnos el espacio para la presentación, a Miguel Demársico y a Martín Salomone por compartir la mesa de oradores y a tod@s l@s compañer@s, amig@s, familiares, por participar en esta primera presentación cara a cara de El Pancho La Coca, gracias por escucharnos y por los abrazos.

Por muchos encuentros más,
El Pancho La Coca







Editorial Número 5

PRESENTES


  Salimos de nuevo. Marzo, mes en que se retoman diversas actividades. Estudios, talleres, trabajo, etc. Marzo es también un mes de la memoria y de la movilización.
  El 24 de marzo de 1976, se hizo gobierno la dictadura más sanguinaria de la Argentina y una de las más cruentas de la región. No estaba sola la dictadura argentina: las botas gobernaron (directa o indirectamente) en gran parte de América Latina. No andaban solos los militares: los acompañaban sectores de la sociedad civil: empresarios, cúpulas eclesiásticas, medios de comunicación. Es preciso remarcarlo y no olvidarlo: no estuvieron solos. No lo pensaron solos. No lo ejecutaron solos.
  Latinoamérica se tiñó de sangre, se desgarró su industria y se empezó el proyecto de las panzas vacías. Se sentaron las bases del neoliberalismo más crudo que vino después. Las tareas fundamentales fueron cumplidas: creación de un mercado financiero especulativo, endeudamiento, concentración de capitales, vulneración de derechos humanos, disciplinamiento social, cultura individualista del miedo, censura artística, educativa, política y cultural.
  Nos metieron miedo. Mucho miedo. Terror. Hicieron que aquella sociedad, esa que tenía proyectos colectivos con aspiraciones a grandes transformaciones sociales, se replegara en el refugio privado. Se enseñó la cultura de la derrota. Del no te metas. Del por algo será. Del concentrate en lo tuyo, que el resto chupa un huevo. Que lo mejor viene de afuera. Desaparecieron cuerpos y pretendieron desterrar sus ideas.
  Insistimos: no estuvieron solos. No lo pensaron solos. No lo ejecutaron solos. Hoy se empieza a abrir el debate sobre la participación civil durante la última dictadura, especialmente la relación entre empresarios de la comunicación y las cúpulas militares. Recién empieza a revisarse el enorme tejido de complicidades entre empresarios y militares. Es preciso profundizar en este sentido, llegar a juzgar y castigar a todos aquellos que han colaborado con los crímenes de lesa humanidad, a los que han participado activamente en su ocultamiento  y los que concientemente se beneficiaron con dichos crímenes.
  Algunos dicen estar cansados de hablar de los setenta. Desde esta joven publicación creemos que la cosa recién empieza. Todavía nos falta mucho por conocer, debatir y entender. 30 mil razones tenemos. Conocer qué pensaron y porqué lucharon, es también una deuda con nuestra memoria. Ponernos seriamente a hacer el ejercicio de revisar los proyectos colectivos de los setenta sin las lentes de la teoría de los dos demonios o la tesis del voluntarismo ingenuo. Es una pequeña forma de traerlos a nuestros presentes. Por todos ellos y ellas. Por nosotros.

Entrevista a Francisco “Tito” Nenna por Gastón Florio POR ACÁ NÚMERO 5

Entrevista a Francisco “Tito” Nenna

“El macrismo combina una cuota altísima de ineficiencia, con una ideológica represiva y reaccionaria”


Por Gastón Florio
 gastonflorio@elpancholacoca.com.ar

Diputado de la Ciudad por el Encuentro Popular Para la Victoria, Francisco Nenna (“Tito”, para sus compañeros) nos brindó una entrevista para dialogar sobre distintos puntos y problemáticas que hoy atraviesan a la Ciudad de Buenos Aires. Militante y ex Secretario General de la Unión de los Trabajadores de la Educación (UTE), Tito Nenna analiza el descuido que lo “público” de parte del macrismo y la desviación de distintos negocios al ámbito privado, perjudicando el desarrollo de los diferentes sistemas públicos de la Ciudad Autónoma. 
En agosto del año pasado, los estudiantes de los colegios secundarios porteños protagonizaron una protesta contra las condiciones edilicias y presupuestaria de sus escuelas, cuales sus estados eran (y en su mayoría sigue siendo) paupérrimos. Aunque el macrismo se esmeró en encasillar a esos jóvenes como “vagos y rockeros” la protesta evidenció los problemas reales de los 27 colegios tomados.

¿A su parecer, la escuela pública se descuidó en la gestión del PRO?
Francisco “Tito” Nenna.- Absolutamente. El PRO será recordado como la administración que subejecutó de forma alarmante los presupuestos en infraestructura escolar, mandó a espiar a docentes y estudiantes que defendieron la educación pública y trató de terminar con las tomas de escuelas pidiendo listas negras de adolescentes que peleaban para que se reparen sus colegios. El primer ministro de Educación del macrismo, Mariano Narodowski, dispuso una brutal represión contra los maestros en huelga y contrató a Ciro James; el segundo, Abel Posse, duró menos de 15 días porque reivindicó a los militares, fustigó al rock y atacó las instituciones democráticas; y el tercero, Esteban Bullrich, no sabe cómo hacer para invertir el dinero asignado por ley para su cartera. En síntesis, el macrismo combina una cuota altísima de ineficiencia con una inocultable matriz ideológica represiva y reaccionaria.


¿En que situación se encuentra el sistema de salud publica en la Ciudad?
F. N.- Es calamitoso. Desde que asumió Mauricio Macri, las políticas públicas sufrieron una involución enorme. Y el caso de la salud es uno de los más emblemáticos, por la falta de insumos y el aumento de la mortalidad infantil. Tampoco le van a la zaga los proyectos que someten a los hospitales a la lógica de la rentabilidad empresaria y pretenden que se ajusten los gastos corrientes, sin comprender que no puede medirse en términos de costo-beneficio a la salud pública. 

Durante la gestión del macrismo todas las ramas públicas se encontraron limitadas ante la falta de inversión estatal. Con la educación y la salud, también el problema habitacional en la Capital Federal salio a la superficie después de la toma de los terrenos del Indoamericano. El emblema de la cultura, el Teatro Colón, en conflicto por la falta de pago a sus trabajadores y su persecución política sufrida. En la actualidad, la Ciudad exige grandes demandas, y ya el gobierno de Mauricio Macri ah decepcionado hasta a sus propios votantes.

¿Cuáles son las necesidades que demanda hoy la Capital Federal?
F. N.- Es primordial aumentar el presupuesto educativo. No puede ser que, siendo la ciudad con el tercer producto bruto per cápita del país, la Capital Federal tenga un presupuesto que se encuentra entre los últimos del país. Lo mismo sucede con la problemática de la vivienda: Macri prometió 10 mil viviendas, pero el año pasado sólo construyó un centenar y va en aumento la cantidad de familias en situación de calle. También la salud, como ya dije, y la cultura fueron pasadas por el tamiz del marketing o la lógica perversa del mercado. Entonces, no se invierte si no se estima que habrá alguna ganancia. Pero la salud pública es un derecho, no un negocio. Y la cultura, que apela a la sensibilidad y a conmover al pueblo, tampoco puede someterse a las cifras de la taquilla.

Hace menos de un año Tito Nenna lanzó la corriente política “La Tendencia Nacional y Popular”. Su antiguo rol en la CTA y su trabajo actual le han permitido establecer contacto con diversas organizaciones sociales y políticas, que se relacionan con él como un compañero más. “Existe la voluntad de confluir en un espacio común entre un conjunto de militantes que luchamos juntos en la calle en la defensa de las políticas públicas. Esta tendencia es una epopeya para recuperar la ciudad", enfatizó Nenna en su discurso el 18 de junio del año pasado ante cientos de militante en el teatro “Bambalinas”.

