"Percepciones de un sudaca" por Sacha Pujó GLOBO NÚMERO 4


Percepciones de un Sudaca



Por Sacha Pujó  
sachapujo@elpancholacoca.com.ar

   Recorrer las calles de ciudades como Roma, París, Barcelona o Londres por primera vez para cualquier latinoamericano, genera probablemente una especie de asombro frente a hechos, procesos, comportamientos o estructuras que tal vez sólo percibió a través de las imágenes de los medios. Se puede suponer que no significará lo mismo o no tendrá las mismas impresiones un individuo de origen rural que uno de ciudad más aclimatado a la vida urbana de masas, ni tampoco un pobre despojado del acceso a derechos que un individuo socializado en las clases altas. En esta crónica se hará referencia a temas como la identidad de las ciudades relacionado con el espacio urbano, y al sistema de transporte público, teniendo en cuenta el papel que juega el Estado en estas dimensiones. Asimismo se tomará como referencia la ciudad de Buenos Aires para relacionarlo con el papel que jugaron las privatizaciones de los años 90. Pero no hay que ser ingenuos y creer que las ciudades europeas son socialistas. Por el contrario con la actual crisis se ha generado un problema de vivienda ya que ha aumentado el número de personas viviendo en las calles y desocupados, así como ha empeorado la situación social de los inmigrantes. 
  Para las siguientes observaciones debe considerarse que el ordenamiento del espacio urbano es el resultado de conflictos de clases por la apropiación del mismo (1). Este hecho puede observarse en la infraestructura de los lugares y las edificaciones en donde viven los distintos grupos sociales, como así también en lo referente a las formas de comunicación, es decir los diferentes modos de acceso al transporte público y las posibilidades de integración territorial. Como consecuencia de ello cada ciudad adquiere una identidad particular e histórica.
  En las ciudades europeas antes mencionadas se puede observar que tanto la identidad urbana como la rural se conservan a través del mantenimiento de sus arquitecturas y edificaciones. No existen los edificios-countrys en forma de torres y cualquier tipo de construcción debe estar regulada por el Estado. Otro aspecto donde se puede observar el planeamiento urbano para mantener una identidad con respecto a la presencia de las cadenas multinacionales de comidas, donde por ejemplo Mcdonalds o Starbucks tienen que mimetizarse con la arquitectura y las formas culturales locales. En Roma, por ejemplo, no existe la cadena de café Starbucks, dado que se consume el café local típico. En Francia deben aparentar ser como los Cafés tradicionales para lograr clientes. Si comparamos con Buenos Aires podemos decir que en ésta la invasión cultural del imperio no encuentra ningún reparo aunque más no sea en las formas, dado que instalan locales estándar sin respetar ninguna cultura local e colocan propagandas contaminando visualmente la ciudad también sin límites.
  En la ciudad de Buenos Aires, el modelo neoliberal de ciudad potenciando por el gobierno actual de Mauricio Macri, caracterizado por la liberalización total y la especulación irracional en el mercado inmobiliario, generan el debilitamiento de la identidad de la ciudad, disimulado en la mercantilización de los espacios más visibles.
  Un símbolo paradigmático son las torres-countrys o los barrios con vigilancia privada, donde las clases altas se aíslan en forma de guetos, sin contacto con la realidad del resto de los barrios porteños, son la ciudad de la burguesía nativa. Construyen ciudades-fuertes separados por medio de vías del tren de los barrios marginales marcando un grado de indiferencia total. Esta burguesía que nació con las privatizaciones permanece e invierte poco en el país. Son frecuentes en su agenda los viajes a Miami, o si desciende de la burguesía campestre prefieren París u otras ciudades europeas.
  En relación al origen de la arquitectura que caracteriza a la vieja Buenos Aires, Retiro, el Centro y Recoleta, por ejemplo se asemejan a París. Era el modelo de ciudad a imitación de los terratenientes que viajaban a Europa constantemente gracias a la ganancia que da la productividad del suelo pampeano. Ese modelo se ve invadido y modificado por la ciudad de masas del peronismo y la consiguiente democratización social. Pero luego con la dictadura y los 90 y la creación de una gran masa de población considerada sobrante, surgen las ciudades cerradas en la misma ciudad para no cruzarse con el pobre de las villas.

