"The war is not over" por Eva Stilman GLOBO NÚMERO 7, Mayo 2011

THE WAR IS NOT OVER
Notas sobre el discurso de Obama


Por Eva Stilman
evastilman@elpancholacoca.com.ar

  1 de mayo, día internacional del trabajador. Este año tuvo lugar una gran jornada de movilización con numerosos actos, reivindicaciones y protestas en países centrales y periféricos. Cuando estaba terminando el día símbolo de la lucha de los trabajadores en el mundo, habló el presidente de los EEUU, Barack Obama. Casualidad o causalidad, cada cual juzgará.
  Resulta evidente que un discurso del presidente de la principal potencia militar tiene cobertura mundial, pero teniendo en cuenta además de que se trata de un feriado internacional, podemos afirmar que existen pocas probabilidades de evadir la noticia. El discurso de Obama tiene como interlocutores al pueblo estadounidense y al mundo, plantea dar un mensaje (o varios, en realidad) no sólo a los habitantes de EEUU sino a todos los habitantes del planeta. Dejando en claro esto, veamos cuáles son algunos de los mensajes que el presidente Nobel de la Paz emitió al mundo.

La familia (norte) americana
  Con lo que respecta al mensaje especialmente destinado al pueblo norteamericano, el énfasis estuvo puesto en la apelación a la cohesión interna bajo la imagen de “famila americana” que se reúne a partir de un atentado proveniente de un enemigo externo, pero que puede estar en cualquier lado. El relato de Obama sobre el 11 de septiembre utiliza frases como “un luminoso día”, “un cielo sin nubes”, donde se puede entrever la idea de que todo funcionaba de maravillas en la vida cotidiana estadounidense, hasta que alguien interrumpió el sueño (norte)americano. Interrupción que al mismo tiempo unió a la familia (norte)americana: “El 11 de septiembre de 2001, en nuestro tiempo de dolor, el pueblo estadounidense se unió. Ofrecimos una mano a nuestros vecinos, y a los heridos, nuestra sangre. Reafirmamos nuestros lazos en común, y nuestro amor por la comunidad y el país. Ese día, sin importar de dónde veníamos, a qué dios orábamos, o de qué raza o grupo étnico éramos, nos unimos como una familia americana.”
 Es bien sabido que las guerras son una herramienta de cohesión interna. Los Estados-Nación capitalistas (en especial los expansionistas) han utilizado este tipo de recursos a lo largo de su historia. La guerra constituye no solamente un negocio, sino que es una herramienta fundamental para sostener y/o consolidar órdenes sociales (políticos y económicos) tambaleantes. El imaginario colectivo se crea a partir de la construcción de un enemigo amenazante, frente al cual hay que unirse para combatirlo y en donde no cabe hacer críticas hacia el interior.

El relato de una guerra global 
 Obama sostiene que “pronto supieron” que los ataques fueron perpetrados por Al Qaeda, organización que “había declarado abiertamente la guerra a Estados Unidos y se había comprometido a matar inocentes en nuestro país y en todo el mundo. Y así fuimos a la guerra contra Al Qaeda, para proteger a nuestros ciudadanos, nuestros amigos y nuestros aliados.” El compromiso de matanza de inocentes era supuestamente “en todo el mundo”, sin embargo EEUU fue a la guerra para proteger a sus “ciudadanos, amigos y aliados”. He aquí una cuestión fundamental que se desprende en dicha frase, porque en todo caso, los que estarían en riesgo serían los “ciudadanos, amigos y aliados” de los EEUU y no “todo el mundo”, por lo que hacer eco de “el mundo bajo amenaza” resultaría una verdadera falacia. Otra posibilidad es que EEUU esté intentando poner en situación de alerta a todo el mundo para crear la necesidad de convertirse en amigos o aliados a los países que todavía no lo han hecho. Si fuera así estaríamos frente a la tradicional lógica mafiosa: yo creo y te meto en una situación de peligro, para ofrecerte luego protección.
  En el relato alarmista se incluye a sujetos que no tienen porqué preocuparse de posibles represalias. Esto ha sido reforzado por los medios hegemónicos del mundo y sus equivalentes locales bajo el lema: “El mundo bajo amenaza” que han repetido incansablemente. Los canales de noticias dieron una cobertura triunfalista, seguida de un curioso complemento: el miedo. Merece nuestra atención cómo se puede llegar a conjugar triunfo con miedo. Si algo caracteriza a un discurso triunfalista es precisamente una especie de omnipotencia, propia del recién vencedor. No resulta muy creíble que alguien que acaba de triunfar sienta miedo, a excepción de que considere que su triunfo no es muy justo que digamos. Sin embargo, Obama repite la palabra justicia, así que, al menos en lo que concierne a este discurso, no sería el caso. Otra de las opciones es que el triunfo pertenezca a unos y el miedo deba pertenecer a otros. En este caso, sí es posible conjugar en un mismo discurso triunfo y miedo: el triunfo le pertenece a un aparato militar y el miedo le pertenece a todos los ciudadanos y ciudadanas de todas las partes del mundo.


