EDITORIAL NÚMERO 4

  PICOTA POPULAR


  Un nuevo número del Pancho La Coca se lanza a la Web buscando lo mismo de siempre. No solamente insistimos en debatir sobre la realidad cotidiana y nuestros procesos históricos, sino que estamos convencidos que somos granitos de arena en la playa, que toda junta va hacia el mismo lugar. La memoria, la reflexión, resignificar nuestra cultura, nuestras costumbres y abonar esa Patria Grande soñada por nuestros libertadores, hoy desvelo de nuestros pueblos. Ese mate popular que pasa de mano en mano, construyendo proyectos emancipadores y enterrando la frivolidad de la política, reina del neoliberalismo.
  Sin embargo, algunos mal bichos, persisten en juntar votos a través del marketing. El lanzamiento de Del Sel para gobernador de Santa Fe camina hacia ese sentido. Parecieran seguir aislados de las necesidades y realidades del país, su cuna de oro seguramente no les ha permitido darse cuenta de que esas recetas ya no tienen destinatario. Así se demostró en la Capital durante una mediocre gestión y se perfilan para octubre, aún peor. El empresario y sus secuaces, intentan llevarnos nuevamente al país bananero. El mismo que en su ministerio de economía guardaba una oficina para los agentes del Fondo Monetario Internacional. Ese alérgico a todo lo nacional y a la prosperidad de sus nuevas generaciones.
  Pese a esto, la pendejada se esmera en patear los barrios, para ir creando conciencia popular y husmear en las necesidades sociales, aún existentes. Distintos artistas nos deslumbran y contrarrestan a esos caretas de Gran Hermano. La construcción de un país más justo y soberano, alienta al laburo cotidiano de las milladas de construcciones populares, debatiendo, pensando con el otro y proyectando sueños colectivos; sin asesores de imagen de por medio, cara a cara con el vecino. El Sur de este continente anda los caminos de la unión, castigando el genocidio histórico del europeo, reencontrándonos como hermanos; sin importar que algunos traidores nos encasillen por nuestro color, o nuestra condición. Por esto, ya es imposible volver para atrás.   
  Desde esta revista, y en medio de la marea juvenil que día a día hace suya la palabra “militancia”, creemos en nuestro pueblo, porque es el motor de nuestras luchas y de nuestros sueños. Porque es sabio: se ríe y llora, castiga y no olvida; transforma realidades, para luego revolucionar los tiempos. Pero sobre todas las cosas, siempre conoce a sus enemigos de siempre, así como construye a sus héroes. Por lo tanto, por más que muchos “nenes bien” se produzcan de políticos con sensibilidad social, los pueblos siempre tendrán la picota a mano  para recordarles quien es quien.