 ¿Cómo vislumbra la construcción de una fuerza política que pueda ganar la Ciudad las próximas elecciones y  que se identifique con el gobierno de Cristina Fernández?
F. N.- El kirchnerismo ha crecido mucho en los últimos meses. Los defectos del macrismo y las virtudes del proyecto nacional contribuyen a que nuestros precandidatos en la Ciudad aparezcan ante el electorado como la mejor alternativa para mejorar la calidad de vida en el distrito, recuperar los derechos que el Pro conculca a diario y poner a nuestros barrios en sintonía con el modelo de inclusión social con crecimiento económico que impulsa nuestra Presidenta.

"De importaciones y desarrollo" por Andrés Cotinni POR ACÁ NÚMERO 5

De importaciones y desarrollo


Por Andrés Cotinni
andrescotinni@elpancholacoca.com.ar


A principios de mes trascendió mediáticamente la decisión del Gobierno de extender las Licencias No Automáticas (LNA) de 400 a 600 productos. Con esta medida el gobierno intenta proteger la producción nacional en ciertos rubros y fomentar el desarrollo en otros. Se abre entonces el debate entre proteccionismo y libre mercado. A veces, para sorpresa del lector, no está tan alejado un pensamiento del otro.
Antes que nada es importante definir qué son las LNA. Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), son medidas autorizadas que implican un procedimiento administrativo en el cual se debe presentar  documentación al órgano pertinente como condición previa para realizar el ingreso del producto al país. Es decir, no es restrictiva sino que implica una demora burocrática de las mercancías que podrían llegar a impulsar la sustitución de importaciones.
Esta medida, junto con las de “antidumping” y la de fijación de “valores criterio”, son algunas de las normas orientadas a proteger la industria nacional y, por lo tanto, a defender los puestos de trabajo. El economista heterodoxo Ha-Joon Chang analiza que las grandes potencias han utilizado el proteccionismo con intensidad hasta poder desarrollar su industria. Como respondió en una entrevista a la BBC, “En el siglo XIX y en las primeras décadas del XX, EE.UU. fue el país más proteccionista del mundo. Eso sí, una vez que desarrolló plenamente su industria, exigió al resto que se convirtieran al Libre Comercio”[1].
Para analizar otro caso, Mario Rapoport refiere que “Gran Bretaña se hizo librecambista a mediados del siglo XIX (más precisamente en 1846, con la abolición de las leyes de granos), cuando ya era la principal potencia industrial del mundo y podía colocar ventajosamente sus manufacturas y sus bienes de capital”[2]. Claro, así cualquiera. Como estos casos también están los de Alemania desde el Zollverein, Japón, Finlandia y demás países que se presentan como grandes economías. Estos indicios suponen que el libre cambio es el paso siguiente al proteccionismo y no algo que representa lo contrario. Sería una cosa así: “Está bien, ya protegimos pero ahora a poner los productos en el exterior, exijamos libertad de mercado”.
En la Argentina, luego del derrocamiento del General en el ’55, se impuso a fuerza de garrote las políticas liberales que destruyeron la industria nacional y dejaron al país de culo a las disposiciones fálicas del gran capital norteamericano. Después de mucha sangre vino la gran noche menemista y por último un De La Rúa que, con el argumento del progreso (y con cometa mediante) flexibilizó el trabajo. Todas estas políticas vinieron de la mano del Consenso de Washington, es decir, lo que Estado Unidos decía que debían hacer los países latinoamericanos para el crecimiento. En el 2001 se fue todo al carajo.
Hoy Argentina está pasando nuevamente por un proceso que se presenta como un desafío para el crecimiento. Es una nueva oportunidad, como la que tuvimos con  la etapa posterior al crack del ‘30 y con las primeras presidencias de Perón. Sería entonces recomendable seguir el ejemplo de los grandes países pero, ¿es realmente recomendable?
En estos momentos de impulso económico, y dejando de lado a los cipayos que parecen economistas interesados en el bienestar de las potencias mundiales; surge una observación que no puede pasar por alto. Latinoamérica y el Caribe fue la gran fuente de riquezas para España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. O los hizo rico o permitió que lo sigan siendo. ¿De quién nos aprovecharíamos nosotros? ¿De nuestros propios hermanos latinos? ¿De los africanos? ¿De los europeos? Dentro de la lógica capitalista para que exista el rico tiene que sobrevivir el pobre. Y si no está el pobre habrá que hacerlo. Con guerra, apertura de mercado, en fin, con todas las atrocidades que se fueron realizando desde el capitalismo para el capitalismo.
La intención de este escrito no es la emancipación del hombre (porque sin darse cuenta uno puede terminar transando con la Sociedad Rural) sino comenzar a reflexionar hacia donde vamos si seguimos. Pero es necesario pensar estas cuestiones estructurales sin subestimar a las grandes corporaciones, que ven en el desarrollo su límite de riquezas, ni a los políticos que ofrecen su agenda por innobles retribuciones. Teniendo en cuenta la fragilidad que caracteriza a los virajes políticos que está viviendo Latinoamérica, defender lo logrado y exigir más es la obligación de todo ciudadanos sensibilizado por las injusticias sociales.
Para ir cerrando, si bien el desarrollo del país es necesario, es imperioso también que esté acompañado con una reflexión profunda sobre el capitalismo, lo que hizo, lo que hace y lo que debería hacer. Sería un desafío que el desarrollo de los eternos subdesarrollados tenga cara de cooperativismo, de hermandad, de solidaridad.



"Hugo Chávez y 12 años de la Revolución Bolivariana" por Sacha Pujó NUESTRA AMÉRICA NÚMERO 5


Hugo Chávez y 12 años de La Revolución Bolivariana


Por Sacha Pujó
sachapujo@elpancholacoca.com.ar

“…ser revolucionario creo que es lo más bonito, sé revolucionario compadre, no te pierdas esa. Yo le doy gracias a la vida que me hizo un revolucionario.”[1]

El pasado 2 de febrero se cumplieron 12 años desde que Hugo Chávez juramentaba como presidente ante la “constitución moribunda” como le llamó, y se daba inicio a un proceso de transformación social. Un nuevo aniversario de la Revolución Bolivariana nos invita a indagar y reflexionar sobre la misma y su máximo dirigente,  Hugo Chávez. 
El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela se define en su cuenta oficial de Twitter con mas de 1 millón 200 mil seguidores, como un soldado bolivariano, socialista y antiimperialista. Para algún desprevenido puede resultar llamativo que el Presidente de un país se autodefina así, pero si hacemos un poco de historia veremos como llegó a identificarse de esa manera.

