"La crisis política en España" por Sacha Pujó GLOBO NÚMERO 8, junio 2011

La Crisis Política en España


Por Sacha Pujó
sachapujo@elpancholacoca.com.ar
 
  En todo el mundo se habla, escribe y discute sobre la crisis económica y política que está afrontando España. El motivo es el levantamiento popular denominado a veces como “Movimiento 15-M”, “Toma la Plaza” o “Movimiento de los indignados”. Desde las voces de los propios indignados se percibe un malestar y un agotamiento. La consigna más coreada en los campamentos es “queremos democracia y no lo que hay ahora”, es decir, un reclamo ciudadano a la formalidad burguesa, y también al bipartidismo tradicional del PSOE y el PP, que se ha revelado como dos caras de la misma moneda.
  Desde que estalló la crisis mundial del capitalismo en 2008 la mayoría de los países europeos han optado por resolverla con más capitalismo, es decir, socialización de las pérdidas y privatización de las ganancias, o una especie de “Keynesianismo al revés”. El gobierno “socialista” del presidente español José Luis Rodriguez Zapatero, aplicó los planes de ajuste al mejor estilo de las recetas del FMI. El resultado, los latinoamericanos lo conocemos muy bien: privatizaciones, aumento de la desocupación, caída de la inversión pública y privada, congelamiento de salarios, es decir, el famoso enfriamiento de la economía para que se profundice la crisis. Parece que los indignados han tomado conciencia que estos planes sólo sirven para salvar a los dueños del capital, que con su lógica generan la crisis, y al mismo tiempo que el sistema político de representación no lo es de los intereses ciudadanos.
  El levantamiento comenzó con el llamado a ocupar las calles el 15 de mayo, una semana antes de las elecciones municipales del 22. La manifestación se organizó y canalizó principalmente a través de las redes sociales en Internet, como el Facebook y el Twitter, y también por medio de espacios como “Toma la Plaza” (tomalaplaza.net),  “Democracia real ya” (democraciarealya.es) y “Nolesvotes” (nolesvotes.com). El modo de protesta que se extiende por todo el interior de España es el acampe en plazas y calles. Las concentraciones en las principales ciudades se organizan en espacios como Puerta del Sol en Madrid y la Plaza Catalunya en Barcelona. En Puerta del Sol se formó la “Asamblea general de Acampada Sol” donde se viene discutiendo cómo seguir el reclamo y los principales objetivos.
  Los indignados se definen como “personas normales y corrientes”, apartidarios y hasta apolíticos, preocupados por la situación de España, y por la corrupción de los políticos y banqueros.[1] Algunas de las consignas más populares en los acampes son: "Los antisistema no somos nosotros, son los otros los que han destruido el sistema”, “Apaga la televisión, encended vuestras mentes” o “Si votar sirviera, estaría prohibido”. Al respecto, en uno de los materiales para la reflexión del espacio Toma la Plaza se puede leer lo siguiente: “La crisis nos ha enseñado que la política (y con ella la partidocracia) está al servicio de los mercados: que primero es preciso garantizar el beneficio de los inversores y sólo luego (y a larga distancia) viene el bienestar de la población; que es más importante rescatar a las instituciones financieras que mantener o ampliar los derechos sociales”.[2] En uno de los documentos más citados sobre los indignados, el “Manifiesto democracia real ya”, se pide por una “Revolución Ética: Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro”. Este manifiesto plantea derechos esenciales que deberían cumplirse para que exista una democracia real. Lo contrario, afirman, sucede en España donde los ciudadanos son “engranajes anónimos de una maquinaria” puesta al servicio del enriquecimiento de una elite.
  Tal vez no todos los manifestantes tienen la misma conciencia política, ni adhieren a la misma plataforma de reclamos, pero lo que se expresa en común es el descontento hacia  los partidos y representantes políticos asociados al capital, la exigencia de nuevos mecanismos de participación y control ciudadano, y la regulación estatal y ciudadana a los capitales financieros. Los indignados propusieron cuatro puntos básicos para comenzar a debatir con el resto de la plataforma y a los que consideran fácil de cumplir: Reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana; lucha contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política; separación efectiva de los poderes públicos y creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política.
  La crisis en España tiene como una de sus principales víctimas a la juventud, puesto que el 45% de las personas entre 18 y 25 años están desocupadas. Jóvenes con carreras universitarias están imposibilitados de conseguir un trabajo. A esto se le suma la imposibilidad de acceso a la vivienda propia: muchos han tenido que volver a vivir con sus padres. La gigantesca burbuja del consumo y la especulación se pinchó y muchos españoles están endeudados y tienen hipotecado su futuro.

