"El cáncer del régimen de Chávez" por Modesto Guerrero NUESTRA AMÉRICA NÚMERO 9, julio 2011

El cáncer del régimen de Chávez

Por Modesto Emilio Guerrero*

Una comunicación oficial más adecuada habría informado que el absceso pélvico es un daño derivado, aunque evitable, de una enfermedad sexual juvenil mal curada con síndorme prostático que tuvo efectos cancerígenos por las células muertas. Eso requirió dos operaciones. Y que la diverticulosis con la que está "batallando" es un resultado de las crecientes y fuertes tensiones en el ejercicio del poder, desde que se le acumularon cuatro crisis inadvertidas en apenas tres años.
La de infraestructura por las lluvias, la de hidroenergía y agrícola por la sequía, la económico-financiera llegada desde los centros capitalistas que tiró el PBI abajo de 1, la de vivienda con más de ciento cincuenta mil damnificados y un déficit histórico de más de un millón que no fue abordado en los primeros 10 años, la eléctrica y la más importante: una reducción progresiva en la base electoral desde diciembre de 2007, manifestada en las parlamentarias del 26 de septiembre del año pasado. Para completar este cuadró de alta delicadeza no precisamente clínica, una crisis carcelaria hace un mes que provocó decenas de muertos y heridos, todos evitables si se hubiera abordado una estrategia ´desde hace 5, 7 0 10 años. Cada una de estas crisis impuestas por la realidad, aunque algunas de ellas cruzadas con la ausencia de voluntad o la presencia de mala, o pésima, gestión de varios ministerios, en los que la nueva burocracia y corrupción, fragilizan la gobernabilidad.
Como me dijo un cuadro político deCaracas: "El presi se está tomando un descansito".
Lo que ha podido ser un simple episodio humano de un hombre en el poder con derecho a enfermarse, terminó en una misteriosa telenovela de capítulos insaciables. ¿Acaso es más grave que el trance oncológico del presidente paraguayo Fernando Lugo, o el de Dilma Roussef?
Pero se trata de Hugo Chávez, y con él, o alrededor de él, las cosas siempre son complejas y algunas veces herméticas. Entre ambas determinaciones nacieron los rumores, las incertidumbres y las dudas, a la derecha como a la izquierda. Cada una alimentada por una estrategia comunicacional pésima, dedica a "ocultar el sol con un dedo", como si eso fuera posible, o como si la gente, especialmente los chavistas, les creyera. Una enfermedad presidencial que tuvo 6 voceros habla de que ninguno era "vocero". En realidad, lo eran, pero de un modo de gobernar errado, esquivando la realidad, enfrentando los problemas como lo que son. Y nada hay más problemático para la goebrnabilidad de un régimen que un cáncer. Decirlo desde el principio, habría evitado las especulaciones de los enemigos y la incertidumbre de los amigos. Ambas sensaciones le hicieron más daño el gobierno, al régimen político y a la figura presidencial, que el cáncer mismo al organismo de Chávez. Este fue extirpado, el otro continúa.
Por un lado sus enemigos aprovecharon para nunciar el fin de la "era bolivariana", el "vacío del poder en Miraflores" (como en abril de 2002), el "poder bicéfalo" con Fidel, o la fábula de un gobierno dislocado en dos capitales (La Habana y Caracas). CNN llegó al extremo de cortar cinco palabras de una declaracion de más de 20 vocablps, dicha por el canciller Nicolás Maduro, para titular en términos lapidarios: "Chávez batalla por su vida" .
Y desde el pueblo trabajador, los chavistas haciendo esfuerzos para comprender mensajes contradictorios de voceros que no decían la verdad, como si la verdad fuera inútil. Olvidaron lo que algunos de ellos suelen repetir en fechas patrióticas: "Con la verdad ni ofendo ni temo" (Gervasio Artigas)
Ambas ansiedades pudieron ser evitadas si la enfermedad se hubiera tratado como lo que es: un asunto de Estado, o sea de interés social, es decir: una derecho informativo.
Loq ue evidenció el tratamiento dado a la enfermedad de Hugo Chávez es el síntoma de un síndrome mayor cuya explicación hay que buscarla en el tipo, o "modelo" de régimen institucional armado en Venezuela. Su estructura y funcionamiento jerárquico combina lo peor del anterior, y muy poco de lo mejor de las nuevas instituciones bolivarianas.
Chávez, que es apenas un resultado de ese régimen, absorbió con cada función gubernamental en su Despacho, los problemas, las tensiones y presiones dislocantes del conjunto del Estado, el régimen, la sociedad y las que le vienen de afuera.


*Escritor y periodista venezolano. Autor de ¿Quien inventó a Chávez? Y Doce Dilemas de la Revolución Bolivariana.