La Formación del Soldado Bolivariano
En la formación de Chávez un personaje que jugó un papel importantísimo fue su bisabuelo Pedro Pérez Delgado conocido como “Maisanta”. Según los relatos familiares que le llegaban a Chávez y de su pueblo era un asesino serial, pero con el tiempo averiguó que en realidad su bisabuelo fue un guerrillero rural, combatiente del caudillismo autoritario y oligarca. Así su bisabuelo se sumó a sus dos héroes nacionales de la adolescencia Simon Bolívar y Ezequiel Zamora. Un “viejo sabio y comunista” Jose Esteban Ruiz Guevara”, fue fundamental en esa búsqueda y en las lecturas de Chávez. Ruiz Guevara era Jefe del Partido Comunista de Barinas y poseía una biblioteca donde Chávez iba asiduamente entre 1967-71 cuando llegó de Sabaneta a Barinas para hacer el bachillerato
A los 17 años, en 1971, el muchacho “provinciano” Hugo Chávez ingresó en la Academia Militar tras pasar las pruebas de ingreso luego de haber terminado la escuela secundaria. Ingresó a estudiar la Licenciatura en Ciencias y Artes Militares. Sin embargo según se relata en la exhaustiva biografía que realizó Modesto Guerrero[2], Chávez no tenía inclinaciones por lo militar en su infancia y adolescencia, por el contrario, de chico le gustaba dibujar y leía mucho, pero además era un fanático del Béisbol, su deseo era ser profesional de ese deporte donde destacaba en la posición de Pitcher. Como ni en Sabaneta, su pueblo natal, ni en toda la región de Barinas había universidades, decidió hacer las pruebas de ingreso a la Academia Militar, a raíz de que un amigo que estaba en el primer año de la academia le diera los folletos para presentarse a examen.
Las fuerzas armadas en Venezuela fueron un caso excepcional para Sudamérica en los 70 en el contexto de la Guerra Fría. Como las guerrillas ya estaban completamente liquidadas y no existían peligros internos que obliguen a destinar los recursos militares contra los rebeldes, se produjo una modernización y transformación que abandonó la concepción de escuela de guerra para formar licenciados militares, patrocinada por el gobierno socialdemócrata de Rafael Caldera y tolerado por el Pentágono y el Estado Mayor. El proyecto tuvo como objetivo poner lo militar al servicio de lo social y nacional. En este sentido se implementó el Plan Andrés Bello que llevó la universidad laica y pública a los cuarteles y tenía como postulado el “desarrollo social”.
De esta manera Chávez inicia su vida militar en un contexto particular favorable a la profundización de los estudios en las ramas sociales como la historia o la sociología. En esos años a la par de la instrucción militar,  estudió a Karl Marx, Mao Tse Sung, Karl Clausewitz, y a su referencia principal Bolívar, entre otros.
Chávez tendría una “doble vida” en las Fuerzas Armadas de acuerdo al desarrollo de su vocación revolucionaria y conspiradora para cambiar el estado de las cosas. En sus salidas de permiso Chávez frecuentaba a amigos que militaban en la Izquierda, muchos de ellos de la adolescencia de Barinas, donde se internaban en los barrios populares de Caracas, y se influenciaban  de los grupos culturales. Chávez tuvo un acercamiento con la Causa R que fue uno de los agrupamientos de izquierda más importantes y con desarrollo en zonas industriales de Venezuela en los 70.
En 1974 Chávez viajó a Perú donde conoció el proceso nacionalista liderado por Juan Velasco Alvarado. Ese viaje y los conocimientos y experiencias que recabó lo influyeron en su proceso de radicalización política y su futura conspiración. En 1982 Chávez junto a Willian Izarra, oficial de la Aviación y precursor de la conspiración nacionalista que había creado un grupo llamado Alianza revolucionaria de Militares Activos, junto a otros oficiales de las Fuerzas Armadas como Francisco Arias y Rauls Isaias Baduel y agrupaciones de izquierda como Causa R y PRV-ruptura, crearon el MBR-200 (Movimiento Bolivariano Revolucionario) para reformar el Ejército e iniciar una lucha para construir una nueva República. Siguieron años de definiciones ideológicas y de organización en congresos en forma semi-clandestina.
La década del ´80 en Venezuela estuvo signada por gobiernos corruptos, entreguistas, donde aumentó escandalosamente la deuda externa y los índices de pobreza y desocupación. Se llegaría de esta manera al levantamiento de masas del 27 y 28 de febrero de 1989 conocido como el “Caracazo” donde la represión fue brutal con un saldo de más de 3 mil muertos y la suspensión de las garantías constitucionales. El quiebre de la gobernabilidad y la crisis en las Fuerzas Armadas condujeron a los oficiales bolivarianos a la preparación del asalto al poder. El 4 de febrero de 1992 sería el momento de la rebelión  militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Aunque esta rebelión terminara como un golpe fallido[3] y no como una insurrección de masas, donde no se logró la fusión cívico-militar y apenas participaron algunas agrupaciones de izquierda, el pueblo comenzó a identificarse con los “golpistas de izquierda”. Vieron su acción como una expresión de sus deseos, una continuación de las luchas del 89. Chávez se convirtió en figura política nacional cuando apareció en la televisión anunciando la rendición sólo “por ahora” y asumiendo la responsabilidad del movimiento. Esta derrota le serviría a Chávez para cambiar su relación con las masas y apostar a la libre organización del pueblo y los medios alternativos. Luego de dos años presos en 1994 el presidente Rafael Caldera otorgaría un indulto a los rebeldes.
En adelante Chávez se propuso darle una dirección a su proyecto político. Participó como militante en protestas y huelgas, se dedicó a recorrer el país y establecer alianzas. En 1997 un plenario del MBR-200 decidió largarse a la carrera electoral, cosa que hasta el momento el propio Chávez criticaba. Se dio paso a la conformación del Movimiento Quinta republica (MVR) en alianza con el “Polo patriótico” que agrupada a partidos de izquierda. En diciembre  de 1998 es elegido con más del %50 de los votos como presidente de Venezuela. Según Modesto Guerrero “Chávez aparece no sólo como un símbolo de redención en el imaginario popular, sino además, como la personificación de una época de cambio, su conciencia política concentrada”[4].

El Socialismo del Siglo XXI
La transformación de Venezuela comenzó a materializarse con el llamado a un referéndum para convocar a una Asamblea Constituyente. Se aprueba con la mayoría popular, y luego en elecciones parlamentarias gana la mayoría de los escaños. En el mismo año 99, en diciembre, otro referéndum aprueba la nueva constitución llamada Bolivariana. Esta constitución creó un marco jurídico apto para iniciar el proyecto popular, aun sin salirse del capitalismo, donde incluye como puntos principales la democracia participativa y la economía solidaria, se aprueba la Ley de Tierras para dar inicio a la reforma agraria y una nueva Ley de Hidrocarburos para que el gobierno controle a PDVSA. Este comienzo de redistribución del ingreso se vería relegitimado en las elecciones generales de julio del 2000 con otro aplastante triunfo.
Las fuerzas reaccionarias de la burguesía local asociadas al imperialismo, la burocracia de PDVSA y  los medios de comunicación hegemónicos, no soportaban más los cambios que se venían sucediendo. El 11 de abril de 2002 un golpe de estado dirigido por Pedro Carmona principal dirigente de Fedecamaras (organización de empresarios), auspiciado por Estados Unidos junto al apoyo de los medios concentrados de in-comunicación, sacó a Chávez de la presidencia por tres días. Pero las masas salieron a las calles inclinando la balanza a favor de Chávez. En esto jugaron un papel importantísimo los medios de comunicación alternativos para romper el cerco mediático[5]. Luego a fin de ese año el proceso se vio afectado nuevamente por el sabotaje petrolero, pero gracias a la movilización de los trabajadores se pudo derrotar el paro lo que garantizó el control estatal de PDVSA.
En adelante La Revolución Bolivariana se fue profundizando con la radicalización sostenida por el Poder Popular. Chávez se vio relegitimado en referéndums y elecciones casi todos los años siempre con victorias. Desde 2004 Chávez ya se declara abiertamente como socialista, y vuelve a instalar un proyecto de sociedad que había quedado en la historia tras la caída del Muro de Berlín. Es indudable que como afirma Luis Bilbao, “la Revolución Socialista Bolivariana tuvo que crecer contra toda adversidad. Mucho más –éste es todavía un debate pendiente- que en el caso de la Revolución Rusa. Porque entonces el socialismo era una esperanza, una formidable fuerza expectante encarnada en millones de seres humanos. En 1999 era una mala palabra para casi todos. Y desde ese abismo de inédito retraso ideológico y político a escala mundial, fue que debió escalar la Revolución Bolivariana[6]. En este contexto sin duda la clave para mantener el proyecto socialista a futuro es la construcción de Poder Popular.

