Entrevista a Víctor Hugo Morales, por Gastón Florio MEDIOS NÚMERO 6, Abril 2011

Entrevista a Víctor Hugo Morales

“Los grupos periodísticos han salido a ser parte de la vida económica”


Por Gastón Florio
gastonflorio@elpancholacoca.com.ar

Para nosotros, más argentino que muchos. Sin embargo, poco importa. Las aguas del Rio de la Plata nos siguen demostrando que más que separarnos nos unen. Víctor Hugo Morales le brindó una entrevista a El Pancho La Coca haciéndonos realidad un sueño. Él, cada mañana o desde  sus otras producciones, con su labor periodística nos permite pensar que es posible trabajar desde la honestidad intelectual, sin claudicar aún cuando todas las gigantescas puertas se cierran. Como cuando, revelándose contra el poder del Grupo Clarín, emitió desde su matutino televisivo la final Intercontinental entre Boca y el Real Madrid, en ese momento presa de TyC. Inmediatamente todo el poder mediático lo castigó, pero él nunca dio el brazo a torcer, y hoy con el “Fútbol Para Todos”, siente que toda su lucha valió la pena: “Era una utopía y este tiempo hizo posible que ya no sea una utopía, sino una realidad”.
Periodista, conductor, escritor y productor, Víctor Hugo hoy es el periodista que más credibilidad popular atrae, y gentilmente se pone a disposición para comenzar la entrevista.

¿Qué relación encuentra entre los oligopolios mediáticos y las corporaciones políticas – económicas?

Víctor Hugo.- La relación es estrechísima. En realidad siempre la hubo, por una cuestión de asociación ideológica. Es muy difícil que los diarios que nacen con el liberalismo, a veces con el neoliberalismo, no sean partidarios de lo que son los grupos económicos. Porque justamente trabajan dentro de esa libertad de mercado, por la que ellos luchan, por la que ellos adoctrinan y por la que ellos nacieron de alguna forma. Pero en los últimos años sobre todo, han quedado muy evidenciados, porque los grupos periodísticos han salido a ser parte de la vida económica, de la lucha económica, se han asociado con grupos económicos (digamos Techint-Clarín). Entonces, tienen una evidente y estrecha relación. Ya pasaron las fronteras que antes no traspasaban (de lo periodístico es lo periodístico, y lo empresarial es lo empresarial) aunque la empresa periodística viese con simpatía a la empresa económica.

¿Qué siente cuando algunos periodistas, con todos los medios de comunicación a su disposición, argumentan que en la actualidad hay falta de libertad de expresión?

V. H.- Es un tema que quizá necesitase una discusión más profunda. Lo que yo sostengo es que hay libertad de expresión como nunca. Pero también hay que aceptar que hay algunas rémoras, unos datos de la realidad que por lo menos tenemos que aprender a discutir. Un dato es la pauta publicitaria oficial; qué filosofía existe para eso. Otro dato tendría que ser el hecho que el Estado tenga sus propios medios, que el Gobierno ponga el canal del Estado a su disposición. Yo en el desarrollo de los últimos tiempos, que han sido muy formativos, ya soy partidario de que el Estado se haga cargo del Canal Público como elemento periodístico  de defensa de su gestión, porque si no está indefenso frente a los poderes corporativos. Un  gobierno indefenso frente a los intereses de los demás, es un gobierno destinado a fracasar en el momento en que le bajen el pulgar los intereses corporativos. De hecho el gran aprendizaje lo hemos tenido con la Televisión Pública en estos últimos años, en los cuales la defensa que ha hecho del gobierno (naturalmente trabajando para el gobierno) en cuanto a lo que periodísticamente contiene el programa, le ha hecho muchísimo bien al gobierno; pero también a la sociedad, presentando una pata indispensable para componer un punto de vista. Esto tiene que ser parte de una discusión que tendrá que producirse alguna vez, y de la que ya me pronuncio partidario. Lo que asumo como nuevo aprendizaje personal, es que el gobierno pueda defenderse desde los mecanismos del Estado. Es mucho más interesante, desde mi punto de vista, que lo haga a través de fines comerciales que se asocien al Estado, pero que no estén transparentados como el Estado mismo. Que pueda el gobierno mismo hablar de lo que le importa hablar.

