"No justifico la tortura pero me la explico" por Gerónimo López POR ACÁ Nº11, septiembre 2011

“NO JUSTIFICO LA TORTURA PERO ME LA EXPLICO”


Por Gerónimo López

A 28 años del retorno de la democracia a nuestro país, Casilda -una localidad agrícola-ganadera de 45.000 habitantes ubicada al sur de la provincia de Santa Fe- “conserva” la figura de un cura denunciado por delitos de lesa humanidad.
Su nombre es Eugenio Segundo Zitelli, quien se desempeñó como capellán de la jefatura de Rosario, lugar donde funcionó un centro clandestino de detención durante la última dictadura militar.
En el marco de la causa Díaz Bessone (ex Feced) se investiga al capellán por la presunta comisión de los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, tormentos agravados y asociación ilícita calificada, junto a sus superiores, los generales Ramón Genaro Díaz Bessone y Leopoldo Fortunato Galtieri, y el jefe de policía rosarina, Agustín Feced. La denuncia fue presentada por el grupo casildense Unidos Por la Memoria y ANte el Olvido (UMANO), Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, Liga Argentina por los Derechos Humanos y APDH de Rosario.
Entre las pruebas aportadas, se hallan fuertes dichos de víctimas y testigos, y  declaraciones vertidas por el mismo Zitelli en un programa local llamado “Contraluces” emitido en el año 1995, en el cual hace mención a los represores como sus “pares y compañeros”, y se refiere a los detenidos políticos como “presos especiales”, además de expresar abiertamente que “no justifica la tortura pero se la explica”, arguyéndola como un método para la obtención de información. En este contexto, más de una decena de testimonios implican al párroco y uno de los que más lo compromete asegura que Zitelli le dijo que “usar la picana está bien porque estamos en guerra y es un método para obtener información política”.

Los derechos humanos y el compromiso político

A raíz de la acusación presentada, el Concejo Deliberante de Casilda sancionó, de manera unánime, un proyecto de declaración para pedir a la Justicia que investigue el accionar de Zitelli durante la última dictadura. Sin embargo, a la denuncia de los organismos de derechos humanos la apoyaron con sus firmas cinco de los siete ediles que forman el cuerpo, ya que los concejales oficialistas del peronismo federal prefirieron no hacerlo.
Por su parte, el Concejo Municipal de Rosario votó por unanimidad una declaración política de apoyo y acompañamiento a la denuncia presentada.

La participación de la iglesia en la dictadura militar

Jurídicamente, este caso tiene similares características con el caso del capellán Von Wernich, que fue uno de los portavoces de la iglesia, presente en las torturas y que “consolaba” a los detenidos desaparecidos. Éste fue sentenciado por un Tribunal de La Plata, que consideró que “la sola presencia en los centros clandestinos de detención es una tortura en sí misma”.
El periodista Horacio Verbitsky publicó recientemente “La mano izquierda de Dios”, el cuarto título de “Historia política de la Iglesia Católica”, que trata acerca de la incidencia de la iglesia católica en la última dictadura militar, señalando la complicidad y la participación activa que tuvo en ese momento el clero castrense en el terrorismo de Estado. En dicho trabajo, el periodista realiza un examen sobre el accionar de Iglesia Católica, y en particular sobre el ex capellán Zitelli en la provincia de Santa Fe. Cabe destacar que, en el mes de febrero, Verbitsky presentó el nombrado libro en la ciudad de Casilda y sorprendió la concurrencia y participación a teatro lleno de parte de una sociedad que se define por su idiosincrasia conservadora y por no “involucrarse demasiado” en determinadas cuestiones que puedan modificar el status quo existente.

El silencio y la impunidad

Hace unos años Zitelli fue nombrado monseñor y continúa cumpliendo funciones en la iglesia San Pedro Apóstol de la ciudad.
Sus últimas apariciones públicas fueron en el acto del bicentenario argentino, subido al palco principal con las autoridades políticas locales y paradójicamente también participando de la misa ofrecida por la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, quien tuvo a los Derechos Humanos como política de Estado iniciada con la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida y los juicios a los represores, y se comprometió activamente en la lucha y defensa de los mismos.
Pese al silencio y la “complicidad” de la mayoría de la clase política y de los habitantes, los casildenses sensatos, deseosos de justicia y de no ser partícipes de este escenario, pretenden el pronto juicio y castigo a este personaje oscuro que sigue en la cotidianeidad deambulando por las calles de la ciudad, oficiando misas y actos democráticos, y encarnando la impunidad en todas sus dimensiones.-