Poder Popular
Tal vez lo novedoso del socialismo bolivariano sea la creación del poder popular. La reciente sanción de Ley Orgánica del Poder Popular sienta las bases para que las comunidades organizadas puedan ejercer el pleno derecho de la soberanía, en formas de autogobierno ejerciendo de manera directa el poder. Este instrumento legal se rige por los principios y valores socialistas de la democracia participativa y protagónica. Entre otras  instancias de Poder popular se encuentran el Consejo Comunal y La Comuna. Los Consejos Comunales son instancias de participación y articulación e integración entre los ciudadanos, ciudadanas y las diversas organizaciones comunitarias, movimientos sociales y populares, que permiten al pueblo organizado ejercer el gobierno comunitario. La Comuna es un espacio socialista que como entidad local es definida por la integración de comunidades vecinas en una memoria histórica compartida[7].
La creación del poder popular es un objetivo estratégico que el proceso revolucionario fue tomando como respuesta y forma de sostener la transformación a la par de una creciente politización y movilización. Así se generaron organizaciones como los Colectivos Barriales, los Comités de Tierra Urbana o los frentes campesinos como el Frente Campesino Ezequiel Zamora. Estas organizaciones se plantean formas de autogobierno o poder local donde el estado se subordina a las decisiones de las bases. Esto generó y genera conflictos al interior del estado que aparece como campo de batalla entre sectores burocráticos dentro del chavismo que pretenden paralizar la revolución y sectores revolucionarios. La figura de Chávez emerge como garante de la profundización, ya que no se posiciona en una neutralidad “bonapartista” sino que señala las contradicciones[8]. Algunas de esas contradicciones y superposición de poderes se pudieron ver en la implementación de las misiones que son programas sociales de educación y salud a través de la ayuda de cuadros cubanos, que generaron mejorías en las condiciones de vida y una concientización del pueblo.
Un paso fundamental en la estructuración del poder popular se dio en 2008 cuando se fundó el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) nombrando a Chávez presidente del partido, con casi 6 millones de aspirantes a militantes[9] y la formación de los Batallones Socialistas. El PSUV se define como una herramienta política de masas democrática y anticapitalista. Entre las tareas principales está la de formación ideológica y política del pueblo además de ser una herramienta para democratizar la sociedad venezolana. En la actual coyuntura el partido definió como objetivo central para la profundización del socialismo pasar de la “cultura política capitalista a la militancia socialista”[10]. En este sentido se plantean tácticas para neutralizar la reproducción de la ideología capitalista (incluso dentro del partido donde algunos lo ven como posibilidad individual de ascenso social), recuperar territorios perdidos y consolidar los ya tomados para ampliar la base social de la revolución.

Logros y  Desafíos de la Revolución

“…no perdamos esta oportunidad, una revolución social está en marcha,
una revolución moral, espiritual, económica y también, por supuesto, política.”[11]

Los desafíos actuales de la Revolución son muchos, y principalmente como se señala en las líneas estratégicas del PSUV, hay que desterrar la cultura capitalista en el marco de una ofensiva y resistir los embates del imperio. Recientemente Venezuela se ha visto  enfrentada a una crisis energética que está siendo afrontada exitosamente. Se comenzó a reestructurar el sector eléctrico a través de la creación del Ministerio del Poder Popular para la Energía Eléctrica; se incorporaron las comunidades, los trabajadores y trabajadoras al control y gestión de la Corporación Eléctrica Nacional,  “en todo esto la participación popular es vital para superar todas estas dificultades, sin el pueblo organizado hubiera sido imposible”[12]. Venezuela también ha podido enfrentar el desastre de las inundaciones gracias a la voluntad popular y estatal, incluso Chávez ordenó que se ocupen las habitaciones vacías de hoteles de vacaciones para las familias evacuadas.
Asimismo se plantea terminar con el problema de la pobreza, y en esto juega un papel fundamental la sanción de un conjunto de Leyes que aprobó la asamblea en 2010 para considerar a la vivienda no como una mercancía sino como un derecho del pueblo. Otros planes y proyectos actuales son la creación de la Policía Nacional Bolivariana que es un proyecto integral donde se forman en la Universidad Nacional de la Seguridad en los valores de la cultura de la paz y la participación colectiva y ha logrado bajar un %44 la tasa de homicidios donde ha sido ya puesta a prueba. Esta policía tuvo un rol fundamental para asistir a las victimas de las inundaciones. El convenio con Cuba para crear un sistema público nacional para tratar a las victimas de las adicciones y derrotar el flagelo del narcotráfico que cultivó el neoliberalismo. Otra proyecto importante que se está llevando a cabo es el Plan de Alfabetización Tecnológica que hace justicia con la inclusión de los sectores populares en el uso y aprovechamiento de las tecnologías de información y comunicación. Asimismo se han nacionalizado muchas empresas por su condición estratégica o por irresponsabilidad patronal en conflictos con los trabajadores interviniendo el estado a favor de éstos últimos. Al mismo tiempo, se están terminando las 200 fábricas socialistas. Se creó la Corporación de Comercio y Suministro Socialista para controlar la distorsión del mercado y que la distribución de alimentos básicos no se preste a ganancia. Estas son algunas de las principales medidas que ha tomado la revolución, pero sin duda que hay más y habría que destacar muchos logros por ejemplo en educación, pero sería exceder los objetivos de este escrito.
Es indudable que la Revolución todavía es muy joven y tiene muchos desafíos por delante, entre los cuales terminar con la pobreza y dar la batalla contra la cultura capitalista son fundamentales. En esto último los logros en materia educativa son muy importantes. La consolidación del poder popular y del proyecto de intercambio socialista de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra America, junto a las alianzas con el resto de los gobiernos populistas de America latina serán  necesarias para seguir profundizando la revolución.




[1] Frase extraída del Mensaje anual de Hugo Chávez a la Asamblea Nacional. Enero 2011
[2]  Modesto Guerrero: “¿Quién inventó a Chávez?”. Buenos Aires, Ediciones B, 2007
[3] Se podría establecer una comparación con el asalto al cuartel Moncada por el grupo de Fidel Castro que luego de ese hecho fallido se convirtió en héroe nacional.
[4] Modesto Guerrero, op. Cit pp 355
[5] Los medios de comunicación alternativos que se han desarrollado alentados por Chávez para contrarrestar a los medios hegemónicos, se han agrupado en la Asociación Nacional de Medios Comunitarios Libres y Alternativos (ANMCLA) y funcionan libremente y en forma independiente del control gubernamental. http://www.medioscomunitarios.org
[6] Luis Bilbao: “12 años, La revolución Adolescente”. Febrero 2011. Extraido de http://www.psuv.org.ve/
[7]Prensa Fundacomunal “Pleno derecho a la soberanía garantiza Ley Orgánica del Poder Popular”. http://www.aporrea.org/
[8] Miguel Mazzeo: “La Revolución Bolivariana y el poder popular” en Venezuela ¿la revolución por otros medios?. Buenos Aires. Dialektik. 2006
[9] http://www.psuv.org.ve
[10] PSUV “Líneas Estratégicas de Acción Política”. Enero 2001. http://www.psuv.org.ve
[11] Frase extraída del Mensaje anual de Hugo Chávez a la Asamblea Nacional. Enero 2011
[12] Idem.