La comparación con Argentina 2001

  Muchos analistas y medios de comunicación[3] comparan la situación que está viviendo España y también Grecia, Irlanda y Portugal, con lo sucedido en el colapso del 2001 en Argentina. Respecto a lo económico la comparación parece acertada, en cuanto a variables como desocupación, déficit fiscal, desajustes en las cuentas externas, caída de la producción industrial, y principalmente la carencia de autonomía monetaria y cambiaria. Con el Euro como moneda, España adopta un tipo de cambio completamente sobrevaluado en función de su capacidad productiva, lo que motivó el festín del endeudamiento, hecho similar a lo ocurrido en Argentina. Los ajustes de austeridad exigidos por Alemania, Francia y el Banco Central Europeo, no dan muestras positivas y la economía española se sigue desplomando.
  En cuanto a las respuestas populares también parecería haber similitudes. La ciudadanía sale a tomar la calle en contra de los ajustes, con acampes, cacerolazos y pintadas contra los bancos. Habría que matizar la afirmación de que existe una crisis de representación del sistema político, teniendo en cuenta que el partido de derecha PP ganó las elecciones municipales. La abstención electoral fue similar a las elecciones de 2007 (36%), con un 33.7%. Es decir, en el voto no se expresó la crisis de una manera distinta a las elecciones de 2007. La diferencia es que ganó el partido que es más de derecha, pero como vimos con la actual política de ajuste del PSOE, ambos se revelan como dos caras de la misma moneda. Podría afirmarse que en Argentina, en las elecciones luego de la crisis, ganó el candidato de derecha Carlos Menem, aunque se deja de lado que se bajó del ballotage porque perdía por mucho con el candidato de centroizquierda Néstor Kirchner.
  Las comparaciones no tienen en cuenta que la desigualdad en Argentina, sobre todo en su punto más alto en 2001, es incomparable con la situación en España donde la indigencia, la pobreza y la superexplotación laboral ni se acercan. El país mediterráneo no deja de formar parte de un continente imperialista que desde hace 500 años viene saqueando los recursos de Argentina y el resto de América Latina, lo que le permitió históricamente poder dar un mejor nivel de vida a su clase trabajadora.
  Habrá que esperar para ver cómo se desenvuelve la crisis y ver, por ejemplo, si se masifica y extiende al resto de Europa, y si logra cristalizarse en una alternativa política. En Argentina ya tenemos la experiencia de que eso último no se logró, y la protesta de los ciudadanos, las asambleas y demás formas organizativas de base; perecieron con la recuperación económica y estatal. Algunos pronósticos[4] han augurado que con estas movilizaciones ya nada será igual en España, y que van a paralizar la partidocracia y la prepotencia del capital. Sin duda que si esto se cumpliera sería una revolución, aunque por lo que hasta ahora vemos parece ser demasiado optimista teniendo en cuenta los resultados de las elecciones.




[1] Ver en http://www.democraciarealya.es/
[2] Ver en http://www.tomalaplaza.net
[3] Se puede observar en informes de programas de televisión como 678, Duro de Domar, o en diarios como Página 12 (“Argentina 2001, España 2011”, 8 de mayo) o La Nación  (“Del cacerolazo a las "caceroladas", 20 de mayo)
[4] Ver Atilio Boron : “Los Indignados y La Comuna de París”, Página12, 22 mayo de 2011.