"Educación y resistencia" por Carolina Brandariz SOCIAL NÚMERO 4

  EDUCACIÓN Y RESISTENCIA

Por Carolina Brandariz

  Si del menemato heredamos, los condicionamientos que imponía el FMI para la Argentina, en materia de educación esto tenía nombre y apellido: Ley Federal de Educación. Esta ley lo que impulsaba era la descentralización económica y simbólica de la responsalibilidad Estatal. Con el discurso de la participación de la comunidad educativa en el financiamiento de la Escuela y en la conformación del programa de estudios, se escondía la desresponsabilización del Estado Nación como garante principal del financiamiento de la Escuela, del sueldo de los docentes, y del currículum (lo que enseñamos los maestros en la Escuela). De esta manera, sucedieron años en los que, en provincias pobres pagaba sueldos pobres y provincias ricas pagaban sueldos más abultados (y ni siquiera necesariamente). Este fue el primer paso en las intenciones privatizadoras del menemismo que tenían como fín último promover las Escuelas Charter, es decir aquellas escuelas en las que el Estado asigna una partida de dinero según la matrícula de alumnos anotados, introduciendo de esta manera la lógica del mercado en el sistema educativo y generando distintos circuitos educativos. La Ley Federal de educación fue el sello que el neoliberalismo le imprimió a las políticas educativas que lo efectivizaran en nuestro país en materia educativa.
  La Carpa Blanca levantada en 1997 y sostenida 1.003 días en principio como denuncia de esta Ley Federal de Educación, y del reclamo por una Ley de financiamiento educativo, resultó ser a lo largo de esos días, la caja de resonancia que juntaba fuerzas en las trincheras de la oposición al neoliberalismo reinante, que en nuestro país venía de la mano de Menem (peronista raro y también traidor diría, que en lugar de estatizar, privatiza, y en lugar de ampliar el Estado para que este sea cada vez más grande, como alguna vez lo había hecho el peronismo, reduce al Estado a una expresión mínima).
  Pero, en el marco del proceso que se abre en el 2003 con Nestor Kirchner a la cabeza, esta Ley que venían planteando y exigiendo la organización sindical a nivel Nacional (Ctera), comienza a materializarse en el 2006 promoviendo los siguientes cambios: el pasaje paulatino del 4 % del PBI destinado a educación, al 6,4% del PBI destinado a los mismos fines, promoviendo un aumento en un 70% de la inversión educativa en comparación con el año 1995 (1); la nacionalización del piso salarial docente, promoviendo que ningún docente gane debajo de lo acordado en las recuperadas Paritarias nacionales (recordemos que las paritarias no se efectivizaban desde el comienzo de la dictadura a esta parte, no sólo para los trabajadores de la educación sino para otros sectores también), y aumentando el salario docente en términos reales en un 48% en comparación a los asignados en 1995 (2)
  Resumiendo, la Ley de Financiamiento educativo motorizó la ampliación de la inversión destinada a educación, y en el marco de eso, el aumento del salario docente. Que, en conjunto con la asignación universal por hijo para trabajadores desempleados (también bandera histórica de la Central de Trabajadores Argentinos de la que es parte Ctera) la cual amplió la matrícula en la Escuela Inicial, Primaria y Media (esta última en un 25%), no hacen sino dar pasos hacia adelante en reivindicar y dignificar la Escuela Pública que fue tan maltratada por el neoliberalismo y que queremos tanto todos aquellos que formamos parte de ella.
  Para avanzar, para profundizar, y seguir construyendo, al gobierno nacional le queda seguir avanzando en la ampliación presupuestaria en educación de modo de, entre otras cosas, garantizar la infraestructura edilicia necesaria para albergar a todos esos niños/as y adolescentes que vuelven a la Escuela. En ese camino está, con la construcción de 1000 Escuelas a lo largo y ancho del país. Así como también desandar ese paso importante que había dado el neoliberalismo que es ese Ministerio Nacional sin Escuelas y que le juega en contra a la hora de promover los cambios más difíciles que hay que dar, aquellos que tienen responsabilidades políticas y los que tenemos una responsabilidad militante: el cambio Pedagógico de nuestra Escuela. Aquél que promueva una Escuela que sea inclusiva y no expulsiva; que convoque e interpele a los pibes proponiéndoles un vínculo con el conocimiento que le otorgue sentido, desde el placer y la curiosidad por aprender; que en lugar de cristalizar las desigualdades sociales, aporte y garantice la igualdad de oportunidades a todos los chicos de nuestro país; que reconstruya una Educación para la Liberación del Pueblo. Incorporando también aquellas experiencias que son nuevas formas de Escuela para aquellos chicos que se cayeron del mapa y a los que la Escuela no contuvo porque mantuvo una estructura arcaica, como los Bachilleratos populares para los que no terminaron sus estudios secundarios. Aquellas nuevas escuelas que trabajan desde lo comunitario yendo a buscar a los chicos a sus casas y convenciéndolos que es importante la educación de nuestro pueblo porque el futuro está ahora y para siempre en sus manos…


(1) Contemplando también el aumento del PBI Nacional; dato elaborado por la CIPPEC
(2) Dato elaborado por la CIPPEC