"Libia y la ferocidad imperialista" por Lido Iacomini GLOBO NÚMERO 5

Libia y la ferocidad imperialista


Por Lido Iacomini

El mundo asiste atónito e indignado a un nuevo capítulo de la agresión militar que ha caracterizado al imperio norteamericano, esta vez con la complicidad explícita de una parte de Europa e implícita del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ya que ni China ni Rusia ejercieron su derecho a veto para impedir la masacre. Se abstuvieron, lo que pareciera que les da derecho ahora, ya producido el bombardeo masivo sobre Libia, a vociferar sobre los “excesos” en que incurren los tres grandes agresores, Gran Bretaña, Francia y obviamente EEUU.
Debo reconocer mi error de apreciación: no creí que la ONU habilitara el ataque y en consecuencia que la OTAN fuera el instrumento de la agresión, lo que implicaba que si había intervención militar, esta recaería sobre EEUU y Gran Bretaña, sin paraguas de Europa ni las Naciones Unidas. No es una cuestión menor. Si bien EEUU no logró que la OTAN hasta el momento se comprometa, por la oposición de Alemania e incluso pareciera que de Italia, sí consiguió un fuerte compromiso de Sarkozy y sobre todo la luz verde de la ONU.
¿ Significa una recomposición de la posición hegemónica norteamericana? No creo. Creo que siguen vigente las condiciones generales que determinan el declive del dominio global norteamericano. La crisis económica sigue su curso y el desarrollo de la crisis política, aún con vaivenes, muestra la debilidad, incluso en Medio Oriente y el Norte de Africa, del dominio imperial sobre los pueblos, y por eso los levantamientos prosiguen, desde Yemen a Marruecos y los procesos de cambio se consolidan, como sucede en Egipto.
Pero la agresión a Libia se produjo. Esta apunta contra Kadafy, ya que este dictador no tiene retorno, pero también a asegurar que los cambios en Libia estén controlados y contenidos por aliados confiables de los norteamericanos. En cambio parece que Berlusconi sólo confía en su socio Gadafy y sabe que si EEUU y Gran Bretaña destronan a Muamar asumirán para ellos el control económico y los destinos petroleros de Libia. En ese aspecto la guerra civil en Libia tiene una faceta de lucha interimperial, con Italia y Alemania apostando a Gadafy y EEUU, Gran Bretaña y Francia apuntalando a sectores de la oposición. Pero llama la atención que la demora en producir los bombardeos haya llegado al punto de desgastar también a la insurgencia Libia, bajo el fuego intenso de los leales a Gadafy. Huele a maniobras maquiavélicas y conocidas, que le permitirían al imperio condicionar a los rebeldes.
            Otro aspecto a tener en cuenta al observar la tibieza real de chinos y rusos (mas allá  del palabrerío y los encendidos discursos) es que el desbalanceo completo del Medio Oriente y el norte de Africa afecta los planes de salida de la crisis y los interEses globales de las grandes potencias y sobre todo genera una incertidumbre sobre los alcances de la rebelión popular. El predominio de Israel en la zona y la normalidad de los flujos petroleros están en cuestión. ¿Es soportable para el mundo en crisis?
Pero otra contradicción subyace debajo de los intereses de las grandes potencias y es la que enfrenta a los pueblos que no están dispuestos a soportar dictadores y buscan una democracia que habilite su protagonismo y que sufren no sólo, ni principalmente, miseria sino la  intolerable injusticia de una desopilante desigualdad. Jeques y no jeques son los blancos de quienes luchan por su dignidad.
Rescato una apreciación de un escrito anterior: “La hegemonía es siempre un mix de coerción y consenso. Desplazar en las circunstancias de un conflicto generalizado el eje hacia la coerción absoluta es una aventura camino a la derrota.”  Creo que las consecuencias de la agresión norteamericana caerán sobre su cabeza. Pero como esto no es producto de la espontaneidad del movimiento, es imprescindible trabajar para que sea así. El repudio a la agresión debe ser sin cortapisas y la exigencia de respetar los principios de no intervención en los asuntos internos de otras naciones no es negociable. Como sucede con todas las cuestiones de principio. Y esto en todos los rincones del mundo, porque defender los derechos del pueblo libio a resolver entre ellos sus propios asuntos es como defender los derechos de los pueblos latinoamericanos a resolver entre nosotros nuestros propios asuntos, sin intromisiones de las grandes potencias.


"Rompiendo cadenas, sacándose mordazas" por Gastón Florio MEDIOS NÚMERO 5

ROMPIENDO CADENAS, SACÁNDOSE MORDAZAS


Por Gastón Florio
gastonflorio@elpancholacoca.com.ar

A más de un año de la aprobación legislativa de la Ley de Servicios Audiovisuales, la epopeya de desenmascarar qué se esconde detrás de los grandes formadores de noticias, ha trascendido expectativas de todas índoles. Quizás, la gran batalla cultural que significó correr ese manto de impunidad cual supieron crear los grandes monopolios comunicativos para operar políticamente en nombre del “periodismo”, hoy está en la conciencia popular, y aquella tradicional frase “salió en el diario” no es elegida, ni para justificar un chimento cholulo.
Es cierto que durante este tiempo la dilatación de la implementación de la Ley todavía es una pelea reñida. Los emporios comunicacionales hacen uso de su lobby de forma agresiva para intentar parar la democratización de la palabra, tocando a sus jueces amigos y dirigiendo al poder político servil de las corporaciones. Pero, como se veía durante el proceso de la Ley, aquella experiencia fue más allá de un cambio de reglamentación del sistema televisivo y radial, y para suerte de los años que vendrán, allí no llega la mano de Magneto & Cia. La palabra santa de Clarín se demolió, un gobierno se mantuvo en el poder sin las tapas de los grandes diarios argentinos y ya todos saben que sus editoriales de objetividad no tienen ni sus puntos, ni sus comas.    
Para cualquier ciudadano común querer estar informado es una verdadera travesía hace ya varios años. Después del pacto secreto de la dictadura de Videla con los grandes medios, la información y las noticias quedaron rehenes del genocidio mediático. Pacto silencioso que consistió en encubrir desde sus páginas el Terror de Estado para así aumentar su grupo económico y acrecentar su lobby político. La apropiación de Papel Prensa les sirvió también para aniquilar competencia, y luego con la política farandulera del ´90, los debates pasaron a ser notas chimentosas en estos diarios. De este modo, sin darnos cuenta, la información quedó presa de las digitaciones y movimientos bancarios de Magneto y Mitre. Como cuenta Pablo Llonto, el crecimiento de Clarín en las décadas pasadas no se debió al éxito profesional, sino a la seguidilla de apropiaciones cometidas y su toque de gracia, fortuna de su impunidad ante las leyes: Papel Prensa, los hijos apropiados, la plata de los jubilados, etc. Sin embargo, tantos delitos un día se visibilizaron popularmente y empezamos a leer sus tapas como lo que en verdad fueron siempre: operaciones políticas. 
Los datos de la caída de las ventas de Clarín y La Nación quizás no son tan contundentes como el cuestionamiento a su veracidad periodística, por esto, estos dos monstruos no han salido tan ilesos aunque la Ley de Medios de la democracia aún no esté vigente. Aproximadamente los números tiran que las ventas de estos dos matutinos cayeron un 3% desde que empezó el debate de la Ley de Medios, aunque lo que en verdad perdieron mucho fue su “palabra santa” hasta en las ventas que conservan. Con esto, un momento de desesperación por perder todo lo robado. Sus operaciones ya se olfatean horas antes, sus notas están viciadas de antikirchnerismo barato y mediocre, que hasta a los mayores gorilas les resultan ridículas y su peor pérdida, sin dudas es que a lo largo de estos años todos sus monigotes no pudieron construir ninguna fuerza capaz de disputarle la primera magistratura en octubre a Cristina Fernández.
Para no caer en la disyuntiva que ellos intencionadamente plantean (oficialismo – monopolio mediático), cabe decir que este conflicto político no arrojará un victorioso, sino que mientras avance la desconcentración mediática y nuevos medios puedan ocupar los mismos lugares que todos, lo que se logrará es recuperar el derecho a la información, aquel derecho universal hoy negado por los poderosos medios. Al igual que en el plano económico, cuando un esquema se invita a desmonopolizarse, ese producto termina de ser rehén, en este caso la noticia. Ya no quedará cautiva de los monopolios, pensada como simple mercancía y libre a la suerte del mercado, sino que volverá a pensarse desde la honestidad intelectual y como herramienta para la construcción de una sociedad más justa. Por esto los ganadores seremos todos.
Con todo esto, hay dos factores relevantes para analizar grosso modo la libre prensa nacional. Una, los nuevos medios que fueron amaneciendo y han logrado oxigenar el quehacer comunicativo del país. Recuperando la investigación periodística y volviendo a poner sobre el paño temas elementales que hacen a comprender qué se juega día a día en la Argentina. El otro, que atraviesa a todos los mundillos locales, es la participación juvenil. Nuevos vientos rompen esa resignación reina del neoliberalismo, por eso hoy la esperanza de recuperar todo lo arrebatado tiempo atrás, no resulta una utopía, y así miles y miles se animan a cuestionar el poder reinante e inventar nuevas experiencias creativas, porque sino, como decía Simón Bolívar, corremos el peligro de errar.
Dentro de este panorama, entra a la cancha el cómo va a lograrse desplazar toda la desconfianza que despertaron los formadores de noticias del país. En otras palabras, si dicho surco se rellenará con más de lo mismo o se volverá hacer honor a la comunicación como vía de transformación. Infinidades de cosas demuestran que es posible. Radios comunitarias, publicaciones a pulmón y nuevas formas de comunicación que inundan la red virtual, hace tiempo se están multiplicando y generan expectativas de que una etapa nueva puede ganarle a la mediatización mercantilista. Por esto, los dos primeros pasos serán garantizar la aplicación de la Ley de Medios y seguir apostando a crear y fortificar nuevos medios, sin caer en la manipulación de la noticia a la que nos han sometido estos monopolios durante décadas.

