"La pulpería del siglo XXI" por Leonardo Durbano CULTURA NÚMERO 8, junio 2011

La pulpería del Siglo XXI

Por Leonardo Durbano

  De a uno van a llegando. Nadie los citó, nadie les toma lista; pero nadie falta. Cuando empieza a oscurecer, todos los lunes sin pedir permiso salvo unas buenas noches, se congregan  los más devotos fieles. Siempre en el mismo lugar, llamémoslos: “los fundamentalistas de la redonda”.
  El almacén (ya templo clandestino del fútbol) escenario de cargadas y gambetas,  está atendido por su dueño que porta siempre camisetas con alusión  a la academia. No cabe otra opción, cuesta imaginarlo al muchacho hablando de cine surrealista iraní mientras corta 100 gs de mortadela. Otra de las cosas buenas del boliche, es que mientras el tipo corta algún tipo de fiambre o queso, siempre hace la degustación con los presentes; sin dudas este templo es muy particular. Sus fieles concurrentes son de lo más representativos de las clases sociales: uno luce siempre traje con la corbata en el bolsillo, otro  mameluco engrasado, y el arca varía hasta el pibe con la remera de los Ramones, que se lo escucha llegar con la motito; que es ruidosa como la banda newyorkina. También el viejo que tiene puesto el pijama combinado con medias y ojotas. Nadie conoce bien el nombre del otro, solamente el cuadro que defiende cada uno, con eso alcanza y sobra.
  Lo bueno que todavía mantiene el balompié, es que no hay distinción de clases  para opinar, y ahora con el “Fútbol para Todos”, menos aún. Todos pueden ver los errores y aciertos de los contrarios, sin pagar la cuota al monopolio que antes capitalizaba las imágenes de los partidos para su lucro propio. Entonces las conversaciones son más ricas, el folklore del gaste está latente, sin malicias. Además en los últimos torneos se abrió el abanico de candidatos al título, terminó la supremacía de  River y Boca. Salió campeón Lanús, Banfield, Argentinos, Estudiantes y Vélez. Tigre fue subcampeón dos veces, y faltó poco para que los amantes del buen trato de pelota, enloquecieran con el campeonato que le curraron a Huracán en el 2009. De todas maneras, como dijo el viejo del pijama, dentro de 20 años todavía se van a recordar de memoria a los once atorrantes de Cappa, porque no siempre la historia la escriben los que ganan. Cabe destacar, como dice la leyenda, que Ángel levantó un entrenamiento del Globo, y los llevó a los muchachos a la ex ESMA para explicarles las atrocidades que se cometieron en ese lugar en los 70. Estas deliciosas anécdotas las saben pocos. Pero en el almacén se sabe todo, siempre hay un amigo de un amigo de espía en las prácticas que trae las primicias; y si no se sabe se inventa, para no quedar mal.
  En esta pulpería del 2000 los lunes hay polémicas, la pelota siempre está bajo los tres palos, olor a gol, los parroquianos discuten, se ríen, se enojan, la pasión irracional está en hervor. En décadas pasadas ser de un club chico era bailar lento con una tía gorda. Hoy es distinto. Los chicos se animan, faltan el respeto en la Bombonera, en el Monumental, le mojan la oreja a los medios deportivos que pierden ventas, a ellos no les sirve que Godoy Cruz esté peleando el campeonato. Esto en Europa no se consigue, el Manchester City vuelve a salir campeón, lo mismo que el galáctico Barcelona de la mano del ídolo de playstation. Acá hay un tal Stracqualursi de Tigre que la mete de todos lados, pero nadie le hace notas…
  Salió campeón Vélez, esta vez en buena ley. Sin embargo,  faltando sólo tres fechas para que termine el campeonato, había siete equipos con menos de cinco puntos de diferencia, cabeza a cabeza, riñendo por ser campeón. Parece que la distribución de la riqueza… perdón distribución de los campeonatos llegó al fútbol.
-¿Tendrá que ver que el torneo se llama Néstor Kirchner?- tiró el viejo del pijama y todos sonrieron-
 -Che, me zarpé. Me están esperando con el queso para los fideos, después la seguimos- acordándome de mi mujer y del gordito.
De a uno se retiraron. En esos días, faltaba poco para saber quién salía campeón. Hubo apuestas de picadas y asados, parece que había un vento para apostar. No se crean que el timbero sólo fue el del traje caro, también apostó el del mameluco, el pibe del delivery y el viejo jubilado del pijama.
-Parece ser que de a poco la distribución de los campeonatos llegó al barrio... perdón la distribución de la riqueza-  tiró el almacenero mientras bajaba la persiana.