Yo, el Comandante en Jefe
  Obama deja en claro que se ha puesto a la cabeza de la lucha antiterrorista: “ordené a Leon Panetta, director de la CIA”,  “decidí”, “bajo mi dirección”, “como Comandante en Jefe”. Obama nos dice: Sí, yo, Obama, el que recibió el Nobel de la Paz, soy ante todo el Comandante en Jefe de la potencia militar imperial más poderosa del mundo.
  Es ante todo el presidente de los EEUU, país que “puede hacer lo que se proponga”. No sólo eso, sino que establece una línea de continuidad al citar explícitamente al ex presidente Bush: “He dejado claro, al igual que el presidente Bush lo hizo poco después del 11-S, que nuestra guerra no es contra el Islam”. Obama establece una continuidad con la política intervencionista, aclarando a sus “amigos y aliados” islámicos que con ellos no hay problema mientras, claro está, continúen colaborando con la lucha antiterrorista.
  Obama construye (o más bien, retoma) un relato acerca de cuándo comenzó la guerra: “El pueblo estadounidense no eligió esta lucha. Llegó a nuestras costas, y comenzó con la masacre sin sentido de nuestros ciudadanos”. Obama omite las intervenciones norteamericanas en Medio Oriente y sostiene el mito de que todo comenzó un 11 de septiembre. La guerra “les llegó”, las labores de su aparato militar en el mundo nada tuvieron que ver. No hay un antes que explique o intente explicar un 11 de septiembre, porque las causas que podrían motivar atentados a EEUU (o a sus amigos o aliados) son definidas como “sin sentido”. Otra de las omisiones que hace Obama con respecto a la “guerra antiterrorista” es precisamente la invasión estadounidense a Irak.
  Cuando Obama hace referencias al aparato militar estadounidense y sus respectivas colaboraciones de inteligencia no hay más que halagos y agradecimientos: “incansable y heroico trabajo de nuestro ejército y nuestros expertos en contraterrorismo”, “tras años de duro trabajo de nuestros servicios de inteligencia”, “Un pequeño grupo de estadounidenses llevó a cabo la operación con extraordinaria valentía y capacidad”, “damos gracias a la inteligencia y a un sinnúmero de profesionales de la lucha contra el terrorismo que han trabajado incansablemente para lograr este resultado”, “Damos gracias por los hombres que llevaron a cabo esta operación, ya que ejemplifican el profesionalismo, el patriotismo y la valentía sin igual de los que sirven a nuestro país”. Constantemente se revindica la efectividad del aparato militar, remarcando así la necesidad de sostenerlo.