"El Poder mediático, el Odio y Hugo Moyano" por Sacha Pujó MEDIOS NÚMERO 5

El Poder Mediático, el Odio 
y Hugo Moyano


Por Sacha Pujó
sachapujo@elpancholacoca.com.ar

Con motivo de la solicitud de la justicia Suiza de causas judiciales que involucren el Secretario General de la CGT Hugo Moyano y su familia, debido a una supuesta vinculación con la empresa de residuos Covelia, el dirigente convocó a un paro que luego fue suspendido. La solicitud se basa en que los propietarios de la empresa tienen una cuenta en Suiza donde ingresó una importante cantidad de dinero que habría sido usado en fraude inmobiliario. El vínculo está basado en artículos periodísticos que asocian el crecimiento de Covelia con el “poder” que tienen los Moyano. Esto fue utilizado por los enemigos políticos del gobierno para sembrar confusión en la sociedad y romper la alianza entre el gobierno y movimiento obrero.
El Poder Mediático expresó toda su ideología clasista cristalizada en el odio al movimiento obrero organizado. Es indudable que políticamente el paro habría sido funcional a la estrategia de la derecha, pero el hecho sorprendente es la campaña de estigmatización del dirigente obrero. Los escribas de los medios hegemónicos han bajado línea de manera contundente, Joaquín Morales Sola escribió que “la sociedad argentina es rehén de un líder sindical” y que “la Presidenta se encontró el jueves y el viernes con los estropicios de un Frankenstein que ella y su esposo crearon sin reparar en los riesgos” (La Nación, 20/03/11). Clarín expresó en el mismo sentido  que Moyano “toma de rehén a la ciudadanía” (Clarín, 21/03/2011) y que “algo comenzó a romperse entre el gobierno y su principal aliado” (Clarín, 19/03/20119). Otros medios como Crónica también se expresaron en esa línea “Moyano contra todos”.
Partiendo desde un enfoque de Gramsci o desde la estrategia populista, la sociedad argentina está partida en dos bloques políticos-sociales con aspiraciones a la hegemonía que son antagónicos. Por un lado el bloque popular que surge y se consolida a partir del conflicto con las patronales agrarias y mediáticas, tiene en el gobierno y la CGT  a sus principales actores, con la novedad del resurgimiento de la juventud como actor político. La estrategia del poder mediático apunta de manera inteligente a romper esa alianza y generar un estado de ingobernabilidad en un año electoral. Un artículo de Edgardo Mocca esclarece bien la base de sustentación de la relación entre gobierno y CGT: “La alianza entre Estado y CGT no es una simple estrategia electoral. Por el contrario está cimentada en un proceso de cambios en el mundo del trabajo como no se registraba en el país desde hace muchas décadas. Es la alianza que permitió reincorporar al empleo a cinco millones de personas, recuperar las convenciones colectivas de trabajo y el salario mínimo vital y móvil, instaurar la paritaria docente, aumentar sensiblemente sueldos y jubilaciones y crear la asignación universal a la niñez, entre muchas otras novedades de época. Todo eso en un tiempo en el que muchos consideraban que habían desaparecido los actores sociales y la política era una cuestión de individuos aislados sólo unificados en la condición de audiencia de los medios de comunicación” (Página 12, 20/03/2011).
Es claro que los dos bloques expresan proyectos de país diferentes, aun cuando dentro del propio bloque progresivo popular haya intereses contrapuestos, por ejemplo entre el trabajo y el capital. Pero los intereses económicos no se manifiestan naturalmente como tales sino a partir de la construcción política. Por ello la profundización de la distribución de la riqueza implica dar una batalla político-cultural contra el bloque antipopular. Y en esta tarea la unidad del bloque progresivo es fundamental, por esa razón los últimos discursos de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner apuntan en esa dirección. De ahí que la estrategia del poder mediático sea destruir esa unidad.
Un hecho que quizás no es novedoso en la historia política de Argentina es el ataque al movimiento obrero organizado. La estigmatización del dirigente de la CGT, el odio que se le transmite es parte de la tradición de la derecha liberal. Una derecha que se expresa en el “gorilismo” de no aceptar el ascenso social del de abajo, de no aceptar que los trabajadores tienen dignidad y que se pueden organizar y pelear por mejores salarios y derechos. Unas clases medias sumergidas en un odio irracional contra todo lo que venga de abajo y si es morocho más todavía. Es que como bien afirma Hernán Brienza la CGT es el sector más políticamente incorrecto y contracultural para la Argentina blanca europea y bienpensante” (Tiempo Argentino, 20/03/2011). Por supuesto que también hay sindicatos manejados por personajes nefastos como el caso de Momo Venegas o Pedraza que fueron y son cómplices del genocidio neoliberal, pero a éstos el Poder Mediático no los atacó, por el contrario se le dio la voz a los Duhalde o De Narváez para presentar una supuesta maniobra autoritaria del gobierno nacional.
Seguramente hay pocos actores políticos que han quedado “limpios” socialmente hablando, de los años noventa que fueron los de la política como espectáculo y negocios privados consecuente con el brutal individualismo. De Moyano habrán denuncias aun no comprobadas, pero lo que es seguro es que con su organización Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), que fue una central disidente a la CGT oficialista y privatista, en los 90 resistió el embate  de las políticas neoliberales junto a la en esa época clasista CTA. Así es que su política actual de defensa corporativa es bastante coherente. Eso es lo que no acepta el poder mediático, que un dirigente de los trabajadores afirme que los trabajadores no quieren sólo mejores salarios sino también más  poder. Moyano está preparando un acto masivo para el primero de mayo en la 9 de julio donde seguramente resurgirán las editoriales y bajadas de línea del pequeño burgués asustado.