El transporte como medio de Integración
  El transporte público promueve la comunicación y la integración de los individuos de los distintos grupos sociales. En este sentido es importante que exista un desarrollo público e integrado de los diferentes tipos de transporte para la democratización del acceso a todas las posibilidades que brinda una ciudad.
  En Europa el transporte público está integrado en sus diferentes formas, sea el ferrocarril, subtes, autobuses o el avión, aun cuando existan algunas diferencias en cada ciudad respecto a los niveles de modernización. En general cuentan con una infraestructura y tecnología muy moderna, por lo menos en comparación con la ciudad de Buenos Aires. Si bien el transporte público no es una actividad rentable para el capital empresarial, teniendo en cuenta las tasas de ganancia de otros sectores, dado que es un gasto en la reproducción de la fuerza de trabajo y por ende debe funcionar casi a pérdida, se observa la planificación y el esfuerzo estatal por desarrollar una infraestructura para un sistema integrado y moderno de transporte. Aquello es materialización o expresión de un modelo de ciudad de sus clases dirigentes. En este sentido, existe una presencia estatal encargada de garantizar el acceso a buenos servicios públicos. Esto no quiere decir que el Primer Ministro Italiano Silvio Berlusconi o el presidente de Francia Nikolás Sarkozy sean gobernantes interesados en mantener un estado de bienestar social, sino que es algo que históricamente se ha fortalecido en esos países y un gobierno de derecha no puede darse el gusto de destruir. Si bien la Unión Europea instó a sus países miembros desde 2004 aproximadamente, a desmonopolizar el sistema de transporte para que el Estado deje lugar a la competencia, hoy en día los estados siguen haciéndose cargo de la infraestructura y el servicio de transporte público, aún cuando en muchos casos haya gestiones mixtas (2). Asimismo existen los subsidios del Estado en los servicios públicos, algo que los neoliberales cuestionan con el discurso que remarca los criterios de eficiencia y rentabilidad.
  Por el contrario en el caso de Argentina, la derecha reclama la liberalización de las tarifas denunciando la regulación estatal, por el exceso de gasto público y el supuesto desinterés por invertir que genera en los empresarios. Es como si olvidaran que en los 90 se privatizó todo.
  El modelo neoliberal hizo estragos en el transporte argentino, al desprenderse el estado de la empresas y liberalizando el mercado. Como consecuencia se cerraron muchas vías de tren que recorrían el interior del país y unían con Buenos Aires. Esto provocó la desaparición de pueblos que quedaron aislados y desconectados, el aumento del tráfico en las rutas y los accidentes de tránsito, como así también, al haber menor oferta de transporte, el encarecimiento de los viajes para los individuos de menos recursos. Las gestiones privadas de los trenes manifiestan un total desprecio por el usuario que tiene que viajar como ganado en máquinas que son prácticamente obsoletas y por los trabajadores que en muchos casos son tercerizados. Para el capital lo que no es rentable no sirve y de esta manera no le conviene invertir, lo que genera conflicto entre el interés particular del empresario y el interés de la sociedad, tan típico del sistema capitalista. Este conflicto es parcialmente controlado con subsidios estatales cuando el estado no es propietario de empresas como sucede en Argentina con los trenes, subtes, y los colectivos.
  No obstante, la reciente estatización y recuperación de Aerolíneas Argentinas es un hecho positivo dado que la empresa ha recuperado rutas que al grupo Marsans no le eran rentables, como así también se está armando una flota de aviones que había sido vaciado por los españoles. La recuperación de la Aerolínea de bandera es posible por considerarla como un servicio público y que por ende no esté obligada a generar ganancias. Una tarea que tiene pendiente el gobierno nacional en los próximos tiempos, con respecto al sistema de transporte en su conjunto, es la recuperación de los ferrocarriles. Con la gestión privada sólo operan las líneas que generan ganancias como por ejemplo el tren Rosario Bahía Blanca por el traslado de producción en plena pampa húmeda. Claro que una inversión en infraestructura es a largo plazo por lo que implica, pero es también parte de la consolidación del proyecto de país nacional y popular.
  Como conclusión, es importante recuperar la iniciativa estatal en lo referido al transporte y al control del espacio urbano para recuperar una identidad destruida por los intereses privados, y para lograr una democratización del espacio. Esta crónica de las ciudades europeas y la comparación con la ciudad de Buenos Aires tiene como fin resaltar ciertos aspectos en donde la presencia estatal es fundamental para la democratización social.



(1) Oszlak, O. (1991): Merecer la ciudad. Los pobres y el derecho al espacio urbano, Buenos Aires: Humanitas-CEDES
(2) En el caso de España se ha liberalizado el transporte generándose un mercado, incluso la empresa estatal RENFE se ha dividido en dos empresas abriendo a la gestión publico-privado el transporte. En Inglaterra, también se ha dado paso a concesionar el servicio de trenes o la gestión de Aeropuertos, aunque cuenta con una fuerte presencia del estado regulador. En Londres por ejemplo el Transport for London empresa de carácter mixto opera todo el transporte. En Italia los Ferrovie dello Stato no se han privatizado.