¿Que siente cuando muchos colegas suyos, por una opinión de Usted a favor del gobierno Nacional, argumentan que recibe plata a cambio de su opinión?

V. H.- Cuando lo dicen los medios, los dueños de los medios, soy casi comprensivo. Es natural que si  yo me he pasado 15 años de mi vida, un poco menos, tirándole con una gomera a un tanque de guerra (como el de Magneto del oligopolio de Clarín) ahora que hay tantos intereses en juego, me peguen duro. Me duele más en cambio, la participación de algún periodista que con nombre y apellido, y sin ser dueño de medios, ha dicho directamente que yo he recibido algún dinero. Me parece una vileza de la que no siempre me repongo, me cuesta convivir con eso. Porque indudablemente hay gente que le cree, y de vez en cuando hasta recibo agresiones de personas que con ese argumento se sienten con derecho a castigarme, a insultarme. Porque, si fuera simplemente porque pensamos distinto, a cualquiera le tendría que dar vergüenza enojarse por lo que yo pienso. ¿Por qué? Si yo no me enojo con él o con otros. Pero cuando le ponen la cabeza a disposición un argumento tan perverso, como que hay dinero de por medio, yo paso a ser un personaje vulnerable al odio de esa persona. Y esto es lo que en este tiempo han conseguido, porque estamos en tiempo de pelea.

Nosotros, los jóvenes que de algún modo nos aventuramos a esta profesión, lo admiramos profundamente por su labor y su honestidad intelectual, y al mismo tiempo, lo sentimos muy cercano. ¿Se siente un rebelde del periodismo?

V. H.- Me pasan cosas muy gratas. Cuestiones que compensan los enojos que uno se agarra con lo que pasa, de esto que vos me preguntabas anteriormente, por ejemplo. Cada mimo de las personas jóvenes, de las personas en general, de las que están evidentemente muy comprometidas con la discusión política, y de vez en cuando encuentran que lo que digo en los medios se compadece con lo que ellos tendrían ganas de decir, y yo me convierto en la voz de una persona; es algo maravilloso, muy compensatorio de lo que de alguna manera a veces me abruma en los enojos, estos que antes mencionaba cuando soy acusado de ser una persona vendida por dinero.

¿Que balance hace de la etapa de “Fútbol para todos”?

V. H.- Extraordinariamente positiva. Mejorándose en lo estético y desde el punto de vista de la doctrina. Me parece una bendición que algo tan querido, tan caro al sentimiento de la gente, esté a disposición de todo el pueblo, y por consiguiente para mí es el cumplimiento de un sueño. Era una utopía y este tiempo hizo posible que ya no sea una utopía, sino una realidad. El Fútbol Para Todos integra la familia, evita el sentimiento de despojo que antes tenia el ciudadano que ama el fútbol; y hay, creo, una especie de salud mental a través del proyecto de vida que para los más humildes significa saber que tienen un fin de semana por delante para ver cuanto partido de fútbol quieran, los pueden ver en su casa, donde entra directamente Canal 7. Millones de personas que estaban afuera del “privilegio” de ver el fútbol y ahora lo tienen. Me parece lo más extraordinariamente democrático que se ha podido hacer hasta ahora.

¿Qué sensación permanece en usted, después de tantos años, al haber sido la voz del mejor y más recordado gol de Diego Armando Maradona?

V. H.- Una inmensa gratitud a la vida. Porque de alguna forma, aunque ahora lo he dilapidado un poco con la discusión política, ese gol de Diego, ese relato, estableció una relación afectiva, profunda y definitiva con el pueblo de la Argentina que tanto ha hecho por mí.