La Batalla Cultural
Estamos en presencia de una coyuntura histórica de batalla cultural, de visiones del mundo, de verdades contrapuestas cristalizadas en prácticas concretas. Esta etapa requiere de una lectura lúcida sobre las relaciones de fuerza y el poder, porque “los medios de comunicación son el arma para atrapar y sofocar la libertad del sujeto, (…) la finalidad del poder mediático es imponer una verdad (que es, siempre, su verdad) como la verdad para todos” (J.P. Feinmann, 2011).
Quien crea que la batalla contra el grupo Clarín es una tontería, realmente no entiende la actual coyuntura. Uno puede observar el diario Clarín bajo el brazo, en el colectivo, en el subte, en los cafés o donde sea como una extensión de las personas, que seguramente en su alienación creen que es un arma simbólica de defensa contra el autoritarismo K. Eso es sentido común, las personas se aferran al pensamiento dominante, a lo “normal” que no es más que una construcción histórica. Las clases populares se han expresado masivamente para destruir ese “orden normal” en las conocidas manifestaciones populares del último tiempo (Bicentenario, acto en River, muerte de Kirchner,  acto en Huracán entre otros). Sin embargo la batalla cultural no está ganada, e implica un largo camino ya que es un hecho político trascendental. Ser presidente de este país ya no es un puesto subordinado o menor.
Cualquier proyecto que se proponga distribuir el producto social y alterar las relaciones de poder dejadas como herencia desde la dictadura en adelante, se ve obligado a dar una batalla cultural. El más claro ejemplo de esto fue la disputa por las retenciones a la renta. De ahí surge la necesidad de una política comunicacional (Ley de medios) para crear condiciones de posibilidad para la distribución.
La estrategia del bloque progresivo de focalizar en Clarín al principal enemigo es positiva en términos de efectividad política, ya que da un enemigo concreto, además de que el grupo Clarín es el máximo dirigente de la derecha local. Pero es acertado  porque es el símbolo de los 90, el neoliberalismo y el poder mediático. Por eso la profundización de la batalla cultural es crucial  para cambiar la visión de las cosas y poder conseguir consenso hegemónico para alterar la distribución del producto social.


"Trapitos y vecinos. Una división que convenció y legisló" por Natalia Castrogiovanni SOCIAL NÚMERO 5


Trapitos y Vecinos.
Una división que convenció y legisló


Por Natalia Castrogiovanni
nataliacastrogiovanni@elpancholacoca.com.ar

La crónica es siempre la misma: vas a algún espectáculo público, querés estacionar el auto, se acercan los “trapitos”, te cobran por tu estadía en la calle. La ilegalidad de esta actividad me parece que queda clara para todos: se privatiza el espacio público en manos privadas, que no sólo lo usufructan, sino que también regulan su circulación. Pero no sólo esta actividad es ilegal, sino que también está a cargo de una pobreza deslucida. Analicemos estas lógicas primero, para luego meternos a repensar las respuestas que otorga la Ciudad a los conflictos de su ciudadanía.
Por un lado, la privatización del espacio público, no sólo se legaliza al venderse dicho espacio en detrimento de la soberanía nacional, sino que también por el otro, se legitima a partir de diversas operaciones políticas. De esta manera, privatizar el espacio público requiere de dos operaciones: legalizarlo a partir de su venta y legitimarlo a partir de las prácticas sociales que generen representaciones en torno a la privatización ligadas con adjetivos de conveniencia: efectividad, eficacia, eficiencia, modernidad, tecnología, etc. Estas prácticas pues, se ven ligadas con operaciones de deslegitimación de lo público: discursos de la ineficacia, de su corrupción, de su inseguridad, etc.
De esta manera, por ejemplo, tenemos por un lado, los piquetes, que toman el espacio público legalmente (derecho a la protesta) pero con poca legitimidad en el espacio de la Ciudad de Buenos Aires (por su molestia, el “caos” que provoca, su (no)tratamiento en los medios, etc.). Por el otro, tenemos privatizaciones del espacio público a partir de las estaciones de peaje, que limitan la libre circulación (derecho utilizado también en los discursos sobre piquetes, pero ni entendido como un derecho vulnerado a partir de dichas cabinas de cobro), pero que cuentan con una amplia legitimidad social, siendo que retroalimenta el mantenimiento de las rutas y autopistas y siendo que dicha privatización se presenta como estable, agradable a la vista, legalizada administrativamente, etc. Pero recordemos: si los trapitos ganan plata de forma privada a partir del uso del espacio público, de igual manera lo hace la Autopista del Sol.
Volviendo al tema “Trapitos”: la privatización que ellos generan del espacio se torna sumamente conflictiva no sólo por la ilegalidad de su actividad, sino por la imposibilidad de desarrollar prácticas legitimadoras, y por lo contrario, mostrarse como una pobreza deslucida, gris, cansada e impune que hace suyo el único espacio del que puede llegar a disponer a partir de su usurpación: el público.
Y esta legitimación no sólo se ve imposibilitada por la actividad que indigna a los “vecinos” de la Ciudad (¿Por qué los trapitos no son vecinos? ¿Cómo cerramos la categoría?), sino también por los sujetos que la desarrollan, que no son, por lo menos desde el discurso, abordados desde leyes y políticas sociales tendientes a la efectivización de derechos (como son otros grupos: los niños, los ancianos, los enfermos, los estudiantes, los discapacitados), sino que son sólo esto: hombres y mujeres adultos que aparecen a la vista pública como maduros, jóvenes, sanos, capaces pero desocupados. Y de ahí el imaginario no para: desocupados porque quieren, porque es más fácil cobrarle a los “buenos vecinos”, porque no les gusta el trabajo, etc.
Pero me gustaría, una vez, descentrarnos de esa preocupación. Es más: Si, quizás no quieren trabajar. Y?!?!!??!?!? Los instrumentos de derechos humanos, por ahora, no nos permiten hacer tests sobre el deseo de trabajar, por lo que al Estado respecta, las motivaciones no importan a la hora de legislar y formular políticas sociales. Pero el uso político del imaginario social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de Macri no tarda en aparecer. De no ser así, no podrían referirse a lo siguiente  como si esto representara una solución:

“…Mauricio Macri, instruyó hoy a los legisladores de PRO a que promuevan sobre tablas la aprobación de una Ley que prohíba el accionar de los denominados “trapitos”, que obligan a pagar a los vecinos para estacionar en lugares públicos aprovechando la concurrencia a distintos espectáculos. El objetivo es reformar un artículo del Código Contravencional para que se prohíba en forma absoluta el accionar de los “trapitos”, los “cuidacoches” y los “limpiavidrios” que amedrentan a los ciudadanos”.
Publicación en Página del Gobierno de la Ciudad: buenosaires.gov.ar
11 de Noviembre de 2010.

Me gustaría puntualizar algo ya no respecto de la actividad de los “trapitos”, que puede ser entendida o no, sino sobre la responsabilidad del Gobierno de la Ciudad. En materia de legislación y políticas sociales, y a partir del marco de derechos humanos, se supone y les exigimos que gobiernen por la positiva: es decir, políticas y leyes que amplíen, aseguren, efectivicen, garanticen DERECHOS. Sin embargo, desde el Macrismo esto se hace por la negativa: prohibiendo (¿y sin ese ingreso, que harán esas familias?), destituyendo su molestia y visibilización (¿y si no se ven, que será de esas familias en el olvido?), y por lo tanto VULNERANDO DERECHOS. Esto sucede a pesar del imaginario de la ciudad, a pesar de las motivaciones de los trapitos, a pesar de la indignación de los “vecinos”. Si no se gobierna por la positiva, las respuestas a los conflictos son represivas e invisibilizadoras. No sé si hay mucha vuelta más para darle.