El deber ser y el deber hacer 
  Cuando Obama le habla al mundo aparece el famoso deber ser, claramente imperativo: aquellos que creen en la paz y en la dignidad humana, deben saludar este asesinato. Obama sostiene que “su desaparición debe ser bienvenida por todos los que creen en la paz y la dignidad humana”. El término utilizado es desaparición, palabra nefasta en la Argentina, al igual que la imagen de arrojar un cadáver al mar.
  Obama nos muestra además qué se debe hacer. La clave está en la cooperación: “Con los años, he manifestado en repetidas ocasiones que tomaríamos medidas en Pakistán si tuviéramos la certeza de que Bin Laden se encontraba allí. Eso es lo que hemos hecho. Pero es importante señalar que nuestra cooperación antiterrorista con Pakistán nos ayudó a llegar hasta Bin Laden y el recinto donde se escondía”. El mensaje es claro: esta es la forma en la cual queremos que se comporten las naciones del mundo. Si nosotros decidimos que vamos a intervenir en su territorio, ustedes deben cooperar en la lucha antiterrorista. Deberán cooperar, porque la guerra no ha terminado: “Esta noche he llamado al presidente Zardari, y mi equipo también ha hablado con sus homólogos paquistaníes. Están de acuerdo en que éste es un buen e histórico día para nuestras naciones. Y en el futuro, es esencial que Pakistán continúe unido a nosotros en la lucha contra Al Qaeda y sus afiliados”. Pakistán es el ejemplo a seguir. Obama sostiene que “en todo el mundo, trabajamos con nuestros amigos y aliados para capturar o matar a decenas de terroristas de Al Qaeda”. Es decir, EEUU no trabaja solo y es mejor que todos colaboren. 


Estados Unidos puede hacer lo que se proponga
    El mensaje final remarca que EEUU es y seguirá siendo fuerte: “Seremos implacables en la defensa de nuestros ciudadanos y de nuestros amigos y aliados. Seremos fieles a los valores que nos hacen quienes somos”, “el logro de hoy es testimonio de la grandeza de nuestro país y la determinación del pueblo estadounidense”, “La causa para asegurar a nuestro país no se ha completado. Pero esta noche, volvemos a recordar que Estados Unidos puede hacer lo que se proponga. Esa es la historia de nuestra historia, ya sea la búsqueda de la prosperidad de nuestro pueblo, o la lucha por la igualdad para todos nuestros ciudadanos; nuestro compromiso de defender nuestros valores en el extranjero, y nuestros sacrificios para hacer del mundo un lugar más seguro.” La “historia de su historia” es que Estados Unidos puede hacer lo que se proponga porque es una potencia imperial. 
  Al pueblo norteamericano le dice: si nos unimos podemos hacer lo que queramos. No es momento de críticas, porque me he puesto a la cabeza de la lucha antiterrorista. Esta es una demostración de la efectividad de nuestro aparato militar. La guerra no ha terminado, debemos temer represalias por ello necesitamos sostener a nuestro aparato militar.
  Al mundo le dice: nuestro aparato militar puede hacer lo que queramos, es mejor que cooperen. No nos importan los juicios. No nos importan las leyes internacionales. EEUU sigue teniendo vocación imperial más allá del Nobel otorgado. EEUU seguirá interviniendo (bajo distintas formas) y atropellando las soberanías nacionales cuando lo considere necesario, porque EEUU declara su “compromiso de defender nuestros valores en el extranjero”.
 Las potencias imperialistas necesitan construir un enemigo para poner en marcha a sus aparatos militares y lograr redistribuciones del mundo. Después de la caída soviética, han ido construyendo al terrorismo como enemigo internacional para justificar intervenciones militares, políticas y económicas a lo largo y ancho del mundo. Osama ha sido siempre una excusa. Es cierto que a partir de este suceso el mundo tiene que estar alerta porque se encuentra bajo una real y concreta amenaza: los Estados Unidos de Norteamérica.



Nota: Para evitar que se acuse a la traducción de malintencionada, he tomado la versión que publicó el diario español El mundo, referente liberal de derecha. Disponible en: http://www.elmundo.es/america/2011/05/02/estados_unidos/1304331032.html
También puede verse el discurso en: http://www.youtube.com/watch?v=qnGbPFltG18