"Hablando de la libertad" por Mariano Salvatierra CULTURA NÚMERO 5

HABLANDO DE LA LIBERTAD


Por Mariano Salvatierra 
marianosalvatierra@elpancholacoca.com.ar

Eran los hijos de los que sobrevivieron; habían menguado los espacios culturales tradicionales tras el infierno que estalló en el otoño del ’76, y no sólo las hojas se habían secado, y no sólo los árboles se marchitaron hasta el fin. La primavera trajo en la apertura de la flor al no menos recordado under porteño. Einstein, Cemento, el Galpón del Sur, la mítica Cueva y tantos otros que eran la antesala de una Meca soñada por los rotos y coloridos rockeros que vomitaban libertinaje tras tantos años de una coercitiva censura: Obras Sanitarias. Era el circuito de la ciudad secreta de la que el pelado Prodan se había enamorado y de la que tantos otros anónimos también.
La suerte de las calles grises enfurecía en secreto mientras los fantasmas de jeans rotos, de los pelos largos y de la esquina infinita ensalzaban a una bestia de potencias incalculables. Tras el interregno de la incertidumbre, en un sigilo de serpiente, el muro cayó y el neoliberalismo irrumpió en su máxima expresión; los jóvenes, que ya no eran la generación del setenta, sintieron que todo se iba definitivamente al carajo. Era necesario sumergirse en un refugio, buscar los espacios que el mercado financiero negaba cerrando clubs de fútbol o espacios sociales, por shoppings y frívolas maquetas de comunidad, instalando una dictadura militar, obturando los espacios políticos y de discusión. Se necesitaba ser una familia unita tras la embestida mediática de la inseguridad y el auto-encierro, tras las rejas y la desconfianza por el par que llevaba irremediablemente al asesinato de la solidaridad. En fin, comenzar la resistencia tras la derrota cultural.
Zeppelin, Pescado Rabioso, Hendrix, Beatles, Stones, Manal, Almendra, Sui, Tanguito, Steppenwolf, Creedence… Los pibes consumían rock, porque el rock es liberación. Y si el rock es liberación en tiempos de opresión hagamos rock. En Mataderos nacía La Renga en el club Larrazábal que tocaban para los pibes del barrio, Los Redondos comenzaban a convertirse en el platense mito vivo, en Lugano las Viejas Locas metían sus primeros acordes sucios, florecían las cumbias-rock de la Bersuit, las guitarras de los piojos y quedaba recién atrás el eterno Luca Prodan que su muerte daba nacimiento de otras dos arrasadoras bandas: Divididos, Las Pelotas. Con muchos más que los mencionados, el circuito under se convertía en el legítimo refugio de tantos desplazados culturales y laborales. Esa gran familia de los mismos de siempre, de las misas ricoteras, de los rituales piojosos, de las fiestas bersuiteras; esos templos paganos que enardecían en jolgorios por aquellos hijos de desocupados, de jóvenes sin salida y sin trabajo, de hijos de desaparecidos, de hijos que no querían perder esa calidad solidaria y alegre que le negaban los tiempos impunes de la dupla Turco y Mingo. Esos jóvenes, que tal vez sin saberlo, eran la resistencia a la globalización.
Por las márgenes del sistema (y de los medios), los jóvenes comenzaron a mostrar que eran muchos; ahora los pibes llenaban estadios y se encontraban cara a cara. Entre la muchedumbre y el pogo, uno recibía de manos invisibles, volantes que anunciaban otras misas en otros lugares y el universo de la resistencia no se acababa. Las bandas buscaban su máxima poética, y para nada en vano lo hacían; le cantaban al menemismo, a la represión, le cantaban a la injusticia. Y los pibes, ya hermanos, encontraban en gritos aguardientes o en afinaciones agudísimas la verdad de la milanesa. Nos estaban haciendo mierda, los políticos y la yutahijadeputa. Luego vino el asesinato de Walter Bulacio por parte de la federal tras un recital de los Redondos en Obras, y la cosa se pudrió aún más; estaba claro, los pibes y el sistema no eran compatibles, es más, el antagonismo se hizo inocultable.
Muchas bandas, a pesar de la presión de las discográficas o los inconvenientes económicos, mantenían el precio de las entradas a diez mangos para que los pibes pudieran ir, y los pibes, naufragando en changas o laburos de mierda iban con la moneda justa. Otros, los ya completamente vomitados por el sistema, se conformaban con ir a chamuyar a la entrada y tirarse en lance para entrar gratarola. Así transcurrieron los noventa, resistiendo en tiempos de cólera. Cuando parecía que todo estaba intacto y que nada cambiaría. Cuando un clásico cántico auguraba “…una bandera que diga el che Guevara, un par de rocanroles y un porro pa’ fumar”.
En el diciembre de 2001 la cosa empezó a cambiar. Primero, esos mismos pibes que venían acumulando rabia, resistieron en la plaza de Mayo. Los que se habían comido toda una década de pisoteos y palazos. El 19 y 20 de diciembre fueron esos mismos pibes que le dijeron “no” a toda esa mierda picadora de carne y pusieron el pecho desnudo. Quemó al fin el fuego de sus corazones y quemaron también las balas que, otra vez, la policía atravesaba sobre los que izaban las banderas de la resistencia. La sociedad le daba la espalda a un modelo político que había comenzado en el ’76 y que los pibes desde aquella época, la tenían bien clara.
Cambia de generación y hay un cambio de época; los pibes ya no le cantan a los políticos, muere el carpo, se separan Los Redondos, mueren mas de 190 pibes en Cromagnon, quedan algunos huecos y nace la radio de Daniel Hadad “La Mega”. Las iniciales de su slogan PRN (Puro Rock Nacional) coincide con las iniciales de otro slogan: Proceso de Reorganización Nacional. Los rockeros ya no quieren tocar en el club del barrio o en el viejo bodegón a escupir sus problemáticas. Quieren hacer canciones para la Mega y flotar en un prototipo de rockstar como el Pomelo de Capusotto.
Con la tragedia de Cromagnon quedó en evidencia los que negociaron con el under y con el cuerpo de los pibes, salió a flote tal vez, el naufragio del mismo. Cromagnon fue tal vez el fin de una época, pues nunca lo sabré; sí es cierto que a partir de allí ya nada fue igual. Ni las bandas que vinieron, ni las bandas que quedaron. Hoy los pibes vuelven a encontrar espacios políticos y de encuentro antes arrebatados. Los nuevos medios de comunicación y las redes sociales imponen otro vínculo cuando antes EL lugar de encuentro era la esquina o los recitales. No veo muchas bandas que sepan a qué cantarle, ni cómo, pero todo se transforma. Canta la renga que mi rocanrol no morirá jamás. Y así, voy a dejar unas palabras de Capusotto, tal vez el rockero más auténtico entre los mortales argentinos, que reflexiona el rock en su programa de una manera interesante: “El rock es pararse sobre el mundo y querer cambiarlo, el rock es querer esa otra vida que alguien te está escondiendo, el rock es un grito de libertad frente a un sistema que busca idiotizarte. Por eso el rock le grita al mundo y al poder su verdad; el poder escucha ese grito, lo graba, saca un CD, organiza una gira, vende un par de remeras y después espera que el rock vuelva a gritar”.